28A: El gurú de Sánchez a examen

  • Iván Redondo no engaña a nadie, sus métodos ya eran conocidos. Cuando entra en contacto con Albiol, candidato a la alcaldía de Barcelona por el PP, le pregunta qué material de provecho electoral tiene
  • Dicen que ésta será una campaña muy intensa, muy televisiva. De momento sitúa al país más cerca del establo que del sentido de Estado

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Cuando estalló el escándalo del relator, presidentes autonómicos socialistas pidieron públicamente la convocatoria del comité territorial del PSOE, creado por Pedro Sánchez para mejorar la participación democrática del partido. Ni les contestó. Ya no necesita consultar ni al Comité Federal ni a los dirigentes autonómicos ni a los queridos militantes del “noesno”, ahora decide por todos el gurú de Moncloa, Iván Redondo. Guía a Sánchez, a los ministros, al partido. Son, pues, las habilidades del mago de la Moncloa lo que se pone a prueba el 28-A.

En el tiempo que he dedicado a redactar este artículo veo cómo circulan relatos que duran minutos, se deshacen en el aire uno tras otro y, sin dejar huella, son sustituidos según las necesidades del momento. Ahora mismo compruebo que, desde Moncloa, se hace circular uno más. Los independentistas, se señala, quieren que pierda las elecciones Sánchez y que las ganen “los del 155”, para que España sea ingobernable. Pero, se advierte, el presidente sería el muro que detiene a los que quieren romper España. Este mensaje, contradictorio con otros anteriores, se repite ordenadamente por todas partes, en programas de humor, tertulias, viñetas humorísticas, crónicas del “según fuentes”, artículos de fondo, reflexiones de intelectuales. Parecen spots publicitarios que se pasan una y otra vez, y todos salen encriptados desde la sede del gobierno.

Impresiona ver con qué rapidez se cambian los relatos. Del Aquarius por un día a “lo que diga Europa”, de “se puede gobernar por decreto” a “me llamarán clásico, pero no se puede gobernar sin presupuestos propios”. Del acuerdo comercial con Canadá es un desastre a qué beneficioso es el cuerdo con Canadá. Con la misma velocidad se improvisa una explicación del resultado de Andalucía como “los de izquierda se abstuvieron porque no vieron venir a Vox, ahora que lo saben, irán todos a votar”, o se pasa del “giro a la izquierda” al “todo el centro es nuestro”. Y, así, sin parar. Iván Redondo no engaña a nadie, sus métodos ya eran conocidos. Cuando entra en contacto con Albiol, candidato a la alcaldía de Barcelona por el PP, le pregunta qué material de provecho electoral tiene. Los inmigrantes, la xenofobia que había prendido en la ciudad, le ofreció como munición. El mago no necesitó más y organizó la campaña más racista que se haya conocido en España: “Limpiando Badalona”.

Lo de Sánchez no son zigzagueos inconscientes, responde a una estrategia comercial muy pensada del gurú socialista. Pero el resultado convierte al presidente, utilizando la imagen de Churchill, en un político-sofá que adquiere la forma del último que se sentó en él. Tantos cambios de opinión puede que no tengan importancia en el campo de la publicidad comercial, en las guerras pepsi-cocacola, pero para un proyecto político son letales. Lo que consigue este mercachifle es que el PSOE sea percibido sin un perfil estratégico, que su candidato haya perdido lo que nunca puede perder un líder político, el derecho a ser escuchado. Si se le ve diciendo cualquier cosa sobre cualquier cuestión, su palabra no vale nada.

Michael Ignatieff, uno de los mejores expertos sobre poder político, sentencia que “no puedes ser elegido sin poseer el derecho a ser escuchado”. Y ese derecho se gana personalmente, no se logra como pupilo de un mago de la publicidad que te hace decir una cosa y su contraria “en horas veinticuatro”. No recuerdo que Obama, Trudeau o Macron necesitaran un gurú para ganarse el derecho a ser escuchados. No hay mago que pueda mantener en pie la imagen de un candidato al que se pretende convertir ahora en el azote de Torra, después de negociar durante nueve meses con los independentistas y mendigarles el voto a sus presupuestos. Es difícil creer a quien dibuja un candidato moderado cuya única oportunidad de volver a la presidencia depende de quienes, como Iglesias y Colau, defienden el “derecho a decidir” y de los propios independentistas.

El resultado del 28-A se decide en el centro electoral. De ahí la batalla por potenciales votantes socialistas que no quieren ni oír hablar del “diálogo” con independentistas, como se vio en el aviso a navegantes de 700.000 electores de izquierda en Andalucía. Esos electores, ampliados a escala nacional, que rechazan a Torra y a Vox, que se abstuvieron o votaron a Cs en Andalucía, que no se ríen con el chiste de limpiarse los mocos con la bandera, de España, por supuesto, serán decisivos en las generales. De poco sirve que ahora el spin doctor de Sánchez intente hacer desaparecer del calendario los últimos nueve meses. Señor gurú: no se puede y, cuando se despierten el 28-A, allí seguirá su relator.

Cuando Tezanos, utilizando los medios del CIS, ha intentado averiguar qué pasó con esos electores decisivos de Andalucía, se ha perdido en el laberinto. El sociólogo de Sánchez sigue en la época en la que hizo la mili. Hace mucho que las empresas de encuestas de EEUU clasifican a los potenciales electores en tres grupos: republicanos, demócratas e independientes. Saben que hay que centrarse en el tercer grupo, el que inclina la balanza. El pasado enero, la empresa Gallup hizo un estudio de opinión que demuestra que los independientes, los que cambian su voto según las circunstancias, los que no siguen religiosamente al partido, está creciendo espectacularmente. Si en los años ochenta representaban un tercio, hoy se acercan a la mitad. Y no afecta sólo a EEUU, como demuestra Moisé Naim en El fin del Poder. Ya puede buscar Tezanos a los 700.000 con su brújula averiada.

Dicen que ésta será una campaña muy intensa, muy televisiva. De momento sitúa al país más cerca del establo que del sentido de Estado, por recordar a Baltasar Gracián. Pero no hay muchas incógnitas. Ya puede enredar el gurú con sus terminales, pero, del 28-A, o sale un gobierno que dependa de Vox o uno que vuelva a la mesa con relator. España bloqueada, en cualquier caso. Se pueden irritar con la decisión de C's de comprometerse a no pactar con el PSOE de Sánchez, pero no hacen más que certificar una obviedad. Si Rivera depende de Vox, Sánchez depende de Torra.

¿Cómo termina esta historia? Haré mi previsión. El 28-A es solo un tránsito hacia las elecciones del 26-M. Será entonces cuando asistamos al momento disruptivo, sísmico, que hace años está buscando la política española. Ni el PNV podrá evitar que muchos líderes territoriales socialistas busquen una salida en el pacto con Ciudadanos. Ese será el fin del gurú y de Sánchez, el resistente, de la capacidad de influencia en la política española de los soberanitas, del poder del PSC de Iceta para desfigurar al PSOE. ¿El gobierno de España? Su futuro se ajustará a la dinámica del 26-M, sin remedio. Confío en que sea el momento en que se pase en España del establo al sentido de Estado.

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