¿Qué quedará de las movilizaciones por el clima?

  • "Las recientes movilizaciones sobre la declaración de emergencia climática abren de nuevo el debate sobre los métodos de lucha más útiles para lograr un propósito"
  • "Con las movilizaciones contra el cambio climático y en defensa del planeta, de nuevo encontramos propuestas generalistas sin mecanismos de intervención concretos"
  • "Lo que es importante, y la experiencia nos ha enseñado, es que los métodos de lucha requieren estructuras sólidas de organización"

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¿Qué hace más fuerte a una lucha social? ¿Contar con cien personas organizadas de forma estable con una sede física y tener propuestas de intervención políticas concretas? ¿O contar con mil personas movilizadas en la calle sin organización entre ellas ni sede ni propuestas de intervención institucional definidas? Las recientes movilizaciones sobre la declaración de emergencia climática en torno a la denominada plataforma 2020 Rebelión abren de nuevo el debate sobre los métodos de lucha más útiles para lograr un propósito. De nuevo se impone la movilización de aluvión frente a estructuras organizadas.

Llevamos ya varias experiencias similares de movilizaciones con resultados nulos. El siglo XXI comenzó con Foros Sociales Mundiales, donde decenas de miles de jóvenes, y no tan jóvenes, organizaban eventos de discusión y debate con sus correspondientes manifestaciones y con todo un crisol de colectivos participando de forma no jerárquica. Renegaban de partidos políticos y gritaban (gritábamos) “otro mundo es posible”. No cambiamos nada. Las organizaciones a las que nos enfrentábamos, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, etc. ni se han inmutado, siguen igual y los foros han desaparecido. Solo siguen los partidos políticos y las organizaciones estables que había antes de que llegaran esos foros. Solo se avanzó en conseguir nuestras reivindicaciones en algunos países latinoamericanos donde algunos de esos partidos de izquierda llegaron al gobierno, y solo se ha avanzado mientras se han mantenido en el gobierno.

En España tuvimos el 15M, de nuevo movilizaciones de aluvión que renegaban de partidos y sindicatos. El resultado salta a la vista, siguen gobernando los mismos y el poder institucional de quienes queremos cambiar las estructuras no ha crecido. Las organizaciones políticas de izquierda y sindicatos ni se han fortalecido ni las han mejorado.

Y ahora, con las movilizaciones contra el cambio climático y en defensa del planeta, de nuevo encontramos propuestas generalistas sin mecanismos de intervención concretos. No se ven propuestas legislativas para nuestros parlamentos, ni decretos ni decisiones concretas que se exijan a nuestros gobiernos. No se ve cuál es la forma de intervenir que le piden que lleven a cabo los partidos políticos, que, al fin, son quienes llevan las propuestas a los parlamentos y allí se aprueban. No se señalan los nombres de empresas contaminantes, ni las malas decisiones de gobiernos concretos. No se pide ninguna intervención de los ciudadanos en clave electoral, ni tan solo se pide que al menos no voten a los que están llevando al planeta a la destrucción (Lo que griten algunos en las manifestaciones no se puede considerar una reivindicación orgánica formal en ninguna movilización).

Los líderes de estas movilizaciones solo declaran que lo que exigen es “la declaración de la emergencia climática con políticas vinculadas y acordes con la magnitud de una crisis”, “una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero y acciones de justicia climática respecto a las personas desfavorecidas”. Las acciones que empezaron en Madrid son, dicen para exigir "al Gobierno y a las empresas" abordar "en serio" la crisis climática. Más indefinición imposible.

Como he señalado, la plataforma que origina esta movilización y lidera se llama “Plataforma 2020 Rebelión por el clima”. Veamos qué dicen en sus documentos. El primero de ellos responde la pregunta ¿Qué es 2020 Rebelión por el clima?: “2020 Rebelión por el clima es una plataforma de acción no violenta frente a la crisis climática y ecológica. La plataforma no impone ningún objetivo concreto ni ninguna táctica. 2020 Rebelión por el clima es un movimiento de movimientos de gran diversidad, sin portavoces ni capacidad de interlocución, cuyo principal propósito es coordinarse para la acción no violenta bajo el paraguas de la justicia climática”.

Es decir, de nuevo una estructura de aluvión que “coordina” las organizaciones que ya había. Afortunadamente alguna de las existentes tienen una trayectoria firme y clara, como Ecologistas en Acción, y, afortunadamente, ahí están, dentro de 2020 Rebelión por el clima, junto a líderes ecologistas de absoluta solvencia como Jorge Riechmann. La duda es si todo esto fortalece a las organizaciones actuales o las diluye, como ha pasado en las experiencias anteriores.

Francamente, el llamamiento de la plataforma me parece inconcreto, sin sustancia ni capacidad de intervención:

“Apoyamos a todas las personas de cualquier género, origen, lengua, capacidad física, orientación sexual, experiencia, edad o creencia. Nos solidarizamos con todos los seres vivos.

Nos comprometemos a asumir la responsabilidad de nuestro pasado común, presente y futuro. Nos rebelaremos para cambiar un sistema letal.

Nos rebelaremos por la vida, por nuestros derechos, por nuestra humanidad, por la justicia.

Nos rebelaremos durante el tiempo que sea necesario y no nos rendiremos.

Estaremos preparados/as, con demandas y estrategias de acción, y no nos cogerán por sorpresa.

No abandonaremos nuestro futuro en manos de políticos que dicen representarnos, o de intereses corporativos, que solo buscan sus beneficios.”

Y en el apartado de Nuestra Estrategia no muchos más de que “Nos reunimos y desarrollamos objetivos concretos que se ajusten a nuestras capacidades nacionales y regionales”.

Veamos el balance que hace de las últimas movilizaciones y sus perspectivas. Señalan así en el apartado “Otoño 2019: Primera ola de acción”:

“Hemos acordado que queremos empezar y terminar juntxs esta primera oleada– ya sea en nuestras narrativas o durante un período de tiempo conjunto. ¡Este final será un momento de celebración! No importa lo grande que sea entonces: habremos llegado juntos y habremos dado el primer paso en un levantamiento coordinado, estratégico.  Nos habremos empoderado a nosotrxs mismxs – dándonos cuenta de que no es solo que el cambio es necesario, sino que puede ocurrir. A través de nosotrxs, de nadie más. No nos habremos limitado a decir “¡basta!”. Lo habremos promulgado”.

[Y continúan con los siguientes pasos a dar] “reclamaremos un poder democrático reuniéndonos en asambleas y definiendo los pasos a seguir para asegurar la justicia climática. Y si no estuviéramos ahí aún, eso no importará de ninguna manera: en esas asambleas planificaremos la segunda ola de perturbación, a la que nos lanzaremos en enero de 2020 – con determinación y estrategia de nuevo. Pero también con alegría, amor y una rabia imparables”.

De nuevo vuelvo a la pregunta del principio. ¿Muchas personas en las calles convocadas por internet sin otro elemento organizativo estable supone mayor músculo para una lucha social? Para algunas de las acciones no violentas convocadas en Madrid se habían organizado 24 horas antes, mediante unos centenares de personas que se habían congregado  sin conocer apenas detalles sobre el qué, el cómo, el dónde o el cuándo. Se enteraron de a qué se exponían legalmente al participar en acciones de este tipo allí. Establecieron vínculos entre ellos y, además, se tenían que conocer en ese rato.

¿Se incorporará más gente a Ecologistas en Acción u otros grupos ecologistas de larga trayectoria e irá más gente con regularidad a sus reuniones? ¿Habrá una mayor presencia y sensibilidad ecologista en las reuniones de los partidos políticos que elaboran sus programas? ¿Se integrarán en los sindicatos más ecologistas que planteen medidas en el seno de las grandes empresas contaminantes?

Sin duda movilizarse por causas como la defensa y la lucha contra el cambio climático es fundamental y necesario. Por supuesto, sin salir a la calle no hay movilización. Lo que es importante, y la experiencia nos ha enseñado, es que los métodos de lucha requieren estructuras sólidas de organización, objetivos precisos que no se limiten a frases rimbombantes diseñadas para lograr el consenso de todo el mundo a costa de perder concreciones y propuestas de intervención en las instituciones, que es donde se toman las decisiones políticas. Y en el caso del cambio climático, señalar los responsables, porque limitarse a decir que somos todos es la mejor forma de garantizar la impunidad de los verdaderos culpables.

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