El futuro de las nuevas tecnologías

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Sebastián Muriel *

Gracias a la extraordinaria generalización y capacidad de comprensión de las TIC en estos últimos años, podemos comprobar cómo día a día, su uso no se restringe sólo a los más expertos sino que está abierto a todos los ciudadanos. Esto es determinante, ya que está posibilitando que todos nos hayamos convertido en sus principales beneficiarios y en protagonistas activos.

Este era el objetivo fundamental del Plan Avanza, una apuesta estratégica de primer orden del Gobierno que se ha convertido en un instrumento decisivo para situar a nuestro país en el lugar que le corresponde entre los más avanzados en el desarrollo de la Sociedad de la Información: somos ya cerca de 26 millones de internautas en España (la cuarta comunidad más importante de Europa), y nos hemos convertido en pioneros en ámbitos como la sanidad, la educación en red o la identidad digital con iniciativas como el DNI electrónico, con casi 18 millones de unidades expedidas y gracias al cual, 7 millones y medio de españoles han podido realizar este año la declaración de la renta por Internet.

Pero aún hay más: si retrocedemos en el tiempo tan sólo 6 años, observamos que un 20% de la población no tenía posibilidad de conectarse a la Banda Ancha. Hoy, ese porcentaje se ha reducido a menos del 1%. La Televisión Digital Terrestre no existía; tampoco la Administración electrónica; y casi un 8% de la población se encontraba sin acceso a la telefonía móvil.

No tengo ninguna duda que estas tecnologías también están fomentando que nuestro país sea cada vez más competitivo, ya que más de la mitad de los incrementos de productividad que se producen en Europa en la actualidad se deben a las TIC, y ello a través de tres vías distintas: directamente, a través de su inversión; indirectamente, incrementando la productividad de otros insumos mediante el avance tecnológico; y, finalmente, mejorando la eficiencia de otros sectores.

En el futuro, estoy convencido que las TIC seguirán desempeñando este papel de “locomotora” de nuestras economías, por dos razones: en primer lugar, porque, visto en perspectiva, estamos todavía en una fase de explotación inicial de las posibilidades que nos ofrecen. En segundo lugar, porque los efectos tardan en

manifestarse, siendo necesario un período de tiempo suficientemente largo para que afloren todas sus potencialidades y para que otros activos complementarios ligados a las mismas, como las cualificaciones o los activos organizacionales, puedan recombinarse de forma exitosa.

Siendo visible su papel como generador de riqueza, la mejora de la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos será, en última instancia, el objetivo principal al que se orientarán las TIC del futuro. Ahora bien, no existe una lógica inercial por la cual un escenario como el que acabo de describir sea el único escenario de futuro. Para que ello pueda ser una realidad, todos los agentes económicos y sociales debemos plasmar nuestro compromiso y trabajar para ello, en el sentido en que se ha hecho hasta ahora. Entre todos estos agentes, el sector público asumimos un papel muy relevante en este proceso como dinamizadores, prescriptores y espejo sobre el que otros pueden mirarse.

Finalizo ya con una cita de Jovellanos, que decía que “el porvenir está abierto”. Aprovechemos por tanto, todos, la oportunidad que tenemos para apostar decididamente por las nuevas tecnologías, con el fin de comprender, participar e incluso liderar los nuevos desarrollos tecnológicos para contribuir al desarrollo de nuestra sociedad.

(*) Sebastián Muriel es director general de la entidad pública red.es. Previamente desarrolló su carrera en Hewlett Packard (1995-1996), Lucent Technologies (1997-2001) y Pricewaterhouse Coopers.

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