La caza del Faisán y el tratamiento del terrorismo
Germán Gómez Orfanel
¿Qué pasaría por la cabeza de Ricardo Martí Fluxá, Secretario de Estado para la Seguridad y número 2 de Jaime Mayor Oreja, entonces Ministro del Interior del Gobierno de José Maria Aznar, aquel 19 de mayo de 1999 en Zurich, cuando en compañía del secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y de Pedro Arriola, se dirigía al encuentro con los dirigentes de ETA. “ Mikel Antza” y Belén González Peñalba, que habían participado en diversos asesinatos, incluso de miembros del Partido Popular.
Pensó con desagrado que quizá tendría que darles la mano, y a lo mejor intercambiar números de móvil, si las circunstancias lo justificaran. Todo sería más difícil probablemente que la reunión mantenida , meses atrás, el 11 de diciembre en un pueblo de Burgos, con los miembros de Herri Batasuna, Arnaldo Otegui e Iñigo Iruin.
Pero estaba haciendo Política con mayúscula, favoreciendo un posible proceso de paz, y siguiendo las instrucciones de de sus Jefes, dispuestos a ser generosos y también comprensivos si ETA dejaba las armas, incluso el PSOE había manifestado su apoyo a través de Borrell y Almunia. No estaba colaborando con el terrorismo, ni mucho menos, estaba negociando, al servicio del interés de España, y si las cosas salieran bien, en lógico beneficio del Gobierno y del Partido Popular, y se sintió más relajado.
Todo esto puede ser considerado como parte de una ficción, pero basada en hechos reales.
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La negociación política con el terrorismo trastoca muchas reglas de juego, vigentes en el tiempo de la normalidad y afecta incluso al funcionamiento del Estado de Derecho. Puede incluir reuniones con delincuentes que en otras circunstancias serían detenidos, modificar leyes, liberar presos…
Por ello, porque afecta sustancialmente a la legitimidad del Estado, precisa del apoyo de la mayoría de los ciudadanos, y debe respetar límites que no se pueden traspasar y establecer objetivos con sensatez y firmeza, sin permitir una actuación de igual a igual con los terroristas, que perjudicaría a la dignidad de un Estado democrático.
Cuando un Gobierno de tal carácter, decide iniciar una negociación, debe hacerlo público, conseguir incluso la colaboración expresa del Parlamento, y de instancias internacionales. Se crea una nueva situación, en la que muchas veces los márgenes de actuación de los poderes públicos no quedan claros. Por ejemplo , los jueces que son independientes y tienen sus tiempos y procedimientos propios, ¿ deben seguir actuando como si no existiera una negociación política, fiat iustitia, pereat mundus, o por el contrario deberían adaptarse o al menos ser deferentes con las nuevas circunstancias ?
¿ Y la Policía y restantes Fuerzas de Seguridad ? , tendrían que oscilar entre seguir persiguiendo a los terroristas y no entorpecer ni poner en peligro las negociaciones emprendidas.
En tal escenario es donde se sitúa el renombrado “caso Faisán”, que en estos últimos tiempos, transcurridos casi cinco años desde que se produjeron los hechos, resurge con notable intensidad y virulencia. Lo que hoy puede parecer escandaloso, en una etapa de negociación que luego fracasaría, quizá no lo fuera tanto. En cualquier caso los integrantes de la red de extorsión de ETA fueron detenidos poco tiempo después.
En realidad , como tantas otras cosas, es sobre todo un instrumento valioso para ser utilizado hasta la saturación,por el Partido Popular y colaboradores mediáticos,con vistas a cercanos procesos electorales, para debilitar o eliminar a personajes políticos.
El Diccionario de la Lengua se refiere a dicho animal , como un ave con penacho de plumas en la cabeza, cola muy larga, plumaje de vivos colores en el macho y muy apreciada por su carne. Quien lo diría, a la vista de su imagen y teniendo en cuenta que el próximo 28 de julio cumplirá sesenta años. Probablemente seguirá manteniendo un atrayente sabor político.
( El material incluido en este blog procede de www.uv.es/pla/terrorisme/ETAPP.htm )
