Periodismo de Ejército

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“Los gobiernos necesitan ejércitos que los protejan contra sus súbditos esclavizados y oprimidos” (León Tolstoi).

Acaban de clausurarse las VIII Jornadas de Corresponsales de Guerra, organizadas por la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra. No, el post de hoy no está dedicado a qué gastos debería recortar el Estado antes de dar tijeretazo a la educación o la sanidad. ¿Acaso una escuela de Guerra no forma parte del ámbito de la educación? El post de hoy está dedicado a la grandeza de un master diseñado por nuestro glorioso Ejército para que los periodistas puedan informarnos con rigor sobre el conflicto socio-político más grave de cuantos podemos padecer. ¿Un divorcio? No, una guerra. El programa, diseñado para “proporcionar al periodista que se desplace a una zona de crisis o conflicto unas habilidades y conocimientos que le permitan desarrollar su trabajo en las mejores condiciones de seguridad y supervivencia”, tiene muy buena pinta: el lunes, talleres de estrés y de primeros auxilios (heridas). El martes, sensibilización de minas. El miércoles, conducción todo terreno y simulación de impacto y vuelco. Y el jueves, prácticas de campo. Poco más se puede pedir… Salvo, quizá, alguna teórica sobre manejo de cápridos, por si toca cubrir una carga de la Legión.

Tal vez se pregunte usted por el nivel académico de los participantes. Uno de los periodistas invitados por el Ejercito es el paparrazzi y tertuliano de programas rosa Miguel Temprano, así que ya se puede ir haciéndo una idea. En cualquier caso, que el Ejército te enseñe a informar sobre el ejército debería ser, para un periodista, como que Botín te invite a un curso de formación sobre especulación, o El Corte Inglés a otro sobre derechos laborales. Una incongruencia.

El periodista tiene la obligación de informar precisamente de aquello que el poder no quiere que informe. Y el Ejército es, no lo olvidemos, uno de los brazos ejecutores más recios del poder. ¿Les habrán contado en estas Jornadas cómo enfocar la información, publicada hace unos días en cuartopoder.es, sobre el contrato de nuestro Ejército para adquirir, por valor de 8 millones de euros, 10 morteros sobre vehículos con destino a Afganistán?.  ¿Analizarán con los reporteros la deuda militar española, que asciende hasta los 27.000 millones de euros y cuyo pago se extiende hasta 2015?. ¿Les pondrán en la pizarra el gráfico sobre equivalencias del gasto militar de Epi y Blas?

Gráfico: grupotortuga.com y antimilitaristas.org

Me temo que estos cursos son una pérdida de tiempo. ¿Quieren ustedes formar a los periodistas que quieren escribir sobre conflictos bélicos? Acudan a los clásicos, invoquen al consejo de sabios, recurran a la tribu. Ellos quizá no puedan aconsejar a los novatos sobre moral o ética, pero sus conocimientos sobre whiskies de Malta, coches deportivos y tertulias de televisión son descomunales. Enseñarán a los jóvenes aspirantes a corresponsales de guerra cómo escribir la crónica de una batalla sin correr el más mínimo riesgo: algunos han firmado textos inolvidables, que olían a pólvora y sangre, con un gin tonic en la mano, sin haber pisado el campo de batalla, desde el bar del hotel. O recostados en el sofá de su casa de  Madrid. En ocasiones, incluso ha sido el mismísimo director del periódico quien les ha escrito la crónica desde su despacho. Periodismo ficción, sí, pero periodismo a fin de cuentas.

P.D.

Sería muy injusto no recordar en un post como éste a aquellos grandes periodistas que, armados con una cámara de fotos o un bolígrafo (o un iPad), documentan para nosotros las miserias de la guerra. Son nuestros ojos en el frente, aquellos que se juegan la vida por mantenernos informados de lo que sucede en los lugares más olvidados y peligrosos del planeta. Gracias a ellos no podemos decir que ignoramos lo que está sucediendo ahí fuera. Francisco Peregil en estos momentos escribe emocionantes crónicas desde Sirte, la ciudad natal de Muamar el Gadafi. Es uno de nuestros reporteros de lujo, como Ángela Rodicio, Alfonso Armada, Gervasio Sánchez, Ramón Lobo, Javier Espinosa, Javier Bauluz…

9 Comments
  1. qq says

    En estos tiempos de recortes, donde nada parece ya a salvo de librarse de la tijera, llama la atención cómo nadie habla (o, al menos, yo no lo oigo) de ahorrar en gastos militares. Soy un ignorante en el asunto, pero imagino que algo se podrá sacar, sin tener que tocar los puestos de trabajo del personal. Estaría bien que este gobierno hiciera un último gesto de izquierdas -ahora que en su grandilocuente conferencia del fin de semana pasado han pretendido vendernos, tras estos últimos años de política neoliberal, que son muy progres- y nos dejara como postrer estertor un buen tijeretazo a los gastos militares. Saludos.

  2. Selito says

    Ah, el eterno conflicto gastos militares vs gastos sociales…..
    Es decir, toca volver a defender si un pais en la actualidad debe tener ejércitos o no debe. Si la conclusión es que debe (así lo opino yo) entonces el siguiente paso es determinar qué gasto es el oportuno para esta partida y cual para los fines sociales. Aqui la cosa ya se complica y cada cual tirará para su linde, desde el que piensa que la seguridad ante todo (muchos Tomajok y leopardos de esos) a los que pensamos que el gasto debe ser en su justa medida y acorde a las necesidades del pais (en el nuestro y hoy por hoy no parece que necesitemos demasiados de aquellos bichos).
    Me ha gustado la equivalencia material militar vs colegios/hospitales, pero la pregunta que hago es: ¿El nº de colegios y hospitales en el pais en lineas generales (sin contar áreas concretas) es adecuado o es escaso? En hospitales y allá donde he trabajado puedo decir que no, no hacen falta más hospitales. Lo que hacen falta son más recursos humanos y tecnológicos para que esos hospitales funcionen adecuadamente. Obviamente, esos recursos cuestan bastante menos que un hospital, por lo que la equivalencia gráfica no resuleve la duda.
    El problema que estamos en la Edad de la Tijera y en esta Edad Oscura colegios u hospitales en vias de construcción se congelarán y los recursos a los que antes me refería no solo se congelarán, si no que los humanos van a menguar. En este estado es justo que los recursos militares menguen de manera proporcional y siempre en su justa medida y de acorde a las necesidades del pais.
    ¿Igual se da cuenta alguien que las necesidades del pais en materia de colegios u hospitales sea mayor que en tomahokes?
    Naahh… Implicaría quie los políticos piensan en sus votantes como algo más que máquinas de matar, digo, de votar…

  3. juanma says

    El gráfico es de los más confuso. Primero un hospital equivale a 7 colegios, luego a 6 colegios, luego sube a 12 colegios y medio para acabar en 10 colegios por hospital. Cualquiera diría que lo han puesto al tuntun.

  4. Pepín says

    Malta va en minúscula porque no se trata del país sino del vegetal. 😉

  5. Viktorellana says

    En el extinto Soitu se alojaba el blog de Gervasio Sanchez. Un ejemplo claro de PERIODISMO

    PD: seré un poco «tiquismiquis», pero los datos que se proporcionan en el cuadro de las equivalencias armas=colegios=hospitales no cuadran. En un ejemplo, un hospital equivale a 10 colegios, en otro a 7, en otro a 12,5…

  6. pepo says

    y tu concuñada carme chacon que opina de los 8 millones?

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