La deuda privada, verdadero cáncer de la economía española

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La tercera agencia de calificación por tamaño, Fitch, ha decidido rebajar la calificación de la deuda soberana española, en línea con lo que ya habían hecho las otras dos, manteniendo la perspectiva negativa.

Los argumentos son los que ya son conocidos, y que se notan ampliamente en las perspectivas de los agentes económicos. Por un lado, las expectativas de crecimiento, pese al optimismo de algunos analistas más cercanos al propio sistema financiero, son muy negativas y es muy probable que la economía entre de nuevo en recesión, aunque de facto, como mantenemos algunos, nunca salió de ella en el sentido anglosajón.

Por otro lado, la situación del sistema financiero y del resto del sector privado es el verdadero cáncer de la economía española, y también en otros países europeos como Reino Unido. La incapacidad de repago de una buena parte de la deuda soportada por este sector ha contaminado las finanzas públicas, al tratar de rescatar a toda costa el sector financiero y empresarial, sin tener en cuenta la posibilidad y la necesidad de realizar quitas ordenadas de deuda que reduzcan el nivel de apalancamiento financiero y permitan inyectar liquidez a hogares y empresas.

El trasfondo que subyace, y que debería preocupar, es que las instituciones europeas no han entendido la magnitud del problema y por ende, tampoco están aplicando las medidas correctas. El principal problema, no solo en Europa, es que estamos ante una grave crisis de sobreendeudamiento, que ha derivado en un serio problema de demanda efectiva, lo que ahonda aún más el problema. Junto a esto, y debido a la propia crisis, la carencia de una estructura política, tanto institucional, como en forma de capital humano, ha salido a la superficie y se han dejado influenciar por el lobby financiero y antiregulación, que lo único que pretende es salvar el conjunto de entidades a coste cero para dichas instituciones. Pero en ningún momento se ha abordado la imperiosa necesidad de reducir el balance financiero internacional, pues si no lo hacen, nos abocarán al peor escenario posible. El hecho que las transacciones  financieras multipliquen por mil en algunos casos el volumen de transacciones reales, supone de facto, que la actividad productiva ha dejado de ser prioritaria y vivimos del apalancamiento financiero, lo cual nos ha empobrecido de forma significativa, ha generado un volumen de desempleo sin parangón y ha hundido a muchas familias y empresas en la bancarrota.

Este proceso coordinado de reducción de quitas de deuda, es decir que paguen acreedores y deudores ya se hizo en el caso de la crisis bancaria de Suecia, y recientemente en Islandia. En su lugar, ¿qué se está haciendo? Fundamentalmente detraer ingentes cantidades de fondos de la economía real, en España ya casi estamos en los 100.000 millones de euros, juntando avales y fondos, y en Europa se dispone a aprobar un fondo de estabilización de más de 400.000 millones, lo cual no servirá nada más que para ganar algo de tiempo.

Frente a esto, se podrían articular otras soluciones que tratasen de recapitalizar de forma productiva las entidades que debieran mantenerse operativas. En el caso español, una solución factible es la creación de un banco malo que albergase el grueso de los activos inmobiliarios, gestándose una entidad que pusiese este gran parque de viviendas y suelo al servicio del mercado de vivienda en alquiler social. Esta compra se haría con una quita del supuesto valor, ahora complicado de calcular, de al menos el 50%, lo cual ya liberaría una buena parte de fondos para el sistema. Y por otro lado, este banco haría las veces de un banco público especializado en emprendimiento, proyectos de I+D, cultura y servicios sociales innovadores. El coste de de esta operación podría acercarse a los 150.000 mill. €, que sería asumido una parte por el fondo europeo y otra parte por acreedores y el sistema financiero español.

Esta señal daría a los agentes impulso para poder acometer inversiones, especialmente a las familias que podrían acceder a un mercado de alquiler social mucho más asequible y pondría en marcha una buena parte de los proyectos de empresas que ahora sufren la restricción crediticia.

En suma, siendo ya irrelevante el movimiento de Fitch, los mercados financieros ya tienen internalizado que España caerá en recesión, lo mismo que otros países europeos, y que el verdadero problema, que los reguladores, políticos y supervisores no quieren ver, es que urge reducir el balance financiero y relanzar la actividad industrial, en particular, y la económica en general.

(*) Alejandro Inurrieta es economista y director de Inurrieta Consultoría Integral.
2 Comments
  1. espiezao says

    Sin embargo, que dos de los grandes bancos españoles tengan mayor rating que el propio estado llama mucho la atención. Y que en la última calificación Fitch diga que la bajada no va a afectar al rating de grandes empresas españolas todavía más.

  2. Daniel says

    interesante noticia, claro cada vez crece mas la deuda privada y despues el gobierno tiene que crear planes de rescate, y si ha esto le sumamos la evasion fiscal….. bueno esperemos hayan mas reculaciones, hablando de economia comparto con ustedes la noticia sobre emilio botin http://noticias.universia.es/vida-universitaria/noticia/2005/10/18/605432/ana-patricia-botin-mejor-empresaria-ano.html

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