Hambre
Mi cuenta de Twitter está que arde. Noma, el mejor restaurante del mundo, anuncia en las redes sociales que esta noche tiene una mesa libre: “Last minute cancellation: Table for 4 to 6 people available for tomo night. If you are interested, pls book it online www.noma.dk”. ¡Cagüentodo! A las horas que son, ni encuentro billetes para Copenhague, ni a unos pardillos que quieran acompañarme. Y la verdad es que tampoco me viene bien fundir más de 200 euros en el menú degustación, vinos aparte. Me conformaré con ver los reportajes promocionales que los periódicos y los informativos de televisión han preparado sobre Gastrofestival, que arrancó ayer, y sobre Madrid Fusión, que se inaugura hoy mismo.
Madrid, ¿rendida al papeo de diseño y a la tontá molecular? De ninguna manera: Madrid, cita anual de la cultura culinaria, meca de la alta cocina y refugio de la experiencia gastronómica.
Nos gusta hablar de restaurantes, de cocineros, de vinos. El europeo del siglo XXI solo es realmente cool cuando desprecia las casas de comidas y frecuenta restaurantes de más de 60 euros. ¿Amamos la comida? No, la realidad es bien diferente: despreciamos la comida. Tanto como para desperdiciarla. Los europeos tiramos la mitad de los alimentos que compramos cada año. 179 kilos por cada habitante. Es decir, un total de 89 millones de toneladas. Esto podría ser una anécdota de nuevos ricos si no fuera porque, mientras se nos pudre la nevera, dentro de la UE 79 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza.
Comida deconstruida. Comida pocha. Comida invisible. Europa, con sus restaurantes de diseño y sus contenedores en putrefacción, no tiene ojos para África, el continente de la no comida, del hambre. Las malas cosechas y el aumento del precio de los alimentos básicos de nuevo condenan a la desnutrición aguda a doce millones de africanos, un millón de niños, desde Mauritania a Somalia. Peor para ellos: las crisis alimentarias de este continente ya no son noticia en una Europa que juega en otra liga. Lanzamos alertas para advertir que queda una mesa libre en el Noma, no para recordar que van a morir millones de personas de inanición en el Sahel.
Prime!
Me resulta tremendamente ofensivo leer reportajes de este tipo tan frecuentemente en la prensa con la que está cayendo…
La verdad, lo de la alarma para anunciar la mesa libre del Noma me parece una soberana estupidez,pero tampoco paso porque todo el mundo sea lerdo perdido.(Ojo, que yo si que lo soy, y parte de que que este comentario parezca escrito con mal genio es porque al leer la entrada de hoy he visto mis errores reflejados en ella, y eso a la cara, escuece,por no decir que jode).
¿Cómo se podría conseguir un reparto más igualitario de la comida?
Lo pregunto desde la extrema ignorancia y con ganas de saberlo.Porque, sin irme a África, que es lo más tremendo que se me pueda ocurrir, en Argentina hay (mucha) hambre y eso, teniendo en cuenta que produce una gran cantidad de alimentos.
Pero no sé cómo arreglar el problema que se plantea.Ya se sabe, que »ojos que no ven…»
Y por último, no creo que despreciemos la comida aquí, en el mal llamado 1er. mundo, creo que el problema lo tenemos para con nosotros mismos, obesidad, anorexia, bulimia y otros trastornos a la orden del día lo demuestran.
Pasaré del Noma y haré lo posible por ayudar no sólo a África, sino a quien lo necesite, pero la realidad es cruel y triste, y se me olvidará dentro de un rato, hasta la próxima campaña publicitaria, corte informativo o nota en un blog,..
¿Desprecio por la comida?No creo, desprecio por la humanidad,…,eso es otra historia.No creemos el ombligo del mundo,(todos y cada uno de nosotros), eso si es putrefacción y de la más asquerosa.
*edito la última frase:NoS creemos el ombligo…..
También se pasa hambre aquí, en España… cada vez va más gente a Cáritas a comer.. la crisis está dejando ver lo que se escondía bajo la alfombra, lo que hacíamos ver que no existía en nuestro entorno.. pero ahora, la alfombra ya se quedó pequeña.. se tira comida a la basura en Europa pero hay europeos que pasan hambre y viven en las calles, no hay que mirar a otro lado, ni a otro continente, la pobreza está aquí, desde hace tiempo…
porfiria: solo una idea: aprobar una ley que prohíba exportar cualquier producto a no ser que todos los argentinos coman 3 veces al día.