¡Viva Navalcarnero!

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Plaza de Segovia, en Nalvarcarnero (Madrid). / Wikipedia

En la plaza de Navalcarnero, justo donde se acaban los soportales, estaba Segundo, una tasca de las de toda la vida. Tenía una pequeña barra de aluminio, una vitrina para proteger las aceitunas y los huevos duros de las toses de los fumadores de Farias, una docena de taburetes, un calendario de toros y dos mesas redondas de madera que, desgastadas por los golpes de los jugadores de dominó (¡Tranca!), parecían terreno lunar. En Segundo se podía tomar un café, un pacharán o un botellín. Cuando terminábamos de jugar al fútbol, Juanma nos ponía jarras de cerveza y patatas fritas con anchoas. O unos mejillones de lata gigantes. Juanma siempre sonreía, hablaba lo justo y, si hacía falta, te fiaba. Cuando hace unos años cerró Segundo, uno de los pocos monumentos de un pueblo que fue perdiendo la identidad a golpe de ladrillo, Navalcarnero dejó de ser un lugar interesante.

Segundó cerró porque no estaba a la altura de los tiempos. El especulador y el político rural reniegan de sus raíces. Ya no quieren jiñar de pie, ni mancharse el culo de tinta, en el primitivo tigre turco que hacía las funciones de hemeroteca: cada día, colgado de un clavo, estaba el As de la jornada anterior. El constructor quiere lo mejor, porque se lo merece: escobillas de 319 euros como las de Matas y servicios como los de Roca, con Miró en las paredes. Y se acabaron las partidas de dominó y mus. A partir de ahora, ruleta y black jack.

Navalcarnero pide a gritos convertirse en Euro Vegas: recuerden que a menos de cinco kilómetros se encuentra un centro penitenciario con capacidad para 750 inquilinos.

Portada del último número de la revista 'El Jueves'.

¿Porque Navalcarnero y no Alcorcón o El Prat o Alella o Montcada o Gavà? Se lo voy a decir: Navalcarnero es un ejemplo de progreso bien entendido y mejor gestionado. Y no ironizo con el cierre de Segundo, lugar sagrado que jamás nombraría en vano. A comienzos de los setenta recuerdo la plaza de Segovia, el corazón de Navalcanero, rodeada por carros de labranza para convertir el lugar en improvisada plaza de toros. Cuarenta años después, este pueblo de 24.000 habitantes disfruta de una grandiosa plaza de toros cubierta. ¿Qué tiene que ver esto con el juego? Se preguntará el lector tocapelotas. Pues muy sencillo: estaba presupuestada en 15,6 millones de euros y acabó costando 26,7 millones de euros. Una mala noche con los dados...

Además, Navalcarnero tiene suelo para urbanizar a cascoporro: en los últimos años se han recalificado 9,5 millones de metros cuadrados. En Navalcarnero el dinero corre de mano en mano que es un primor, y con enorme alegría: el ayuntamiento tiene una deuda de entre 150 y 300 millones de euros y ningún alcalde se ha tirado de la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Apostemos todo a un casino”, aconseja El Jueves. Llegan tarde. Algunos se han jugado pueblos enteros a la ruleta rusa.

Para saber más, pinchar aquí: El despilfarro feroz de Navalcarnero.

9 Comments
  1. Pepa says

    Lo peor es que puedes contar la misma historia sobre el 95% de los ayuntamientos del país.

  2. qq says

    Qué glorioso post, Jefe. El problema es que España está llena a rebosar de Navalcarneros, pueblos encantadores que sólo entendieron el progreso a base del destrozo ladrillo mediante. Y recordemos que este latrocinio empezó hace ya décadas. Todos lo hemos visto, todos somos cómplices, y ahora, todos lo vamos a pagar. Lo estamos pagando ya. Saludos.

  3. Mecacholo says

    Así «mejoramos» día a día nuestro mundo…

  4. Hesplendido says

    Vergüenza!!

  5. Hesplendido says

    ¿Qué es un tigre turco?

  6. María says

    Es un WC en el suelo tipo ducha, todo agujero excepto dos salientes para colocar los pies. Apto para hombres y mujeres, fluidos y sólidos. O eso creo yo!

  7. COHAL says

    Yo desde muy pequeño conozco Navalcarnero, de hecho todos los fines de semana durante unos 15 años íbamos allí, la verdad que me desvinculé del pueblo (porque era un pueblo a tan solo 1 hora de maNdril a pesar de sus escasos 30 km de distancia) conozco y recuerdo la tasca en cuestión, la has descrito como si estuviera allí tomándome mi fanta mientras mi padre «echaba la partida»

  8. Selito says

    Jooder ALbeñiz, estás en la semana fatalista-negativista, vaya dos post pal mismo dia.
    Este por lo menos, SOLO indigna y no acojona, peroooo……

    Sin embargo, hay otras cosas igual o más indignantes y no solo pasan incluso más desaperceibidas si no que a ver quien le pone el cascabel al gato: Sería menester enchironar a políticos corruptos, banqueros avaros y ¿la Liga de fútbol?
    http://es.eurosport.yahoo.com/13032012/47/liga-futbol-ahoga-economia-espanola.html

    La descripción de tigre turco de Maria es correcta 😉

  9. Mik2 says

    «Ya no quieren jiñar de pie, ni mancharse el culo de tinta, en el primitivo tigre turco»

    Si es que quedan pocos hombres como los de antes: hoy en día uno no ve más que nenazas que no quieren jiñar en tigres turcos; que no les pegan a la parienta (¡es que ni les gritan!) para que sepa cual es su sitio; que permiten que sus hijos se pasen horas y horas leyendo o escuchando música en vez de estar por ahí, que es lo suyo; que no tiran ni una colilla ni un papel ni nada de nada al suelo (¡las papeleras, ese invento de maricones!); que ni les interesa ni el fútbol ni van de putas; que beben refrescos en vez de cerveza o vino (me da grima sólo de escribirlo); que visitan museos o viajan en vez de estar apalancados, como hombres de verdad, en la plaza hablando de lo que sea (generalmente de política, que todos entendemos un huevo de eso, sin necesidad de tanta lectura y tanta hostia). ¿Para qué seguir?

    Sí, Albéniz. ¡Viva Navalcarnero!

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