El precio de la información

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Manifestación de trabajadores de la radiotelevisión pública gallega, celebrada el pasado 16 de octubre en Santiago de Compostela. / Grupo de Facebook de Oposicións crtvg

Muchos, y muy densos y jugosos, han sido los análisis de las elecciones autonómicas gallegas y vascas. Del medio de comunicación que usted haya elegido para seguir tan importante evento depende la información que haya recibido. No es lo mismo Intereconomía que La Sexta, ¿verdad? En un mundo ideal la función de las televisiones autonómicas sería fundamental, puesto que ofrecerían no solo entretenimiento de calidad, sino la mejor y más equilibrada información local. Y a un precio ajustado: las televisiones autonómicas cuestan una media de 30 euros por habitante al año.

En estos tiempos de crisis es muy posible que mucha gente piense que 30 euros es mucho dinero. Sobre todo si tenemos en cuenta lo miserables y zafias que son nuestras televisiones autonómicas: instrumentos de propaganda al servicio del partido político en el poder. “Nidos de amiguismos y de políticos corruptos. Que las cierren todas”, “¿Para qué valen estas televisiones autonómicas? pues para gastar y gastar”, “Sigo sin entender para qué sirven las TVE públicas....solo para hacer competencia a la gente que se juega su dinero y para engrosar la ruina de las cuentas públicas”, “!Menudo lujo!. ¡Que se cierren o se privaticen, ya!”. Estos son algunos ejemplos de comentarios incluidos en informaciones sobre televisiones autonómicas.

El problema no es el precio, 30 euros al año es un chollo comparado con los 16,95 más IVA mensuales de la oferta básica de un canal de pago como Canal +. No olvidemos que, en el resto de Europa, el coste medio de las cadenas públicas casi duplica el gasto español: 54,8 euros. El problema es la gestión. Los políticos, una vez más, no están a la altura y consideran que estos bienes públicos quedan a su disposición cuando ganan unas elecciones.

En estos momentos duros, en los que incluso diarios como El País se tambalean, los medios de comunicación públicos deberían ser referencia. El último refugio. Como ejemplo, siempre la BBC.

La solución no es cerrar las televisiones autonómicas, o privatizarlas, sino gestionarlas de manera cabal. Entretenimiento de calidad (menos toros, menos westers viejunos, menos tonadilleras) y buenos programas informativos, libres de la presión de los políticos locales. ¿No es posible semejante alarde democrático? Pues entonces quienes sobran son los políticos, no los medios.

4 Comments
  1. Mecacholo says

    Impecable, Jefe.
    (Y pole pa’ mi). 🙂

  2. Irene says

    Totalmente de acuerdo Albéniz!

  3. Selito says

    Sí, sobran los políticos. Los políticos que tenemos actualmente, aclaro.
    El problema es cómo los echamos y mientras que lo hacemos, cómo evitar todo lo que cuentas.
    La realidad es que mientras que sigan donde están, las TV autonómicas seguirán siendo todo eso que dices, así que la pregunta sería si no es mejor cerrarlas por el momento y cuando cambiemos de políticos y de políticas, volverlas a abrir, desde 0 y bien hechas

  4. Ángel says

    Sus razonamientos son de una simplicidad que asusta. No hay ni un solo ejemplo de televisión autonómica medianamente independiente, y todas están al servicio del reyezuelo de turno pero la culpa no es de los que las hacen.
    ¿Seremos los ciudadanos que las pagamos los verdaderos culpables? ¿No estará usted haciendo méritos para entrar a arreglar alguna de las cadenas?

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