El cercano Oeste

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Imagen de archivo de.... conocido cmo Billy el Niño. / Efe
Imagen de archivo del inspector Juan Antonio González Pacheco, conocido como Billy el Niño. / Efe

Dice el periódico que Billy el Niño sigue vivo y bien. Y que se pasea por el centro de Madrid como Pedro por su casa, “con sus zapatos clásicos, embotado en impecables trajes con pañuelo y camisas de gemelos y corbata a juego”. Billy no se esconde: se le puede ver a la hora del aperitivo en la barra de Lucio, el clásico saloon madrileño, compartiendo birras y anécdotas con policías retirados.

El lejano Oeste se convirtió en el salvaje Oeste no por la delincuencia rampante, sino por la impunidad con que los malos ejercían esa delincuencia. Gracias a esa impunidad personajes como el vaquero norteamericano Billy the Kid forjaron su leyenda de ladrones y asesinos. No existía más justicia que el ojo por ojo. No había más ley que la del más fuerte. Los poderosos y rápidos sobrevivían, los miserables y lentos morían.

A comienzos del siglo XX los agentes de la ley, presionados por unos ciudadanos cada vez más cansados, se tomaron las cosas en serio y pusieron cerco a los malhechores. El Far West dejó de ser el paraíso para los pistoleros, y los villanos del viejo oeste comenzaron a barajar la posibilidad de dar un gran golpe y poner pies en polvorosa. Butch Cassidy y Sundance Kid huyeron en 1901 hacia Buenos Aires tras asaltar el First National Bank de Nevada y un tren del Union Pacific en Montana.

En la España actual los grandes delincuentes sueñan con escapar a Suiza, donde tienen depositados sus ahorros. Forajidos de leyenda en el cercano Oeste. Y es que vivimos en un país con muchos y muy famosos delincuentes, producto sin duda de una impunidad similar, salvando las distancias, a la que se gozaba en los días de Juanita Calamidad y Buffalo Bill. Si no me cree ahí tiene a Billy el Niño, tomando cañas por los bares de Madrid solo unos años después de torturar a ciudadanos inocentes, de amenazar con pistola a estudiantes cuyo gran pecado era ser comunistas. Sí, Billy el Niño, el mismo que fue condecorado con la medalla de plata al mérito policial por el ministro del Interior Martín Villa y que se encuentra en excedencia desde 1982.

Impunidad, ¿recuerda? Como en el viejo, salvaje y no tan lejano Oeste. El partido en el Gobierno destruye los discos duros de los ordenadores de su extesorero, fundamentales para juzgar el mayor caso de corrupción en la historia de la democracia en España. Y hace desaparecer los libros de registro de visitas a su sede madrileña de Génova. Corrupción, destrucción de pruebas... No pasa nada. Igual que en los tiempos del OK Corral y los revolver Colt 45 Peacemaker, cuando la banda de los hermanos Dalton, pioneros del delito familiar, coral, robaban trenes y bancos con absoluto desparpajo y total… impunidad.

Le cuento todo esto porque mañana miércoles comienza el juicio contra Carlos Fabra, el que fuera presidente de la Diputación de Castellón desde 1995 hasta el año 2011,  por cohecho, tráfico de influencias y delito fiscal. Una década de instrucción, cuatro fiscales, nueve jueces y 10.000 folios de sumario para un currículo que ya quisieran para sí Jesse James y compañía. “No se puede saber que anida en el corazón de un hombre”, dicen en “Valor de ley”, un western clásico con una versión contemporánea. ¿Clásico con versión contemporánea? Así es la realidad de nuestra corrupción, basada en principios fundamentales de la delincuencia (me quedo con lo que es tuyo) pero adaptándolo a los tiempos que corren (sustituya el appaloosa y el Winchester por la banca y la política).

3 Comments
  1. Mecacholo says

    Pa’ mi que el Fabra se irá de rositas. Él también.

  2. Selito says

    La ONU insta a España a revocar la ley de amnistía de 1977
    http://es.noticias.yahoo.com/la-onu-insta-espa%C3%B1a-investigar-las-desapariciones-con-181738316.html

    Seguro que les hacen caso… no?… Va a ser que no, verdá?

    Fabra se va asalvar porque durante el juicio le va a tocar la loteria otra vez, al tiempo….

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