Aguirre o ETA

Hoy voy a Telemadrid a intentar debatir con Esperanza
Aguirre. Qué extraño ir a una televisión pública y sentir
 que vas a un lugar ajeno. Manuela Carmena en Twiter.

Esperanza Aguirre, la neoliberal de rancio abolengo que abandonó la política activa hace tres años, accedió a debatir en televisión con sus rivales políticos al Ayuntamiento de Madrid. Y lo hizo dando ejemplo, en un alarde de calidad democrática y libertad de expresión: impuso la cancha de juego (Telemadrid), las reglas del partido (de dos en dos candidatos), y una presentadora de su cuerda (Ana Samboal) como palmera. Carmena, Carmona, Villacís y compañía se plegaron a las condiciones de Aguirre y cruzaron miradas, gestos, palabras y alguna propuesta, la verdad es que no demasiadas, con la lideresa del Partido Popular.

Manuela Carmena fue a Telemadrid, un lugar ajeno, y pasó lo que tenía que pasar: Esperanza Aguirre tenía preparada una encerrona. Acusó a la candidata de Ahora Madrid de simpatizar con terroristas. “Usted liberó a una señora del GRAPO y a un etarra que después dijo que no se arrepentía de sus crímenes”, dijo una Aguirre que intentó convertir el imprescindible cara a cara televisivo en una sucia pelea callejera. Era el segundo capítulo de una vieja estrategia de descrédito que recuperaron el día anterior, cuando El Mundo abrió su portada titulando a cuatro columnas “Los presos de ETA quieren a Podemos en el Gobierno”.

Aguirre es responsable de una campaña electoral miserable, por rastrera y populista, por cínica y hueca, que incluye la frase más desafortunada pronunciada por un candidato: “Si Podemos gana será la última vez que votemos libremente”. La vileza de la oración no tiene límites: pone en entredicho la condición democrática de sus rivales. Aguirre demuestra ser capaz de lo peor: su ambición carece de fronteras, y no duda en utilizar la mentira, el insulto o las más graves acusaciones para desacreditar a sus rivales. ¿Propuestas? ¿Ideas? ¿Programa político? Estamos hablando del poder, no de los madrileños. De esos madrileños condenados a vivir en una ciudad en bancarrota, con más deuda que Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga y Zaragoza juntas. Un excelente tema de debate, ¿no cree usted?

Pues no. “¿Por qué dice usted que los etarras han sufrido mucho?”, insistió la mujer que ha convivido con la operación Púnica, la trama Gürtel y los escándalos de Caja Madrid a la candidata rival Manuela Carmena, premio nacional Derechos Humanos 1986. Carmena respondió entre triste y anonadada: “Me da pena que te veas obligada, a tu edad, a decir verdaderas simplezas”. En estas circunstancias mediáticas la campaña electoral enfiló su recta final, con los telespectadores de Telemadrid indefensos ante la manipulación masiva, con los ciudadanos impotentes ante el derroche de indecencia. Porque el mensaje está claro: Si no votas Aguirre, votas ETA. O Venezuela. O narcotráfico. O dictadura. El domingo eliges.