El PP está ‘on fire’

Antes de ayer nos enteramos por la prensa de que el Partido Popular quiere aumentar los delitos penados con prisión permanente revisable. Ayer mismo supimos, por el mismo sistema de información gubernamental, que los de Mariano Rajoy también quieren impedir los indultos para los delitos de rebelión y secesión, algo que se disponen a proponer en el Congreso. Y puestos a querer, dicen que quieren incluir el derecho a decidir en el nuevo Estatuto Vasco.

El PP quiere muchas cosas. Está on fire, qué duda cabe. O al menos eso podría deducirse del fuerte olor a quemado que sale de Génova, consecuencia en realidad de una última encuesta del CIS en la que un ultraconservador de nueva generación, el oportunista Albert Rivera, supera a un ultraconservador de los de toda la vida, el maestro M. Rajoy. Incluso en el mundo carca los líderes se apolillan, como los abrigos de visón mal conservados, y deben ser sustituidos por modernos pellejos artificiales: el mismo disfraz de carcamal pero con certificado sintético. Rivera se convierte en el líder más valorado. Ciudadanos supera a Podemos y lanza su aliento al cogote del PP. El perro, ansioso por comer perro, ha acorralado a un partido hermano (mayor) que comienza a ver cómo, ahora sí, se le desmorona el chiringuito.

El PP quiere hacer cosas, como los catalanes (¡Qué paradoja!). Pero me temo que ha esperado más de la cuenta para ponerse las pilas: a estas alturas de la película nos conocemos todos, sabemos de lo que son capaces unos y otros, el diferente calibre de las varas de medir. Ricardo Costa dice en sede judicial que su partido se financiaba con dinero negro, y Rajoy responde asegurando que la corrupción no importa a los españoles, que lo importante es la economía y la unidad de España.

Es decir, que en el PP quieren impedir los indultos para los delitos de rebelión y secesión, pero para los de corrupción ya tal. El partido no puede cerrar la puerta de esa manera tan cruel a Bárcenas, Camps, Correa, 'el Bigotes', Ignacio González, Granados y tantos y tantos otros amigos del alma.

El PP quiere, o dice que quiere, pero ya ni puede.