Todos los síntomas apuntan en la misma dirección: Aznar ya tiene candidato
para su reaccionaria «renovación» de España y no está en el Partido Podrido.
Los salvadores de la patria de la FAES ya tienen a un enaltecido, preparado,
financiado y dopado Rivera para ser elevado a la categoría presidencial.
El resultado se vislumbra a la legua y se alimenta como siempre de aporrear
encarcelar y vilipendiar la causa catalana. Y de este modo si en abril Aznar
pedía a la secta del 155, mantenerlo y reactivarlo de manera automática
aunque no hubiera por donde cogerlo jurídicamente, a Rivera le faltaba
tiempo para defender o incluso incrementar la mano dura sobre los «pérfidos
independentistas». Si Aznar decía que había sido un error no intervenir TV3,
Rivera reclamaba el tutelaje feroz de los medios públicos y la escuela
catalanas. Si Aznar decía que se debía disolver a los «Mossos» o que el 155
tenía que durar «todo el tiempo que fuera necesario» y nada de reformar la
Constitución, Rivera reclamaba una intervención exhaustiva, más fuerte,
prolongada en el tiempo y más destructiva para no someterse al «chantaje
soberanista». Y todo aliñado con el mismo tono épico, la misma semántica
belicista y el mismo reduccionismo maniqueo de un conflicto complejo. El
españolismo fascista, intransigente y revanchista de los conflictos
territoriales necesita poner los huevos en nido seguro cuando el nido de los
corruptos está agujereado por todos lados. Intolerable y vergonzoso.
Som República !!*!!
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Todos los síntomas apuntan en la misma dirección: Aznar ya tiene candidato
para su reaccionaria «renovación» de España y no está en el Partido Podrido.
Los salvadores de la patria de la FAES ya tienen a un enaltecido, preparado,
financiado y dopado Rivera para ser elevado a la categoría presidencial.
El resultado se vislumbra a la legua y se alimenta como siempre de aporrear
encarcelar y vilipendiar la causa catalana. Y de este modo si en abril Aznar
pedía a la secta del 155, mantenerlo y reactivarlo de manera automática
aunque no hubiera por donde cogerlo jurídicamente, a Rivera le faltaba
tiempo para defender o incluso incrementar la mano dura sobre los «pérfidos
independentistas». Si Aznar decía que había sido un error no intervenir TV3,
Rivera reclamaba el tutelaje feroz de los medios públicos y la escuela
catalanas. Si Aznar decía que se debía disolver a los «Mossos» o que el 155
tenía que durar «todo el tiempo que fuera necesario» y nada de reformar la
Constitución, Rivera reclamaba una intervención exhaustiva, más fuerte,
prolongada en el tiempo y más destructiva para no someterse al «chantaje
soberanista». Y todo aliñado con el mismo tono épico, la misma semántica
belicista y el mismo reduccionismo maniqueo de un conflicto complejo. El
españolismo fascista, intransigente y revanchista de los conflictos
territoriales necesita poner los huevos en nido seguro cuando el nido de los
corruptos está agujereado por todos lados. Intolerable y vergonzoso.
Som República !!*!!