La ONU levanta el embargo de armas al grupo del 'carnicero de Kabul'

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Mònica Bernabé *

Gulbuddin Hekmatyar, conocido como 'el carnicero de Kabul',  en una imagen de archivo. / PressTV News Videos (YouTube)

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó este fin de semana sacar a Gulbuddin Hekmatyar –uno de los mayores criminales de guerra de Afganistán- de su lista de terroristas internacionales. Y, en consecuencia, levantar el embargo de armas que pesaba sobre él, así como la prohibición de viajar o la congelación de bienes.

Hekmatyar y su facción Hezb-e-Islami se ensañaron en bombardear zonas residenciales de Kabul donde vivían civiles indefensos a principio de los años noventa, hasta el punto de ganarse el apodo del carnicero de Kabul. La decisión de la ONU de no considerarle ya una terrorista se produce a petición del Gobierno afgano, que firmó un acuerdo de paz con Hekmatyar el pasado 22 de septiembre que precisamente incluía eso: es decir, que las Naciones Unidas lo sacara de su lista negra.

Hekmatyar formaba parte de esa lista desde 2003, cuando Estados Unidos solicitó que fuera incluido al considerarlo un “terrorista global” por su participación en ataques protagonizados por Al Qaeda o los talibanes. De hecho, a Hezb-e-Islami se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos ocurridos en Afganistán durante los últimos años. Por ejemplo, la emboscada que tuvo lugar en agosto de 2008 en el distrito de Sarobi, a las puertas de Kabul, en la que murieron diez soldados franceses.

Sin embargo, un tupido velo parece haberse corrido ahora, tras la firma del acuerdo de paz. Este pacto da total inmunidad a Hekmatyar, aparte de ofrecerle la oportunidad de volver a tener un papel protagonista en la arena política afgana. En 1993 Hekmatyar ya fue primer ministro del país por un breve periodo de tiempo.

Asimismo el acuerdo establece la excarceración de las prisiones afganas de los reclusos de Hezb-e-Islami, y el compromiso del Gobierno de Kabul de sufragar el coste de las viviendas de Hekmatyar y parte de sus correligionarios en Afganistán, además de los vehículos y guardias que garanticen su seguridad. Se calcula que eso costará al Ejecutivo del presidente Ashraf Ghani unos cuatro millones de dólares (unos 3,7 millones de euros). A cambio, el criminal de guerra se compromete a dejar las armas y no protagonizar más atentados terroristas.

Pero quedaba una piedra en el zapato, y era que Hekmatyar aún formara parte de esa lista de indeseables de las Naciones Unidas. Por esa razón el líder militar no asistió a la ceremonia de rúbrica del acuerdo de paz, que se celebró en Kabul el 22 de septiembre. En su lugar, participó el responsable de las negociaciones de paz de Hezb-e-Islami, Mohammad Amin Karim. Se desconoce el paradero de Hekmatyar desde 1997.

“Hekmatyar se esconde en Afganistán, pero tras la decisión tomada por las Naciones Unidas regresará a Kabul en cuestión de semanas”, anunció Amin Karim este fin de semana. En la ciudad de Jalalabad, situada a unos 120 kilómetros al este de la capital afgana, ya se ha habilitado un gran complejo residencial para eventualmente alojar al criminal de guerra. De la misma manera, se están haciendo preparativos en Kabul.

Después de la firma del acuerdo del paz, la embajada estadounidense en Kabul difundió un breve comunicado en que aplaudió el pacto subrayando su “liderazgo afgano”. Por su parte, el representante especial de la Unión Europea para Afganistán, Franz-Michael Mellbin, también lo celebró diciendo que “demuestra que la paz es posible” en el país.

En cambio, la organización de derechos humanos Human Rights Watch considera que este acuerdo es “una afrenta para las víctimas”, ya que los verdugos resultan recompensados, mientras las víctimas de la guerra en Afganistán no han recibido ayuda alguna. Parece el mundo al revés. Y también “fomenta aún más la cultura de la impunidad” en el país, alertó la asociación. Hekmatyar no es el único criminal de guerra en Afganistán que resulta impune.

Para hacer caer el régimen de los talibanes en 2001 después de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos se alió con las facciones muyahidines que habían arrasado Afganistán entre los años 1992 y 1996, y cometido todo tipo de crímenes de guerra. Una vez hundido el régimen talibán, esas facciones exigieron formar parte del Gobierno y el Parlamento afganos. El resultado es que en la actualidad, por ejemplo, el vicepresidente afgano es también un importante criminal de guerra del país: Abdul Rashid Dostum. Y buena parte de los escaños de la cámara legislativa también lo ocupan señores de la guerra.

Hekmatyar era el único líder muyahidín que se había mantenido fuera de esa alianza con Estados Unidos y el resto de la comunidad internacional, después de la caída del régimen talibán. Pero con la retirada de la mayoría de las tropas internacionales de Afganistán desde 2014, el Gobierno de Ashraf Ghani ha apostado por el pragmatismo: “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Es lo que ha hecho con Hekmatyar, y aspira a conseguir con los talibanes.

No obstante, falta saber cuánto durará este acuerdo. Hekmatyar es un especialista en cambiar de bando. Durante los años ochenta luchó contra las tropas soviéticas en Afganistán y se convirtió en uno de los principales aliados de Washington. Recibió importante ayuda económica y armamentística de Estados Unidos. Después flirteó con Al Qaeda, y ahora parece que vuelve a ser un aliado de Occidente. ¿Hasta cuando?

(*) Mònica Bernabé es periodista.
1 Comment
  1. juanjo says

    O sea, que según la ONU ya podemos vender armas a este «crudelísimo» menda afganistano

    Pero, ¿qué pasa, que hasta ahora se las regalaban?
    … Porque tenerlas, las tenía en abundancia.

    De todos modos, aprovecharé para intentar venderle mi tirabeque.

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