El Rey firmó dos decretos cuando venía herido de Botsuana, según el BOE

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El rey, tras recibir el alta de la primera operación de cadera tras una caída en Botsuana. / Efe

Mariano Rajoy y su vicepresidenta han demostrado una gran falta de consideración y sensibilidad hacia el rey Juan Carlos al hacerle aparecer como firmante en el BOE de dos decretos con fecha de 13 de abril, el mismo día que, como informó la Zarzuela, sufrió una caída, se rompió la cadera derecha en un campamento de caza mayor en Bostwana (Sur de África) y fue trasladado urgentemente en avión a Madrid para ser operado.

Según publicó el BOE del 14 de abril, el Rey sancionó con su firma un decreto sobre la implantación de los sistemas inteligentes de transporte (SIT) por carretera y para las interfaces con otros modos de transporte. La firma habitual del monarca, Juan Carlos R., apareció acompañada por la de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Como resulta muy extraño que en tal fecha y en tales circunstancias el Rey haya firmado semejante decreto que afecta al fichaje de los viajeros y a sus derechos como personas, vale preguntar si la vicepresidenta utilizó su nombre en vano.

El inadvertido patinazo, que no ha merecido aclaración ni fe de erratas hasta el momento, se explicaría en el contexto del general desconocimiento del viaje privado del jefe del Estado –aunque Rajoy y el ministro Jorge Fernández Díaz sabían que estaba fuera de España-- y se justificaría técnicamente porque BOE ya estaba en máquinas. Pero unos días después, el jueves pasado, 26 de abril, la vicepresidenta golpeó en el mismo clavo con la publicación de otro decreto del 13 de abril firmado por el Rey sobre las normas de calidad en la elaboración y comercialización del vinagre.

Aunque la capacidad de recuperación del Rey es muy elevada, ya es paradoja que el decreto del vinagre apareciese publicado el pasado jueves, 26 de abril, el mismo día que el monarca se vio obligado a volver a la clínica para ser intervenido de nuevo por una luxación. Y paradójico resulta también que en plena convalecencia, antes de recibir el alta del doctor Villamor, que dirigió la intervención quirúrgica, haya tenido que rubricar otro decreto sobre el nombramiento de ocho magistrados del Tribunal Supremo como vocales de la Junta Electoral Central. Esta disposición lleva fecha de 16 de abril y va firmada también por el presidente Rajoy.

Mientras, la Mesa del Congreso rechazó el jueves por unanimidad (PP, PSOE y CiU) 11 de las 16 preguntas de los diputados de IU Gaspar LlamazaresRicardo Sixto sobre el coste de la cacería del monarca en Botsuana y otras materias relacionadas con la Casa Real, invocando los artículos 56.3, 65 y 66 de la Constitución. El primero dispone que "la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad". El 65 es invocado para justificar la improcedencia de las preguntas sobre el coste económico, a qué partidas fue cargado y a qué otras personas se les pagó el viaje, habida cuenta de que “el Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y la distribuye libremente”. Y el tercero avala el fundamento de que esas materias, por ser ajenas al Gobierno, quedan fuera del control parlamentario al Ejecutivo.

Por otra parte, el PP ya ha expresado en el Congreso su intención de dejar a la Casa Real fuera del alcance de la ley de transparencia que ha anunciado La Moncloa con el encomiable propósito de que los ciudadanos puedan ejercer el derecho de acceso a las cuentas, datos y archivos de  las adminsitraciones públicas. Como se sabe, en la actualidad existe una escala de competencias que permite a los miembros del Gobierno hasta el nivel de directores generales clasificar entre confidencial, reservado, secreto y alto secreto cualquier documento que consideren oportuno sustraer al conocimiento público.

Al dejar fuera de la ley de transparencia a la Casa Real será el monarca quien decida qué información es pública y qué datos referidos a las actividades privadas o al ejercicio de la jefatura del Estado han de ser clasificados. Por el momento, su firma es pública, y aunque los avances técnicos le permitan rubricar disposiciones aun estando fuera de España, hay fechas y circunstancias poco propicias para firmar decretos, aunque sean sobre el vinagre.

8 Comments
  1. Zaratustra says

    ¿De qué se extriñen, españoles? Lo insólito es real.

  2. Jordi says

    Vergonzoso…

  3. JeJe says

    Si es que imparable, el monarca este; no lo merecemos, Corina, llévatelo

  4. andresrguez says

    El rey puede firmar decretos del BOE gracias a un sistema electrónico que ya se empleó en otras ocasiones

    «El Rey ha firmado esta pasada madrugada, en torno a las 3.00 horas españolas, desde Mar del Plata -donde asiste a la Cumbre Iberoamericana- el real decreto que cambia la ley de seguridad aérea, otorgando las competencias de control del Tráfico aéreo que detenta Aena y dándoselas al Ministerio de Defensa.

    Y hace media hora, el Rey ha sancionado el segundo real decreto que declara el estado de alarma en el país.

    El Gobierno transmitió por un sistema seguro de comunicaciones el texto definitivo que aparece publicado en el BOE. El Rey ha firmado los dos físicamente. Dicha firma se reconoce por un sistema electrónico y se devuelven a España para que puedan entrar en vigor. Si no los sanciona, no pueden entrar en vigor.»

    http://www.elmundo.es/elmundo/2010/12/04/espana/1291465417.html

  5. Ramón says

    «…aunque los avances técnicos le permitan rubricar disposiciones aun estando fuera de España…» Ya, lo de la firma electrónica y todo eso no es nuevo, sólo que… el «dado en Madrid a 13 de abril» debería llevar una aclaración creible. ¿Desde un avión privado volviendo de Bostbuana o bajo los efectos de la anestesia o a bordo el helicóptero que le trasladó al hospital?

  6. Ana says

    Vamos a ver si me aclaro: los decretos del vinagre y del sistema de control intermodal de pasajeros y mercancías eran tan urgentes como el de la declaración del estado de alarma de Zapatero para militarizar el espacio aéreo por la huelga de los controladores. El presidente o la vicepresidenta, que saben que el Rey está fuera de España –el resto de los españoles, salvo el ministro del Interior no saben que está matando elefantes en Bostuanae, ni tienen por qué saberlo, ¿verdad?–, le envían los folios con los decretos, el rey está de acuerdo y envía su firma electrónica. Es madrugada del 13 de abril en España. Todo correcto. ¿O no?

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