Maldito parné

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El ministro de Finanzas islandés, Steingrimur Sigfusson, en primer término / Wikimedia Commons

Por un margen más ajustado, un 57 por ciento, los islandeses han vuelto a preferir no pagar las deudas provocadas por su fraudulento banco principal, Landsbanki, en la operación llamada Icesave, que, en una traducción metafórica podríamos denominar “Ahorre hielo”, exactamente como deben de sentirse los ahorros de los islandeses en este momento. Pido perdón por el chiste.

Decíamos que algo de culpa tienen los habitantes de esa remota isla en la deuda, ya que muchos de ellos se lanzaron a comprar coches lujosos y casas bonitas en vista de lo fácilmente que parecía caer del cielo el dinero. Pero es que así se lo hicieron ver los expertos bancarios. Lo que los buenos islandeses no sabían o no quisieron saber es hasta qué punto lo que salía de la boca de estos expertos era su desenfrenado deseo de ambicionar más y más dinero, el sueño del Tío Gilito nadando en su piscina de monedas de oro.

El caso es que la deuda corresponde a la compensación que los gobiernos británico y holandés dieron a sus súbditos defraudados por Icesave, y que ahora reclaman a Islandia, es decir, al pueblo soberano de Islandia.

El ministro de Finanzas, Steingrimur Sigfusson, está preocupado; quizás preferiría que sus conciudadanos fueran más razonables y pagaran en silencio, aunque, según informa la televisión pública islandesa, es partidario de salir de este atolladero con dignidad.

Fijáos en España, podría decirles. Los españoles poco a poco han conseguido los aplausos del mundo financiero por su ejemplar comportamiento: pagan sin cesar, pagan con la pérdida creciente de sus empleos, de su nivel de vida, de sus esperanzas y de su alegría; pagan aunque en ello les vaya la vida, si me apuran. Pero pagan, que es lo que importa.

El caso es que nosotros no hemos tenido la oportunidad de pronunciarnos en un referéndum, nadie ha soñado con tal cosa, qué pena, hombre. Y puede que el ejemplo islandés, si vamos enterándonos bien de los detalles, dé un empujón a la necesidad de la gente de pronunciarse, en referéndum o en la calle. Los jóvenes ya han empezado, siguiendo la estela del ejemplo portugués. Bien hecho.

Cada familia islandesa debe 50.000 euros a GB y NL. Con el último acuerdo a que llegó el gobierno de nuestra ya conocida Johana Sigurdardottir, esos 4.000 millones que deben –un tercio de su PIB- podrían pagarse en 37 años, de modo que ya no serían 100 euros al mes durante ocho años, como estaba antes establecido.

Total, por 100 euros de nada al mes los islandeses harían una gran obra de caridad, ahora se dice solidaridad, con su pobre gran banca. Reconozco que el asunto da para mucha demagogia. Pero si es tan fácil engañar, por lo visto, incluso a gente educada y bien informada como son los islandeses, qué no podrán hacer y deshacer los nuevos sumos sacerdotes del tiempo que nos toca. Una buena forma de informarse es leer y ver cine adecuados, como cuenta Pascual Serrano. Hay que apresurarse, porque el enemigo está al acecho y retira las mejores pelis en cuanto te descuidas un par de semanas.

Pero la heroicidad de los islandeses no ha empezado a demostrarse del todo aún, ya que las fauces de los detentadores del poder financiero están abiertas y babeantes, con las encías inyectadas en sangre, para que me entiendan: decidirán los tribunales, la Corte Europea, y eso costará más dinero y ¿quién tendrá que pagarlo todo? Le dejo la pregunta para sus propias lucubraciones, querido lector.

Resulta azulinante -ya no encuentro adjetivos- el que los bancos insistan en sus trece, como ese anuncio que puede verse sobre cómo evolucionar de Homo Sapiens a Homo Inversor, gracias a "los mejores fondos internacionales". ¿Están de coña? Qué va; es que nadie les ha escarmentado debidamente y siguen en lo suyo: sacar dinero a mansalva a la gente. O la alegre decisión con que habla y actúa el Fonde Monetario Internacional sin que parezca que le quite el sueño el sinvivir de la gente. No hay más que echarle una ojeada a la cara de preocupación de su director que muestra la foto del articulo de Manel López Torrents. Por eso creo que es la gente la que puede frenar esta locura. ¿El colmo de la utopía?

Por mi parte, debo admitir que necesito una infusión de tila que pienso prepararme en cuanto ponga a este comentario el punto final.

4 Comments
  1. estrella says

    Obama salvó a la Banca y parece que el negocio le salió bien. Nos dice que ahora cobra las ganancias. No sé por qué pero no me lo creo…

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