España en blanco y negro

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Captura de la web de 'The New York Times' donde aparece el reportaje sobre España. / nytimes.com

Hace muchos años, en Estados Unidos se vendía un libro de fotografías, grande y pesado, con poca letra, que se llamaba Iberia (pronunciar “Aibiria”), y que, nada más abrir sus páginas, te transportaba a épocas pasadas, años treinta, por ejemplo, en el mundo rural. Por más que se empeñara una en mirar otras páginas, todas las fotografías desvelaban un mundo antiguo, atrasado, triste, sin esperanza y sin futuro, moribundo.

No sé si ese libro sigue siendo un elemento de las bibliotecas de los hogares norteamericanos, pero las fotos de Samuel Aranda, publicadas por el New York Times,  me han retrotraído a esa experiencia libresca que ya entonces, hace treinta años, me resultó muy desagradable, por la insistencia en imágenes de miseria, viejecitas consumidas vestidas de negro y pañuelo de igual color en la cabeza, campos desolados, animales  cargados de leña y pulgas, etc. Un panorama del que yo no quería formar parte, pero en el que se me inscribía sin remisión dada mi nacionalidad.

No se trata de renegar de la parte real de ese retrato, sino de la injusticia de ofrecer como información pretendidamente completa lo que sólo es parte de ella.

Admito que la piel de mi corazón español se ha visto raspada con esas imágenes y sus comentarios, pero también se me consentirá mostrar unas cuantas inexactitudes del reportaje, resultantes de asociar las imágenes con lo engatillado bajo ellas y lo que esto pueda suscitar en las cabezas de un público que, de hecho, lo desconoce todo de España y del resto del mundo en general.

Del reportaje In Spain, Austerity and Hunger, tomaré tres  fotos solamente como botones de muestra: la tercera por orden de aparición, que muestra un ramal de carretera cortado, en apariencia, hace tiempo, no es cosa de ayer, de las inmediaciones de Benidorm. El autor, pretende que “la ciudad costera que fue destino turístico creciente durante la época anterior a la crisis…” y deja la cosa tal cual, sugiriendo que Benidorm ya no está en uso, y que el óxido la está carcomiendo como lo hizo con las industrias de Ceaucescu, a la caída de su régimen.

La fotografía número 9 muestra a unos manifestantes de Jaén, semidesnudos y –sobre todo, el que llama primero la atención- flacos. Para un norteamericano medio que ya ha perdido la noción de las dimensiones de un cuerpo normal, el flaco está como los penados de los campos de concentración, a punto de perecer de hambruna. Pero el chico de la foto, lo último que querría es engordar y arruinar su tipo. Para acabar de arreglar la “información”, el engatillado habla de asaltos a los supermercados en plan Robin Hood. Me parece que los asaltos esos fueron bastante ordenados y pacíficos, pero eso ya no le cabe o no lo sabe, y lo omite.

La que más me gusta –y termino con ella- es la número 12, que muestra unas manos ensangrentadas, embutidas en guantes sanitarios, ante un cartel donde se lee la palabra “asesinar”, alzadas sobre la multitud que protesta –como indica el pie de foto- “por los recortes en la asistencia médica gratuita a los inmigrantes ilegales”. Now, wait a minute: ¿Asistencia médica gratuita? ¿Y a inmigrantes? ¿Y, encima, ilegales? Wau. Eso es nivel. En America –como ellos dicen- ni siquiera los trabajadores tienen derecho a tal servicio y el gobierno les obliga a costearse un seguro privado que vale una fortuna y ha arruinado a la clase media americana. De hecho, el caballo de batalla más importante de Obama, que antes había retirado del mapa político a Hillary Clinton. Pero, a lo que vamos.

Ya sé que, hay quien piensa que de reflexionar tanto antes de dar una noticia, los periodistas no nos ganaríamos el pan, pero se supone que el periodismo anglosajón da lecciones de seriedad y noticias contrastadas. En su número del 26 de septiembre pasado, informando sobre las protestas ante el Congreso de los diputados –que, en ningún momento relaciona con el 15M, por cierto-, menciona el NYT la carta del Rey como “salida de tono político” (foray se podría traducir como “correría”),  pero se olvida el autor de la crónica de mencionar un rasgo de modernidad que probablemente le estorba: que la carta se colgó en el blog de la casa real.

¿Qué me mosquea de esto, aparte rasguños del corazón? Pues que nada en la prensa poderosa es gratuito. Que este tipo de información incide sobre el ya decaído ánimo de los españoles y que el mensaje que se lanza a los llamados mercados es que España está en almoneda y que hay que aprovechar las gangas del país.  Especuladores, a salivar.

Lo que más me entristece es que el periodismo ha dejado de informar verazmente para aspirar sólo a satisfacer el apetito de lo que se espera que se cuente. Una manera segura de vender el producto, que es de lo que se trata. Una forma de dejar de ser honrado como cualquier otra.

7 Comments
  1. Runaway says

    ¡Vaya, hombre! Resulta que ahora tenemos que demonizar a The New York Times porque lo que presenta el reportaje fotográfico no es la realidad de España. No sé a qué viene tanto rasgarse las vestiduras con las fotografías de algunos/as si en realidad se han quedado cortas, y aún lo peor está por llegar.

    En primer lugar, díganle eso (que no es real) a las personas que salen en el reportaje, a los seis millones de parados, a los desahuciados de sus casas, a los dependientes, a los aque aún conservando el empleo no llegan a fin de mes porque le han reducido los ya bajos salarios y le han subido los impuestos y el nivel de vida….

    – En segundo lugar, pensemos si no conocemos a alguien (o nosotros mismos) que no esté si no en esa situación tan grave , a tan sólo dos o tres pasos de ella. No hace falta leer todos los días la prensa o seguir las informaciones de internet ya que en la tele no sale ni la tercera parte de la realidad, tan sólo con ser un poco observador e ir con los ojos abiertos mirando a tu alrededor. Yo mismo, con 50 años soy un damnificado, parado de larga duración, acabada las prestaciones y ayudas y sin posibilidad de encontrar empleo.

    ¿Por qué creen algunas personas que se pueden hacer reportajes de ese tipo referidos a Grecia, a Portugal pero no a España? Dicen que se da una mala imagen de España. Pues ya me dirán ¿qué imagen se puede tener de un país que ya ha pedido un fondo de rescate para sus entidades financieras hace meses y está a punto de solicitar el segundo?

    Yo tambien negaba la crisis cuando tanto la negó Zapatero en el 2009, pero alguien me dijo: espérate a que los que se están quedando en paro se le acaben las prestaciones y no encuentren empleo y verás. Ya está pasando y hoy hay dos millones más de parados, recortes socieles, subidas de impuestos y bajadas de sueldo generalizadas para los que aún conservan su trabajo.

    Pero aún hoy en pleno 2012, con la que ha caido, la que está cayendo y la que está por caer, veo gente negando la realidad que tienen delante o mirando para otro lado para no verla. Si le hablas de ella te dicen que eres un pesimista, o que le estás hablando de política, que tanta crisis no habrá cuando la gente sigue saliendo de vacaciones y llenando los bares y restaurantes.

    Otros te dicen que ya se están viendo «la luz al final del túnel» y que «de esta salimos». Se ve que se han creido la propia propaganda del régimen del partido gobernante. Ilusos e ignorantes ellos; la luz que ven no es la del final del túnel, sino la que se vé desde el fondo del pozo…

  2. Runaway says

    Cualquiera que haya hecho un curso de fotografía sabe que la dureza se resalta más en blanco y negro que en color, por el juego de las distintas gamas de grises, de las luces y de las sombras…Son muchos los profesionales de la fotografía que aplican estas técnicas, porque al fin de cuentas la fotografía, además de demostrar la realidad pura y dura -una imagen vale más que mil palabras- es un arte. He visto muchos reportajes fotográficos sobre la vida diaria de los países y son en blanco y negro. En catástrofes y en guerra se suele utilizar el blanco y negro para mostrar las ruinas, la destrucción. Tambien en el cine y el vídeo se aplican. Me viene ahora a la cabeza algunos video-clips musicales de muchas canciones de Bruce Sprinsgsteen, o de U2, donde para resaltar la dureza del tema, son en blanco y negro o mixtos.

    Para el exotismo, se utiliza el color: si alguien va de vacaciones al luminoso caribe con aquellas playas paradisiacas color turquesa, con cielos azules y las verdes palmeras las va a hacer en color, a no ser que quisiera experimentar y hacer otras en blanco y negro. Para la fotografía publicitaria y la propaganda también se elige el color. Para un mundial de futbol, para las olimpiadas, para las fiestas, para las pasalelas, para las bodas… también se elige el color.

    El contexto es muy importante y todo tiene que guardar una cierta concordancia. Por ejemplo, recientemente hubo una protesta en Madrid de todos los colectivos que han sufrido recortes: dependencia, sanidad, educación, funcionarios…No voy a los distintos colores de camiseta que iban ataviada los distintos colectivos, a lo que voy es que en medio de las protestas, de las pancartas, de las consignas iban gente vestido de payaso haciendo malabarismos y otros tocando música festiva con instrumentos musicales. Creo que eso sobraba por la gravedad, no lo hace creible cuando el reportero de televisión pregunta a los manifestantes y salían quejándose de que los niños les habían quitado la única comida que hacían al día, la que hacían en el colegio. Estaba tomando café en un bar cuando salió eso, y algunos de los parroquianos decían que eso era mentira y otro que muy preocupados no estarán porque aquello parecía más bien una fiesta que una manifestación.

  3. Runaway says

    NOS MIRAN MAL
    * España se convierte en fuente de malas noticias para la prensa global
    *El reflejo de una crisis muy real no puede atribuirse a conspiraciones

    En el imaginario colectivo de los medios de comunicación occidentales, España parece estar convirtiéndose a medida que va avanzando este año de 2012 en lo que fue Grecia en los semestres anteriores: el paradigma de austeridad impuesta por poderes externos, pobreza rampante entre las clases populares y medias, indignación creciente de la ciudadanía contra los bancos y los políticos y episodios de violencia callejera cada vez más frecuentes. Ciertamente, las escenas que pueden fotografiarse o filmarse estos meses en las calles españolas son tan impactantes como las de los jubilados griegos protestando por el recorte de sus magras pensiones en la ateniense plaza de Sintagma frente a una muralla de bien pertrechados policías. O, saltando a los comienzos de este siglo, las de los enfurecidos depositantes argentinos agolpándose frente a los bancos cuando el corralito de 2001-2002. O, puestos a hacer historia, las inmortalizadas por Dorothea Lange en el Estados Unidos de la Gran Depresión.

    Así que The New York Times publicó este lunes un reportaje fotográfico de Samuel Aranda sobre la España en crisis, y le dio un tratamiento de portada con una imagen en la que se veía a un hombre buscando comida en un contenedor de basura, UNA IMAGEN QUE EL AUTOR DE ESTE ARTÍCULO VE A DIARIO EN SU BARRIO MADRILEÑO

    (…) A este lado del Atlántico saltaron voces indignadas. Las más moderadas citaban el hecho de que España, aunque en crisis, no es solo eso, no es solo lo retratado por Aranda: gente esperando a ser desahuciada de su vivienda, pobres rebuscando en la basura, comedores de caridad repletos, inflamadas protestas callejeras, carreteras y urbanizaciones sin terminar… En efecto, no es solo eso, pero también, y cada vez más, es eso. La tragedia de España no se limita al millón de personas que ya son pobres según Caritas, ni tampoco a los cinco millones de desempleados registrados oficialmente; la tragedia de España también es que las conversaciones cotidianas de la mayoría del resto traten sobre despidos inminentes y recortes en las prestaciones sociales, versen sobre estrecheces y miedos.

    No se equivocan, pues, los medios internacionales que llevan con frecuencia creciente a sus portadas temas de la España en crisis. Es lo nuevo, esto es, lo noticioso, tras unas décadas en las que han hablado de una España de transición democrática tildada de “modélica” y, luego, de una España de éxitos económicos, culturales y deportivos.

    Por lo demás, ¿reflejan con el 100% de exactitud las realidades de Túnez y Egipto los medios de aquí o allá cuando abren con imágenes de unos cientos de salafistas asaltando embajadas norteamericanas? ¿No podría decirse también que, durante esos días, millones de norteafricanos siguen con su vida normal, ajenos a tales barbaridades? ¿Y es Estados Unidos tan solo ese país donde, cada dos por tres, un enajenado se pone a disparar contra la muchedumbre? ¿No había el día del asalto al cine de Colorado una inmensa mayoría de norteamericanos que estudiaba, trabajaba o veraneaba? Sin duda, pero los medios (españoles e internacionales) abrieron en su momento con esos temas, e hicieron bien. Su misión no es dar el parte de la cotidianidad, sino contar lo que es nuevo y relevante, y tanto el salafismo en el norte de África como los tiroteos en Estados Unidos lo son.

    En el peor de los casos, algunos de los que han denostado en España el reportaje del New York Times han resucitado un clásico carpetovetónico: aquel que reza que los de fuera nos miran mal, nos tienen envidia y/o inquina. Este tufillo desprendían ciertos comentarios escandalizados por el hecho de que, tras el reportaje del lunes del diario neoyorquino, ese mismo medio y muchos otros en Europa y América dieran un tratamiento destacado a las escenas de violencia vividas en la noche del martes en el centro de Madrid, cuando los antidisturbios reprimieron a porrazos a los que pretendían acercarse más de la cuenta al blindado Congreso de los Diputados.

    Pues sí, la España en crisis está, lamentablemente, de “moda”, se ha convertido en una fuente de noticias negativas, como señalaba ayer un comentarista en un medio digital. Pero, como añadía ese mismo comentarista, no hay la menor necesidad de recurrir a teorías conspirativas para explicarlo. Le ocurre a Francia cuando hay disturbios en los suburbios donde se apiñan los inmigrantes, le ocurre a Estados Unidos cuando hay tiroteos, le ocurre al mundo árabe y musulmán cuando los integristas hacen de las suyas, le ocurre a países que se suponían acomodados cuando hay crisis que llevan a millones a la miseria o la penuria.»

    JAVIER VALENZUELA en EL PAÍS

    El artículo es más largo y los siguientes párrafos tira un poco del tratamiento informativo en la guerra civil y en otros momentos históricos.
    http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/09/26/actualidad/1348685485_115305.html

  4. gente corriente says

    totalmente de acuerdo con el artículo. A pesar de lo mal que estamos, quizá el peor momento de la democracia y con posibilidad de empeorar, no creo que los americanos sean ningún ejemplo ni puedan dar lecciones de algo. Hablan de sanidad y de extranjeros? ellos? que son capaces de dejar morir a un pobre a la puerta de un hospital. Ellos, que defienden el ultraliberalismo. Todo ello sin hablar del desconocimiento que la mayoría de la población americana tiene de todo lo que no sea Estados Unidos. Aunque, repito, estamos muy mal y parafraseando a Antonio Muñoz Molina, nunca en mi vida adulta he sentido una tristeza civil tan grande como la que siento ahora. Bhttp://antoniomuñozmolina.es/2012/09/casi-lo-peor/ueno mejor les enlazo el artículo

  5. Luis says

    –¿Qué quieren los estadounidenses?
    –Más, siempre quieren más.

  6. Y más says
  7. Y más says

    Otro ejemplo de periodismo «acurate and serious» en el NYT: atención a la foto y pie de foto. Un poema. http://www.nytimes.com/2012/09/28/business/global/spain-unveils-sweeping-budget-cuts.html?pagewanted=all

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