Robert Mapplethorpe, en Madrid

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Una mujer toma notas ante una fotografía de Robert Mapplethorpe expuesta en Photo España 2011. / Efe

Es probable que Robert Mapplethorpe haya sido el fotógrafo de los desnudos masculinos, aquellos que podían equipararse al estudiado estupor de las estatuas griegas. La Galería madrileña Elvira González, en su sede de la calle General Castaños, dentro del Festival Off Photo España, expone hasta el 19 de julio una serie de fotografías de Robert Mapplethorpe realizadas entre 1980 y 1989, casi completando la década. Se trata de 32 fotos de hombres y mujeres desnudos, los menos, junto a composiciones vegetales y algún que otro animal que parecen sugerir bodegones de épocas clásicas, aunque algunos lo hayan querido relacionar con aquellos de Morandi, lo que tampoco quita un ápice de veracidad al asunto.

Las fotografías corresponden a  su etapa en que retrató composiciones homoeróticas,  antes de morir en Boston de sida en 1989, y poseen una rara perfección que muchos califican de minimalista, aunque cabría calificarlas de dotadas de esencialidad. Sólo así cabe comprender la fascinación que producen y su vinculación con el desnudo clásico, al que dotó de una nueva forma de mirar, más dura, pero decantada hacia el culto a la curva, a la tensión de ésta, haciendo casi verdad en imagen aquella aseveración del poeta Pierre Ronsard de que la curva era perfección. Ni que decir tiene que la curva en estos desnudos masculinos está centrada casi en exclusiva en la tensión extrema del músculo.

Sólo que ésta no sólo no se limita al desnudo femenino, salvo alguna foto excelente de su modelo Lisa Lyon, en que aparece su sexo cubierto por un escorpión o desnuda con una falda que le tapa el rostro, el desnudo cosificado al extremo para la pura contemplación del espectador al carecer de referente en la mirada de la modelo. Los desnudos masculinos son mayoría y se suceden en la mirada del espectador después de haber contemplado las composiciones de animales y plantas. La primera foto es un nácar lleno de cristales, que es un estudio sobre lo luminoso, y conviene advertir que las curvas del nácar sugieren las posturas que luego veremos adoptan sus modelos masculinos. Le sucede lo mismo a la foto de las espigas en un vaso de cristal, pues supone el reflejo en lo natural de aquellas primeras fotos de Mappelthorpe en que componía bailes de cuerpos. Luego, el gallo muerto, que más que Morandi recuerda a los bodegones del Barroco. Desde luego está más cercano al Gallo muerto de Gabriel Metsu, ese magnífico cuadro dela Escuela Holandesa que s e encuentra en el Museo del Prado que al italiano.

Pero la parte sobresaliente de la exposición es la final, donde se exhiben los cuerpos de hombres negros, en exclusividad. Todos amigos del artista: Jack Wall, con sus rastas, Michael Roth y su espalda de Atlas moderno, Michael Reed y sus músculos que se salen del encuadre, Ken Moody

Lejos están aquí aquellas instantáneas que tomaba con la polaroid. Ahora, para conseguir esa prolijidad en el detalle maneja otras técnicas, como platinotipias o cibechrome. Lejos, también, las poses de otros tiempos, como las que tomaba de la que fue su modelo y mujer durante muchos años, la cantante y poeta Patti Smith, en los tiempos en que ésta se inspiraba en los textos de Jean Genet y Baudelaire, puro estilo neoyorkino, ya se sabe, Andy Warhol y la Factory, y Mappethorpe la fotografiara para la portada de su álbum, Horses.

Sin embargo, en esta lógica evolución no deberíamos olvidar su relación con Lisa Lyon, que era culturista. De hecho las primeras fotos de la exposición, que datan del año 80, coincide con el momento de su encuentro con la gimnasta y vemos en estas fotos que la tomó que su concepto de androginia, que ya estaba cuando realizaba las instantáneas a Patti Smith, toma otro camino en estas fotos donde el cuerpo gimnástico es esencial para la mirada escultórica que estaba llevando a cabo.

Que sea eso de la identidad sexual… esta magnífica y bella exposición de Robert Mapplethorpe nos acerca esa pregunta, que parece casi obligada en los ambientes homosexuales de los últimos años del siglo XX en el terreno de la plástica. Una de las exposiciones más hermosas  de Photo España, pródiga en muestras apreciables.

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