Homenaje a Blas de Otero, por la palabra y la paz

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El poeta vizcaíno Blas de Otero. / es.antologiapoetica.wikia.com

El 12 de diciembre tienen planeado celebrar, en Palencia, un homenaje en honor de Blas de Otero, poeta de muchas capas, todas ellas limpias, sin trampa. Por buscar pretexto, podría apuntarse a que falta poco más de un año para celebrar su onomástica, o que hace algo más de un año que salió publicada su Obra Completa (Galaxia Gutenberg-Circulo de Lectores, 2013) o que en Palencia se quiere agradecer el cariño del vizcaíno hacia la ciudad dormida, sede de la Bella Desconocida, y que, aprovechando que por Palencia pasa el Carrión, la Fundación Díaz Caneja –fino pintor palentino de paisajes casi imperceptibles, de quien fue buen amigo el poeta- ha prestado su sitio para el encuentro.

Como es preceptivo desde que se puso de moda recorrer las cantinas del vicioso Bloom’s Day irlandés, la Fundación Blas de Otero propone unas rutas literarias en Bilbao y el Valle de Orozco, para los más friki seguidores del poeta. Incluso hay convocado un concurso de fotografía muy literario también.

Miembro del Club de los Poetas Olvidados, a  Blas de Otero se lo ha encasillado en la poesía social, una faena de aliño quién sabe si para sepultar su memoria. Pero el vizcaíno madrileño daba para más, a pesar del ahogamiento cotidiano en que vivió, por razones personales y por razones históricas.

Cuartopoder.es ha hablado con uno de los mejores conocedores de Blas de Otero, que participará en el homenaje, Mario Hernández, quien con Sabina de la Cruz, que preside la Fundación Blas de Otero de Bilbao, ha preparado y prologado la edición de la Obra Completa, antes mencionada.

No sé si Blas de Otero está olvidado. A veces proyectamos una impresión propia, o de nuestro entorno, sobre una realidad amplia y compleja. La publicación de Hojas de Madrid con La galerna y la de la Obra completa funcionó bien, con grandísimo número de críticas, algunas inteligentes. Sí se notaban los estragos que causan los tópicos y los manuales, quizá en orden inverso de prelación”.

Este homenaje es muy oportuno para abrir páginas –en pantalla o en papel- de sus poemas y sus prosas. Para Mario Hernández, la elección está clara: “Recomiendo leer sin anteojeras o sin prejuicios, y quizás, hoy, comenzar desde el fin, desde esas 'Hojas de Madrid con La galerna', pasando por las prosas excepcionales de Historias fingidas y verdaderas, hasta Ancia. Blas de Otero, como ha escrito un crítico reciente, se fue haciendo más libre con cada libro; adquirió al fin una frescura e inmediatez, sin decaer en la tensión lírica, que nos le acercan y amigan, sin mengua de su misterio, pues su poesía nunca es plana ni simple”.

Blas de Otero, además de ser ciudadano del mundo, era tan vasco como castellano, o quizá por eso mismo era castellano, de puro vasco. Lejos de los mosqueos nacionalistas actuales: “Blas fue un poeta castellanista, enraizado en la lengua española, de cuya exactitud, abundancia y extensión supo por su oído, su aprendizaje continuo y sus viajes. La experiencia de Cuba creo que fue especial para él, y no solo por razones políticas. Uno de sus libros más revolucionarios, 'Historias fingidas y verdaderas', está escrito en Cuba, y no es un libro sobre la revolución, sino sobre la palabra y el oficio del poeta, esencialmente. Por entonces habla de la que sentía como «adusta Tierra de Campos / donde crepita mi palabra viva». No creo que el poeta fuera tan ingenuo como para pensar que su poesía resonaba en esa Tierra de Campos, sino, más bien, que el habla de esa Castilla, que sitúa en tierras de Palencia, es la lengua modelo o madre, la lengua que le inviste y en la que se está haciendo y rehaciendo como poeta. Hay razones biográficas para esa relación con Palencia, pero por debajo hay algo de más calado. No se olvide que Blas fue un poeta español  (como Unamuno o como Machado) en tiempos en que España era una palabra que no quemaba los labios de nadie, ni a derechas ni a izquierdas”.

La imagen que ofrece Blas de Otero es la de un hombre cabal, como se decía antiguamente. Un ser humano coherente, pero también sufriente. Mario Hernández fue amigo cercano: “El Blas que yo conocí era un hombre lacónico, a ratos ensimismado, cordial, amistoso. Era un hombre sencillo, de negros ojos grandes, a veces 'sonreidores', con el que era fácil entenderse. No le traté, claro está, en los momentos difíciles de sus depresiones, pero Sabina de la Cruz, su mujer (y compañera mía en la Complutense de Madrid, los dos estudiantes de Filología), sostiene que en la última etapa de su vida Blas había empezado a superar ese largo y duro peaje que tuvo que pagar por su elección, por la rara vocación de su vida: ser solo poeta”.

5 Comments
  1. javier mateo says

    Si era um poeta…sería estupendo. Pespeto a los poetas

  2. me says

    Gracias, Elvira. Bien interesante.

  3. paco otero says

    Amiga Elvira desde mi vuelta a España, en el 2004, en los recitales que he presentado por buena parte de Andalucia,Madrid Avila… esta en el repertorio BLAS DE OTERO. Un programa sobre poesía que trabajo en la TV de Priego de Cordoba, lo titulo «NOS QUEDA LA PALABRA» y el ultimo recital-espectáculo que he presentado el 27/11, lo titulo con este verso,
    del poema «en el principio»
    …con el cerramos el primer bloque del recital (lo hemos dividido en tres) y lo dice mi hijo con un perfecto castellano,pero con un ligero acento marroquí y sinceramente hacen comentarios del poema y de Imam,muy agradables y positivos,
    …no dudo que BLAS DE OTERO ESTUVO ESTA Y ESTARÁ EN LA MEMORIA DE ESTA PIEL IBERA POR TIEMPO.

    UN SALUDO Y GRACIAS POR ESTE POST INFORMATIVO/FORMATIVO

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