Violencia contra un animal es violencia doméstica

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Caballo muerto en una carrera
Un caballo es retirado tras morir por asfixia en plena carrera en Mallorca / pacma.es

La casualidad −¿o no?− hace que el Juzgado de lo Penal número 8 de Palma de Mallorca, que custodia Maria Jesús Campos Barciela, haya mandado al trullo a dos indeseables que han matado de manera cruel y despiadada a sus animales domésticos. El relato de la vida de los animales domésticos en España es una visita al corazón de las tinieblas, de la que no se puede regresar inmune por poca alma de que se disponga. Es la primera vez, que se sepa, que entran en prisión dos hombres por maltratar hasta la muerte a dos animales domésticos.

Uno de los entrullados es un tal Eugenio Sánchez, que mató a golpes a su caballo trotón porque la pobre bestia no lo dio todo en una carrera y la perdió. Lo que la sentencia no puede decir es lo que todos sospechamos: la de palos que habrá recibido el equino antes de rendir su vida. No en el momento del asesinato con alevosía, no; durante toda su vida.

Lo mismo puede decirse del otro cobarde que mató a su perro de hambre, atado en corto con cadena, sin que el pobre bicho pudiera comer ni la suela de un zapato. Este caso es paradigmático porque el asesino, Andrés Feria Romero, ya estaba en la cárcel cumpliendo pena por maltrato doméstico contra una mujer. Así que la juez le ha invitado a quedarse disfrutando del hotel que todos pagamos, unos cuantos meses más.

Si han llegado leyendo hasta aquí, es probable que les chirríe lo de 'asesinato con alevosía' y con razón. El diccionario –no sólo el de la Real Academia− define alevosía como:  “Cautela para asegurar la comisión de un delito contra las personas, sin riesgo para el delincuente. Es circunstancia agravante de la responsabilidad criminal”.

No sé si ya lo han hecho las asociaciones animalistas, pero por mi parte, propongo que se amplíe al resto de los seres vivos, no sólo contra las personas, también muy especialmente contra los domésticos, y peor aún cuando, como en estos casos, los animales no podían defenderse al encontrarse atados (en la foto del pobre caballo se distinguen sus patas ligadas con una cuerda).

Todo esto sucedió hace dos y tres años, porque ya se sabe que para la Justicia no hay dinero. Esa circunstancia la comparte con la Sanidad, la Educación... Y están en la cárcel porque se trata de casos extremos, ya que no es tan raro que mueran caballos en plenas carreras por sobreesfuerzo, para no hablar de las malas condiciones con que se transportan animales para consumo humano, y un triste y largo etcétera. Las leyes españolas son suaves con estos casos, pero la juez ha decidido que se cumplan esta vez con rigor.

Los partidos políticos prometen atender las protestas de las protectoras de los animales cuando se encuentran en verbena electoral. Lo hizo el PSOE de Rodríguez Zapatero, sin consecuencias; lo hizo la Generalitat del Molt Honorable Pujol, sin que se sepa nada de su flamante oficina de atención a los animales domésticos.

Cada vez a más españoles nos repugna la facilidad con que se maltrata sistemáticamente a los animales: atados de por vida a una cadena, con las garrapatas comiéndoles la cabeza, apaleados al capricho de sus amos, arrastrados por un coche hasta su muerte (así 'entrenan' los galgueros a sus víctimas), dándoles un mendrugo de pan por todo alimento, etc.

Hace tiempo, un hombre que fue condenado por ahorcar a su galgo −pero sin pisar la cárcel por ello− confesó que no sabía que eso fuera delito, que lo hizo porque es lo que se hace tradicionalmente, que su padre también lo hacía, etc. Lo mató, fundamentalmente, “porque era suyo”. Igualico, igualico que la otra violencia, la que apalea a las mujeres. Un país que consiente esto, que no agrava las penas para que los jueces puedan empapelar bien a los delincuentes contra los animales, es un país de charanga y pandereta.P

Así que, loada sea la juez María Jesús Campos Barciela, y que Dios la guarde por muchos años.

1 Comment
  1. Me says

    Esa frases que tanto hemos oído: que animal eres, burro, bestia, perra…también deberían ser anuladas del lenguaje cuando se refieren a humanos, a no ser que fueran «piropos».

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