Alejandro Aravena: el arquitecto que hace casas para la gente corriente

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El arquitecto Alejandro Aravena/ lafargeholcim-foundation.org

El Premio Pritzker –el Nobel de la Arquitectura- este año ha caído en un equipo de arquitectura chileno, Elemental, dirigido por Alejandro Aravena. No es una noticia previsible, dado que los Pritzker suelen premiar a los valores más chic y artísticos del mundo constructivo. Ya lo hablamos aquí hace casi tres años, cuando se lo dieron a Toyo Ito, un arquitecto de los que habitan la nube de los elegidos.

La novedad del premio a Alejandro Aravena es que se trata de un equipo que trabaja por dar con la fórmula mágica que facilite a casi todo el mundo una vivienda digna y funcional. Su invento más conocido y exitoso es el de las 'viviendas incrementales', construcciones que dejan abierta la posibilidad de ampliarse y mejorarse a medida que sus inquilinos vayan teniendo más medios. Nada que ver con un paisaje habitual en Turquía, donde las casas quedan con los hierros del hormigón a la vista, esperando a que la familia aumente y se siga edificando hacia arriba. Pero, igual sí. En todo caso, lo de Aravena está pensado y calculado, y queda estéticamente impecable.

La gran aportación de este arquitecto es el tiempo que gasta en hablar con las personas para las que van destinadas las viviendas o la constante consideración de los elementos de la naturaleza en sus planes arquitectónicos. Así lo hizo en la ciudad minera de Calama, cuya periferia rodeó de una gran arboleda para evitar que la villa se inundara del polvo del desierto. Desde que Félix de Azúa se pronunciara a favor de la pena de muerte, sólo para los arquitectos, poco se contemplaba el elemento árbol como parte de una construcción, fuera de las maquetas, donde los 'arbolitos' quedan muy 'monos', aunque en la realidad no les importe mucho.

Como ya se ha dicho, Aravena trabaja contando con la escasez y la sostenibilidad −de verdad− de las casas y los edificios. Ingeniándoselas para sacar de donde no hay los elementos eficientes que darán comodidad a un hogar. El chileno está empeñado en trabajar por darle a la arquitectura un sentido humano de satisfacer las necesidades de la gente, no la vanidad de sus propios colegas. Y si con el japonés Ito el jurado de los Pritzker ya daba un paso interesante en favor de la construcción de espacios de recuperación de catástrofes, con Aravena se premia la preocupación y el compromiso social del arquitecto, el afán por que las personas con medios económicos escasos puedan tener casa a medida.

El lenguaje de los Pritzker cambia con este premio, de modo parecido a como está cambiando en España la manera de hacer política, a causa de las necesidades de la gente y de sus manifestaciones. Hablamos de este arquitecto comprometido socialmente, como de un político comprometido socialmente también. “La escasez de recursos obliga a la abundancia de sentido”, ha dicho en una entrevista a El País  en un claro empeño de explicar que “la ciudad es un mecanismo muy potente de corrección de inequidades”, que es en lo que Elemental está trabajando desde hace años. Este premio −que, por otra parte, se une a muchos otros− los empuja a continuar en la buena senda de demostrar que los milagros suceden si insisten las personas adecuadas con la honradez necesaria.

Efe (YouTube)

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