PRESUPUESTOS / Desde el jueves 29 de junio el IVA cultural pasa del 21 al 10 por ciento, pero solo para espectáculos en directo

De presupuestos, posverdad, dinosaurios y cultura

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IVA cultural
Imagen de archivo de varios visitantes que realizan fotos a la maqueta de dinosaurio ubicada en la población soriana de Fuentes de Magaña. / Efe

Ahora que la Real Academia Española admite “posverdad” en vista del éxito de que goza el término en los ambientes políticos, el Gobierno aprueba en los Presupuestos de 2017 una reducción del IVA cultural --del 21 al 10 por ciento--  que apenas oculta una triste realidad creciente con el paso de los años: al gobierno le importa un pepino la cultura o --seamos más justos-- al Gobierno no le quita el sueño que el soberano pueblo español se culturice o pase olímpicamente.

Hay que considerar que este 10 por ciento va a favorecer solamente a los espectáculos en directo, el cine sigue castigado, por borde, aunque el Ministerio asegura que se ha incrementado en un 13 por ciento, el presupuesto de ayudas al cine. Con todo, el nuevo IVA aún supera la tasa del 8 por ciento que disfrutaba la cultura española hace cinco años. Huy, qué casualidad, desde que gobierna el gobierno que ahora gobierna.

Odiosas comparaciones obligan: en Francia, donde la crisis está atizando también de lo lindo, el IVA cultural es del 5,5 %. Una cuestión de clase: en Francia la cultura es cuestión de Estado.

Imaginemos el extenso mar, donde no se vislumbran horizontes. Sólo en la superficie, una fina línea de espuma de unos cuantos metros de longitud. Eso viene a ser este IVA, al fin logrado. Miles de millas de superficie marina, cientos de atmósferas hacia el fondo abisal: eso es el territorio cultural español, más abandonado que un galgo en primavera. Vaya, ya estamos exagerando.

Ahora sabemos que en Burgos han dado con los restos del mayor dino descubierto hasta la fecha en Europa.  Un cuellolargo que vivió hace 125 millones de años, del que los arqueólogos han presentado a la prensa una vértebra del tamaño de una tabla de surf y que aseguran podría medir 15 metros y pesar 35 toneladas. Enternece la dedicación de estos arqueólogos, que trabajan de sol a sol con medios muy precarios, dadas las precarias subvenciones, cuando las hay.

Como admirable es la tarea cotidiana de los científicos en España, ajena a la indiferencia de la población y de las autoridades, excepto cuando, incomprensiblemente, salta a la palestra algún gran descubrimiento. Y admirable, cómo se mantienen en pie los viejos edificios del Patrimonio Nacional, que recuerda que una vez hubo españoles valientes y capaces, que escribieron grandes páginas en la Historia. O lienzos y murales, esculturas y obras de arte que aguardan, como el arpa de Bécquer, alguna mano de nieve que pueda rescatarlas del acabamiento.

Se ha sabido que el Ministerio de Cultura corrigió, una semana después de producirse, un error de números en los Presupuestos, que concedían a Patrimonio Nacional una partida fantástica de 560 millones de euros, cuando en realidad, la cifra, mucho más modesta, es de 560.000 euros. Lástima. Por qué poquito.

Así que, sí, bienvenida sea esta reducción del IVA cultural, aunque afuera esperen, tiritando de frío y de abandono, tantos otros aspectos de la cultura de un país que una vez fue grande y que ahora, al parecer, sólo puede aspirar a vender las tapas como Patrimonio de la Humanidad y como señas de identidad de la Marca España.

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