‘Rumbos’: drama coral mil veces visto

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Cartel de la película. / arcadiamotionpictures.com
Cartel de la película. / arcadiamotionpictures.com

Una gran urbe. Calor. Verano. Seis vehículos. En cada uno conocemos una historia, unos sueños, unos anhelos, dramas humanos, vidas rotas. ¿Siguen despiertos? Bueno, yo sigo.

Los protagonistas son dos tipos en una ambulancia, dos críos en un descapotable, un taxista abandonado por su mujer, un camionero gordo y feo enamorado de una puta mayor cuya vida esconde una triste historia, un pijo... Y, para colmo, todas las historias están engarzadas con la voz (empalagosa) de Julia Otero en un supuesto programa sentimental y blandengue, de esos de madrugada.

Una pena esta plaga de directores españoles que también son escritores insobornables, que tiene sus propios y, por supuesto, maravillosos guiones bajo el brazo. Es este caso, su directora, Manuela Burló Moreno, guardaba como un tesoro esta colección de estereotipos y clichés que a un productor y una cadena les han debido de parecer maravillosos, miel para la taquilla española.

La señora Moreno viene del cortometraje y uno de sus más afamados trabajos en este formato se llama Pipas, un corto espantoso y tremendamente vulgar sobre dos chicas adolescentes comiendo pipas como cerdas y hablando de estupideces en un solo plano. El resto de sus cortos no los he visto, ni ganas.

Su debut en el largo se llamó Cómo sobrevivir a una despedida, un plagio descarado de Resacón en Las Vegas (es lo mismo pero con chicas) y que la directora se planteó como un encargo antes de levantar este ansiado proyecto llamado Rumbos. Cómo sobrevivir a una despedida, no está mal rodada y contó con una producción envidiable para el cine español, pero la mayoría de sus interpretaciones y su guión son míseros.

Ahora llega su segunda y más personal película, que pasó sin pena ni gloria por la Sección Oficial del Festival de Málaga. Como ocurría en Cómo sobrevivir a una despedida, la elección y dirección de actores está muy desequilibrada. Mientras Nora Navas y Pilar López de Ayala convencen, el resto del reparto hace lo que puede. El gran Karra Elejalde como taxista trabaja con desgana, Miki Esparbé está desaprovechado y carece de personaje, Ernesto Alterio pone el piloto automático, Fernando Albizu está flojo, Carmen Machi como puta está ridícula y a los dos chavales a veces ni se les entiende cuando hablan.

En cuanto al guión, Rumbos no profundiza nada en los personajes, que son meros bocetos, garabatos, brochazos. Supuestamente vamos a ver un ambicioso fresco social y dramas vitales desgarradores en la gran ciudad, pero ni las situaciones funcionan, ni los diálogos son emocionantes o brillantes, ni las interpretaciones conmueven más allá de la mera corrección.

Rumbos, con el episodio de Esparbé y López de Ayala, empieza de forma curiosa, sigue de forma sólo correcta y enseguida sabes que la película te va a dar poco nuevo y que una cosa así ya la has visto mil veces. Y acaba aburriendo.

Si quieren ustedes ver una magnífica película coral pónganse en casa la maravillosa Short Cuts, de Robert Altman, o la desgarradora Magnolia, de Paul Thomas Anderson. Esto es un triste quiero y no puedo.

Y, por dios, que alguien vuelva a llamar a la estupenda Pilar López de Ayala.

Sony Pictures España (YouTube)

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