ENTREVISTA al director de la película 'Selfie'

Víctor García León: “Tenemos poca tradición de tomarnos la política a broma»

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Víctor García León
Víctor García León, el director de la película 'Selfie'.

En su tercer largometraje, Víctor García León nos retrata la caída a los infiernos de un pijazo arrogante, clasista y ridículo. Pero no carga solo contra los hijos de los que han dejando este país como un erial, también contra los del otro bando. En Selfie hay imbéciles de derechas y de izquierdas, porque quizás lo que sobra en España son imbéciles. En fin: que su película se ríe de nuestra España binaria, la del Madrid contra el Barcelona, la de la casta contra Podemos. Hablamos con él de Selfie, una película de trinchera rodada con amigos, mucha improvisación y un protagonista pijo perfecto: Santiago Alverú.

-- La primera pregunta es de parte de tu productor, Enrique López Lavigne.

-- ¡Anda, qué me dices! (Risas)

-- ¿La ausencia de cine político se la debemos al empacho de política o al desinterés generalizado?

"En los sesenta y setenta la política tenía un sentido, pero hoy vivimos en un país binario, todos somos del Madrid o del Barcelona, o de Podemos o del PP"

-- No sabría decirte, tenemos poca tradición de tomarnos la política a broma. Y ahora mismo creo que no tenemos posibilidades de tomárnosla de otra manera. Hay un punto en el que dices: ¿En serio? En los sesenta y setenta la política tenía un sentido, pero hoy vivimos en un país binario, todos somos del Madrid o del Barcelona, o de Podemos o del PP, estamos todos neuróticos para ver quién grita más alto. Es difícil tener la tradición inglesa de tomarnos a cachondeo y nos vendría muy bien.

-- Han pasado nada menos que once años desde el estreno de tu anterior película, Vete de mí. ¿Qué ha pasado?

 -- A efectos promocionales sería genial decirte que he estado once años trabajando con esta nueva película, decir que Selfie es un producto muy medido y tal... Pero mira no, Selfie es la respuesta a una desesperación personal. Estaba con proyectos en desarrollo que no salían.

-- Hasta seis proyectos que ya contaban con el apoyo de una productora y una distribuidora y que se han ido al traste. ¿Es así?

-- Sí, y decidí hacer la película en plena desesperación, en un bar. Estás en un bar, quejándote, el mundo no me atiende con el talento que yo tengo... Y de repente dices: vamos a rodar, cogemos una cámara y salga el sol por Antequera. Empezamos un poco como amigos y se nos fue de las manos. Selfie es un producto muy inmediato, rodada en un momento político muy particular que hay que retratar. Y además teníamos a un actor muy gracioso que debíamos explotar y un guión con el que improvisamos cosas nuevas. Fue un película muy libre.

-- Has citado a Jonás Trueba en este sentido: “Al final el que hace cine es el que se levanta, coge la cámara y se pone a rodar”.

-- Exacto, mientras yo estaba intentando levantar proyectos de tres millones de euros, Jonás era más rápido que yo y el que me decía: “Esto ha cambiado y el que esté parado se va”. A mí me da mucha envidia la carrera de Jonás, que no para.

-- ¿Hasta qué punto Selfie ha sido low-cost, cuánto ha costado?

"Cuando estás de promoción hablar de low cost da una sensación de infraproducto, me han prohibido un poco hablar de esto del low cost"

-- La gente que ha trabajado en ella no ha cobrado, pero hemos invitado a comer y el resto lo hemos hecho entre favores de uno y de otro. Son unos 300.000 euros. Cuando estás de promoción hablar de low cost da una sensación de infraproducto, me han prohibido un poco hablar de esto del low cost. “No digas que la peli te ha costado 6.000 pesetas porque me cago en tu puta madre”. (Risas) Es que la gente luego se cree que esto es una mierda, una cosa de fin de carrera de unos chavales y no, es un producto industrial que se ve bien, se oye bien y no tiene deficiencias técnicas o las tiene como cualquier otra película.

-- ¿Has pensado que Selfie también podría haber sido una buena serie de humor, como ¿Qué fue de Jorge Sanz?, de David Trueba?

-- La verdad es que la inspiración del lenguaje de la peli tiene mucho de televisión.

-- Usas el lenguaje del reality, con una cámara siempre detrás del protagonista.

-- Claro, ves Selfie y el programa de las Campos y no es tan distinto.

-- O el de Tamara Falcó.

-- Sí, Tamara es un referente para el personaje principal. Nos ayudó porque ella tiene esa manera de hablar de determinada clase alta madrileña en la que dudan mucho para no decir nada. Balbucean y buscan la palabra para al final dejarla entrecortada. En la peli Bosco, el protagonista, no termina ningún pensamiento. (Risas)

-- Santiago Alverú hace un trabajo estupendo como Bosco.

-- La película es él para bien o para mal.

-- ¿De dónde sale este señor? Lo has definido como “un pijo redomado” y al que “le da igual parecer idiota”.
-- Tengo varios amigos muy pijos y muy listos y les pregunto: ¿Tú, siendo tan listo, por qué pareces idiota? Y él me dice: “Me da igual lo que pienses de mí porque tengo pasta, la voy a tener y que me desprecie un tío como tú, de clase media baja, me la suda". (Risas)

-- Has definido Selfie como “una alegoría subnormal de la vida en este país, con un imbécil de izquierdas y un imbécil de derechas que pelean por una chica ciega, que podría ser España".

-- Es una chica que no sabe con quién se acuesta ni por qué, embarullada y no muy lista. Es un poco como votamos: no me convence nadie, pero voto a estos y sin mucho entusiasmo, con ese espíritu ciego que tenemos todos, acríticos con nuestros colores. En el Congreso y en los bares la frase que más se escucha es “¿Y tú?”.

-- El tan español “Y tu más”.

-- Como eso de “Han robado, sí, ¡pero el promotor era del otro partido!”.

-- ¿Cuánto hay de improvisación en Selfie? Si la hay no la distingues, tiene interpretaciones muy naturales.

"Selfie es mucho mejor no por mi talento, sino porque ha habido varios accidentes magníficos"

-- Es de los mejores halagos que me han hecho, la realidad y la ficción se funden sin saber lo que está preparado y lo que no. Te diré que un 30% de lo que se ve en la película está improvisado. Selfie es mucho mejor no por mi talento, sino porque ha habido varios accidentes magníficos.

-- Me ha recordado a Carmina o revienta, de Paco León, y esa tremenda libertad que le dio a sus actores.

-- Paco León tiene una cosa que a mí me gusta particularmente que es el cariño y el trabajo que tiene con los actores, hay algo ahí que a mí me llega mucho. Y todo lo que yo me parezca a eso bienvenido sea.

-- ¿Cómo conseguiste el cameo de Esperanza Aguirre?

-- Si te soy sincero, en ese momento estábamos el productor y yo gestionando donde dejábamos el equipo y Santiago la vio, fue a por ella e improvisó con el cámara. Se reconocieron como parte del mismo clan y así salió. (Risas) Y claro, tener ese metraje en el ordenador y no montarlo...

-- Espero que no tengáis problemas de derechos de imagen y cosas de esas...

-- Nos ha dicho el abogado que no, pero vete tú a saber. Ojala nos denuncie alguien para darle un poco de bola a la película.

-- En Selfie no solo se habla de los que han saqueado al país, los de Soto de Real, también de la crisis. Has dicho que “la intemperie económica la hemos vivido todos”, no solo tu pijo protagonista.

"Bosco es un personaje acomodado, pero lo de la intemperie económica nos ha pasado a todos"

-- Bosco es un personaje acomodado, pero lo de la intemperie nos ha pasado a todos. Para mí hace diez años levantar una película era cotidiano. Y lograbas un sueldo, ibas cómodo por la vida... Y, de repente, todos nos hemos enfrentado a una realidad muy distinta.

-- Selfie es especial porque es valiente, no es comedia de fórmula, de las que hacen como churros las cadenas privadas, con esa falta de riesgo y diversidad. ¿En este país o haces cine mainstream o de festivales, ya no hay clase media?

-- Si haces una lista de tus 10 películas favoritas del cine español, casi siempre salen películas de clase media, de un autor que tiene una pata en lo industrial. Saura, Buñuel, Almodóvar... películas con reparto, presupuesto... El verdugo o Viridana tienen una mirada de autor, pero no es un low cost de videoartista. Son películas que están en el mercado.

-- ¿Y por qué hemos llegado a esta situación?

"No es sensato que no se pueda hacer un cine que mezcle autoría e industria, porque es el cine que mejor nos ha salido"

-- Tengo algunas teorías, todas conspiraciones paranoicas que te ahorraré (Risas). No, pero los poderes públicos tienen que hacer una reflexión. Si el sistema de producción ha echado al modelo de película española que mejor iba, ahí alguien ha hecho algo mal. No sé cuál es la solución ni me quiero poner a hablar mal de los políticos, que luego me regañan. Pero no es sensato que no se pueda hacer un cine que mezcle autoría con industria, porque es el cine que mejor nos ha salido.

-- No nos deprimamos y hablemos del futuro: tienes en marcha el proyecto Los europeos, adaptación de una novela de Rafael Azcona y con Apaches en la producción. 

-- Sí, la queremos rodar el año que viene, en primavera. Estoy muy arropado por los productores y la queremos hacer con Raúl Arévalo y Juan Diego Botto, que nos han dicho que, en principio, sí. Ya veremos lo que pasa cuando les digamos lo que van a cobrar (Risas). No sé si comeremos y cenaremos caliente, pero una de las dos sí. La verdad es que estoy muy contento con la adaptación y va a ser una película más industrial en el sentido clásico del término.

-- Trata sobre el boom del turismo en los sesenta.

-- Sí, es una vuelta al landismo desde la visión de Azcona, sobre madrileños que vienen de una sociedad gris y asexuada y en Ibiza ven a los primeros europeos, gente que abre a los españoles la posibilidad de ser europeos, aunque nosotros estemos incapacitados. Ser europeos, como en todas las pelis de Azcona, será un paraíso perdido. Tocamos la felicidad con los dedos... y nos la quitan.

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