“El 15M debe mantener la cabeza fría. Las revoluciones nunca trajeron ventajas al pueblo. Solo cambiaron a los opresores”

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Un momento del plenario celebrado ayer tras la primera jornada del 'Puente Constituyente' que tiene como sede la Casa de Asociaciones de Rivas (Madrid). / Twitter de @coordinadora25S

Según el artículo 14 de la Constitución, todos los españoles son iguales ante la ley. Según el 6 de diciembre de 2012, ayer, no todos los españoles se sienten iguales ante la Constitución. En el 34 cumpleaños de la Carta Magna, en España se manifestaron cuatro sensibilidades. Al menos.

Primera: para Mariano Rajoy, presidente del gobierno, el texto está “plenamente vigente” y, guiño a la actualidad, “se elaboró en un momento de complejidad, con una situación económica muy difícil". Por si hubiera dudas, varias decenas de miles de personas se manifestaron ayer en Madrid y en Barcelona por la unidad de España. A las dos convocatorias acudieron dirigentes del PP, UPyD y Ciutadans

Alfredo Pérez Rubalcaba, líder de la oposición, generalizó observando una vez más que cualquier reforma constitucional requeriría un “amplio consenso”. Frase que quizás olvida, o quizás recuerda que, según el CIS, solo un 37,4% de los españoles se siente muy o bastante satisfecho con el texto de 1978.

Segunda sensibilidad: según el mismo barómetro de CIS, un 26,3% de españoles declaran conocer “por encima” la Constitución, un 31,5% admiten saber de ella “muy poco”, y el 33% “casi nada”. Encima, poco y nada suman el 90% de la población española.

Tercera sensibilidad: Ningún representante de CiU o del PNV en el cumpleaños de la Carta, ocurrido en el Senado por las obras del Congreso. Cayo Lara, Izquierda Unida, solo acudió fugazmente para declarar: “No tengo nada que celebrar. No se puede rendir homenaje a una Constitución que se está violando cada día por unos con el consentimiento de otros”. Discurso que, en cierto modo, no dista demasiado del argumentario propuesto ayer por el único líder socialista de peso que se dignó a responder a la prensa en tan señalada fecha. El presidente andaluz José Antonio Griñán: “No hay que cambiar la Constitución, sino respetarla, y el PP no la respeta porque la está cambiando a través de sus leyes”. Quizás olvidando, o quizás recordando, que su partido en el gobierno pactó con el PP, agosto del 2011, esa modificación del artículo 135 que antepone, a cualquier necesidad humana o social, la estabilidad presupuestaria de las administraciones públicas.

Cuarta sensibilidad. La calle. Coincidiendo con este puente de la Constitución, la Coordinadora 25-S programó una serie de reuniones para impulsar un proceso constituyente. Comenzaron ayer en la localidad madrileña de Rivas. Un par de centenares de personas debatieron sobre cómo “establecer una auténtica democracia que someta a las instituciones políticas a la voluntad del pueblo y no a la de los poderes financieros internacionales”. ¿Cambiar la constitución? No se sabe. Pero aseguran: “Tenemos un sistema constitucional que formalmente nos garantiza la vivienda, la sanidad, la educación, el acceso a la justicia, la democracia. Sin embargo nos quitan la vivienda, la sanidad, la educación, el acceso a la justicia, y la misma democracia. Derechos elementales nos son negados en un entramado legal que permite a quienes fueron elegidos para una cosa hacer la contraria y además atacar derechos adquiridos durante decenas de años. El principio que se sigue es el que animó la actual constitución creada a espaldas del pueblo por un reducido grupo de especialistas”. Son doscientos. Pero después sus propuestas se elevarán a plenario. Y más tarde rodarán por las redes sociales. La repercusión de los movimientos indignados no se cuantifica fácilmente. La dación en pago, aceptada por algunas entidades bancarias, ha sido impulsada por muchas pequeñas minorías que se plantaban en los portales contra las comisiones judiciales. Ocho personas, diez en cada portal. Cincuenta delante de un banco.

Cartel de la convocatoria. / coordinadora25s.wordpress.com

Luis, nombre supuesto, participa en varios movimientos sociales. Acude a estas jornadas a título individual, dice. Respondiendo a la convocatoria de la Coordinadora 25S, cómo ya lo hiciera otras veces en la Plaza de Neptuno, rodeando el Congreso. Tiene pendiente de recurso una sanción, una de las sanciones más serias de las conocidas hasta ahora sobre el movimiento indignado. “Por eso, perdí el miedo a enfrentarme al sistema”, rotundiza. Pero prefiere mantenerse en el anonimato.

– Los menores de 55 años no votamos la constitución. Es algo que se viene repitiendo como un mantra. ¿Está tan caduca esta constitución como la clase política? Los dos partidos mayoritarios tienen de líderes a señores que llevan prácticamente toda la democracia subidos a un coche oficial.

– No sólo esta caduca, es que en realidad no es una auténtica constitución democrática. Está construida con material de derribo, sin mas debate ni compromiso que el de buscar la paz social. No es, desde luego, la constitución que necesita un pueblo cada vez mas consciente de su poder político, y que no encuentra en ella los mecanismos de participación efectivos y ágiles que el mundo actual requiere. Ni es tampoco una constitución que ofrezca soluciones al debate territorial, o a la protección efectiva de los derechos y libertades individuales y colectivos. Sólo pone trabas.

– ¿Qué sentido tiene debatir el proceso constituyente en la calle, como está haciendo el 25-S, si la calle no tiene capacidad para proponer un texto oficial?

– Ni debatimos ni pretendemos debatir un texto. Lo que buscamos es concienciar a la ciudadanía de la necesidad imperiosa de comenzar el proceso, que es un derecho arrebatado al pueblo por la clase política, ante el riesgo inminente de que las protestas sean usadas por esa misma casta para, a través de un programa de reformas, mantener el statu quo, hurtando de nuevo la posibilidad de un reparto real del poder. De todas maneras, una constitución es mucho mas que un texto técnico del que se deriva el marco legislativo. Habla de los valores que una sociedad reconoce y protege. Y de eso, el pueblo llano, sabemos mucho.

– De manera casi telegramática. Enumérame tres artículos que te asqueen de nuestra actual constitución.

– El 1.2, ese que dice que la soberanía reside en el pueblo. Es la mayor mentira jamás escrita. Una constitución que no distingue claramente entre poder constituyente y poder constituido, y le da al constituyente los mecanismos efectivos para ejercer el poder, empezando por el de cambiar la constitución sin la intervención del poder constituido, no puede decir eso sin sonrojarse. El título I, empezando por el artículo14, porque al eludir  hablar de la discriminación por razones económicas, no protege la dignidad humana de manera efectiva. Y todo el título II, por supuesto, porque supone un doloroso insulto a la democracia, que se basa en la estricta igualdad de todos los hombres ante el ejercicio del poder, sin distinción de cuna ni herencia.

– Ayer no tenías nada que celebrar. ¿De verdad que consideras que esta Constitución no ha valido para nada? ¿Ha sido solo un texto pactista elaborado en buena parte para absolver al franquismo?

– Sin ninguna duda, ha servido para mantener la situación de extrema placidez. Esta constitución no es en realidad sino un apaño para perpetuar los privilegios conseguidos por la casta y conseguir algunos más.

– ¿Cómo ves la calle? Yo a veces huelo humo de rebelión. Hay gente que percibe que Grecia se movilizó demasiado tarde. Que no hay que esperar más. Que ya basta de manifestaciones, palabras y asambleas.

-Estamos en ese momento en que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Pero hay que mantener la cabeza fría. Las revoluciones nunca trajeron ventajas al pueblo, sólo cambiaron los opresores. En el mundo occidental del siglo XXI, con un altísimo porcentaje de educación, lo que buscamos es una revolución social que cambie las conciencias de las gentes. Una nueva constitución, en este sentido, es un medio, no un fin en sí mismo. La hoja de ruta para ese proceso constituyente es precisamente el objeto de estas jornadas que estamos llevando a cabo en la Casa de Asociaciones, cedida para el evento por el ayuntamiento de Rivas, y en las que están inscritos cerca de 200 participantes de las más diversas ideologías. Liberales, conservadores, progresistas, socialistas. Estamos descubriendo que no nos separan tantas cosas como nos han hecho creer, y que hay muchas cosas que nos unen. Para empezar, que todos queremos un proceso pacífico y gobernado por el pueblo, y que la reforma de la constitución, desde y por el poder constituido, no es admisible. Y menos si es exprés. Eso sería casus belli. Pero no adelantemos acontecimientos. Las jornadas se cierran el domingo a mediodía, con una declaración conjunta y el diseño de una hoja de ruta.

– Imagínate que llegas a diputado con esta sensibilidad que defiendes, como le ha pasado a otros. Si la calle se levanta contra los presuntos representantes del pueblo. ¿De qué lado te pondrías?

– ¡Qué pregunta! Un diputado que pretenda honrar su cargo sólo se puede poner de un lado. Del otro lado está la casta.

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