Familias solicitantes de asilo, acogidas por la ciudadanía frente al olvido de las instituciones

  • La misa de la parroquia San Carlos Borromeo se ha celebrado en la calle, porque el interior de esta iglesia está sirviendo de refugio a siete familias
  • Son solicitantes de asilo que el viernes fueron desalojadas de la recepción de la central del Samur Social en Madrid

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El domingo se celebró al aire libre la misa de la Parroquia San Carlos Borromeo, a la que, cada semana, acuden vecinos y vecinas de Vallecas y otros barrios de Madrid. En esta ocasión cambiaron los bancos del interior por unas sillas en el pequeño parque que da a la entrada. La figura de Jesucristo en la cruz, custodiado por fotografías que retratan a personas resistiendo horas para intentar saltar la valla de Melilla, y que normalmente sirve como altar, también fue sustituido por unas maletas colocadas unas sobre otras, en las que se puede leer “No UE fortaleza” o “Madrid quiere acoger”.

Dos mensajes a los que, buena parte de la ciudadanía se agarra, pero que las administraciones descuidan. Y es que, precisamente la misa se celebra en la calle, porque el interior de esta iglesia está sirviendo de refugio a siete familias (con 12 menores y una mujer embarazada) para que no duerman a la intemperie.

Son solicitantes de asilo, procedentes de El Salvador, Venezuela, Colombia, Nicaragua o Georgia y que en la tarde del pasado viernes fueron desalojadas de la recepción de la central del Samur Social en Madrid, donde algunos de ellos habían dormido noches anteriores ante la falta de otra alternativa. Una opción que se cerró definitivamente cuando los servicios sociales municipales activaron a la Policía Nacional y acudieron cuatro patrullas. Desde el Ayuntamiento tan solo se limitan a justificar esta medida se llevó a cabo “por motivos de seguridad”.

Una madre y su hijo solicitantes de asilo en el interior de la Parroquia.
Una madre y su hijo solicitantes de asilo en el interior de la Parroquia./ Olmo Calvo

Trabajadores de SAMUR Social denuncian ser “testigo de la vulneración de derechos básicos”

Por otra parte, fuentes cercanas a SAMUR, denuncian que esta situación no es nueva ni aislada. Apuntan que los trabajadores vienen “sufriendo con impotencia la incapacidad para atender a familias con menores, mujeres embarazadas, solicitantes de asilo o adultos solos, no facilitando ni la más mínima cobertura de sus necesidades básicas y quedando por tanto en situación de calle, en muchas ocasiones con menores, en algunos casos incluso lactantes”. Al mismo tiempo reconocen haber “informado mediante los cauces internos oportunos” esta “inquietud e indignación”, pero lamentan no haber recibido “una respuesta que ofrezca una solución coherente, integra, real y digna”.

La plantilla manifiesta sentirse “testigo de la vulneración de derechos básicos” y señala “la responsabilidad del Ministerio de Interior en lo que supone una clara dejación de funciones y falta de respuesta acorde a la gravedad de la situación”. A su vez, instan al Ayuntamiento de Madrid a que “asuma y subsane los enormes errores cometidos en la gestión de una situación sin horizonte de resolución”.

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Varios migrantes esperan una solución a su situación./ Olmo Calvo

El Ministerio delega responsabilidades en los ayuntamientos

Unas quejas que ponen en evidencia la falta de comunicación y coordinación de las distintas administraciones implicadas: Gobierno, Comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Madrid.

Patricia Fernández, aboga experta en Derechos Humanos y migraciones, señala que es el Ministerio de Trabajo Migraciones y Seguridad Social, “el verdadero responsable de lo que está ocurriendo”. Y explica que “las personas desde que son solicitantes de asilo, han de tener garantizadas todas las condiciones de acogida que recoge la directiva, tales como el mantenimiento de la unidad familiar, identificar condiciones especiales de vulnerabilidad, ofrecer una acogida integral etc.” pero, lamenta que “todo esto es lo que el Ministerio no está haciendo y está delegando en los ayuntamientos”.

Así mismo, la inmensa mayoría de estas familias, cuenta que, en su viacrucis en la capital, se toparon continuamente con el “no” de algunas organizaciones dedicadas a la atención de solicitantes de protección internacional, cuando acudieron a ellas en busca de una solución, en busca de refugio.

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Una madre y un niño juegan en el interior de la iglesia, al lado de sus maletas./ Olmo Calvo

Acogidas por la ciudadanía

Sin embargo, es en la ciudadanía donde estas personas están encontrando la acogida. Colectivos como la Red Solidaria de Acogida o la Coordinadora de Barrios, están acompañando a estas y a otras familias, en el mar de dificultades que arrojan las instituciones.

Es increíble todo lo que han hecho por nosotros”, agradece Anielka. Ella huyó con sus dos hijos de tres y ocho años, de la violencia que el Gobierno de Daniel Ortega está desatando sobre Nicaragua . A su llegada a Madrid las adversidades han sido constantes. Apareció de madrugada en la Parroquia San Carlos Borromeo, siguiendo las indicaciones del SAMUR Social que no le permitió pasar la noche en la recepción de la central, a pesar de no tener un lugar donde dormir con sus niños.

No es caridad lo que estamos pidiendo, ni que nos tengan lástima, ese no es el objetivo, sino crear una o presión social para que haya humanidad y para que el derecho humano como comer o dormir en un lugar decente sea respetado”, expresa en voz alta.

Ahora sabe que no ha terminado la batalla, pero ya no se siente sola en el camino, gracias a la acogida que vecinos y vecinas de Madrid están brindando y al apoyo mutuo que se está fraguando entre todas las familias afectadas.

Un respaldo que se ha respirado en todo momento durante la celebración de la misa, donde la emoción se ha alojado en las gargantas de los asistentes.

Si algo tenemos, son razones para resistir y experiencias de resistencia”, decía Baeza en su sermón. Y continuó, dirigiendo la mirada a las familias que ahora habitan la parroquia: “Es una enorme resistencia venir desde Nicaragua, Colombia, El Salvador... y seguir resistiendo en una Europa que está poniendo tantas dificultades. Sois un motivo por el que seguir luchando, gracias por ocupar nuestro espacio y nuestro corazón”.

Solicitantes de asilo escuchan la misa de este domingo en la calle./ Olmo Calvo

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