El IVA de los difuntos

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Hasta el rabo todo es toro (con permiso del partido animalista). El Estado grava todas las partículas humanas, hasta los restos de sombra que proyectan sobre sus deudos los que hacen mutis por el foro. Si no hace mucho les explicaba en esta sección que llegará el día en que pagaremos al erario por respirar, hoy les digo que una Hacienda moderna también nos exige pagar por expirar. Vivos o muertos, todos somos un hecho imponible del que no podemos liberarnos. RIP: la afligida Hacienda no te olvida en el día de todos los santos ni tampoco en el día de los fieles difuntos que ya se aproximan. El muerto al hoyo y el vivo al bollo, o lo que es lo mismo en el interior de la relación tributaria: la ministra del ramo hará una excepción en su dieta zen y asistirá a la función del Tenorio reclamando su parte de los buñuelos de crema y los huesecillos de santo. Y no me refiero al impuesto de sucesiones, a la “luctuosa” del derecho medieval de Castilla.

Nacer es nuestro primer acto de consumo y morirnos (o consumirnos) es el último. Por algo somos europeos. La Directiva 2006/112/CE permite a los Estados miembros gravar con un tipo reducido del IVA los servicios de pompas fúnebres. Es la opción tomada por nuestro país, que grava al tipo reducido del 8% los servicios efectuados por las  empresas funerarias y los cementerios. En Francia no. En el país de nuestros vecinos del norte vivir es más caro que en España, y morir es algo irresponsable que no debe hacerse a los parientes, estirar la pata es un consumo prohibitivo cuya factura pagarán nuestros allegados. Morirse es una conducta muy ordinaria, un acto egoísta e insolidario, siempre, especialmente en Francia. Pero todo, incluida la muerte, tiene solución. Las pompas fúnebres francesas tributan al tipo general del IVA, con una particularidad que hace muy aconsejable, frente a otros estados más restrictivos, morirse utilizando la cabeza, es decir, morir “a la francesa”: porque en Francia el transporte del finado a su última mansión va al tipo reducido del impuesto. La aplicación de este tipo selectivo sobre un aspecto singular de lo que parece una prestación única –llevarte al otro mundo- tiene una justificación económica, que es no alterar la neutralidad fiscal del Estado y respetar la libre competencia.

La República Francesa –artículo 279 del code général des impôts- establece un tipo reducido del IVA al transporte de personas y mercancías. Y el traslado de cadáveres, según las normas administrativas del país de Astérix, también puede ser realizado por empresas autorizadas “al margen de cualquier servicio funerario”. ¿Puede resistir el mercado único europeo una discriminación fiscal entre las empresas de transporte según la “mercancía” que se desplace en el interior de una furgoneta que a todos los efectos comerciales es un elemento de transporte polivalente? No, por mucho que se empeñe la Comisión Europea, que está llena de rábulas de la peor estirpe quevedesca que interpretan los reglamentos europeos como lo haría un leguleyo con despacho abierto en las cuevas de Altamira, insensible a las reglas de los mercados libres y al principio de neutralidad del Estado. El transporte, en Francia, tributa al tipo reducido para cualquier clase de mercancía.

La Comisión Europea ha querido meterle un paquete a Francia, pero ha perdido. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Sentencia de 6 de mayo de 2010) ha desestimado el recurso de la  Comisión, le ha impuesto las costas del proceso, y ha fallado que transportar cadáveres, mientras no se realice “a hombros de porteadores, ya que éste –limitado por su naturaleza a desplazamientos cortos– no tiene que ser efectuado necesariamente por una empresa”, es un transporte legítimo de “personas” o “mercancías” que fiscalmente no debe ser discriminado respecto a, digamos, un transporte de gambas congeladas o de muebles de cocina. Siempre que en todos los casos se utilice un vehículo de tracción mecánica impulsado por un motor de explosión que use gasolina o incluso por otras fuentes de energía. Como decía Heidegger, el hombre (como el salchichón) es un ente abierto a la totalidad del ser, pero también a la libre circulación de bienes y servicios en el mercado único europeo. “Requiescat in pace? Imposible, queridos amigos, siempre habrá un burócrata de Bruselas que te persiga en los confines del ultramundo. ¿Morirse a tipo general o a tipo reducido? Mejor a tipo reducido, claro. Pero lo mejor es no morirse. Nunca. Tenía razón Noel Clarasó: “Sólo se mueren los tontos”, los infelices que siempre tienen cuentas pendientes con Hacienda.

3 Comments
  1. David Pérez says

    Genial.

  2. celine says

    Jolines, pues aviados estamos. Con razón nuestros buenos padres se pasaron la vida pagando su óbolo a las compañías funerarias para no dejar el cisco entre sus hijos. Hay que fastidiarse, Bornstein. Pero hace usted muy bien en tomárselo a coña. Como dive Davis Pérez, «¡genial!»

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