Una movilización europea

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“Estamos aquí para anunciar públicamente que las organizaciones que componemos la Cumbre Social estamos debatiendo sobre la posibilidad de que en este país pueda haber una huelga general si el Gobierno no cambia significativamente de políticas y de actitud. Una huelga general que aspiramos a coordinar con otros países de la Unión Europea y que puede ser la primera que se convoque al mismo tiempo en más de un país”. De esta manera concluía ayer la actriz Nuria Pérez la lectura del manifiesto de la Cumbre Social tras la manifestación que volvió a reunir a decenas de miles de personas en el centro de Madrid, y en el de otras 57 ciudades españolas, en contra de los Presupuestos del Gobierno para el próximo año y en demanda de un referéndum sobre las políticas de ajuste que está aplicando Mariano Rajoy a pesar de que no figuraban en su programa electoral.

Una huelga general europea. Lo cierto es que la cosa suena a apuesta contundente y, posiblemente, necesaria en los tiempos estos de la zozobra social y del ajuste de caballo impuesto por la señora Merkel, los mercados y los tecnócratas de Bruselas y del BCE, pero cierto es también que la proclama se modula -cito a Cifuentes solo para expresar mi perplejidad por el absolutamente desproporcionado despliegue policial en la manifestación de ayer-, cuando hablas de ello con algunos dirigentes sindicales de CCOO y UGT en las aceras, fuera del tumulto de la concentración, a unos metros de la pancarta de la cabecera

Da la impresión de que si la unión política, o fiscal, o social de la UE están lejos de echar a andar, la unión sindical, aunque lleva ya algunos años en el intento, también lo está. De hecho, nunca antes se ha convocado una movilización de estas características y, de hecho también, nunca antes ni tan siquiera se había llegado a plantear seriamente una protesta similar, cosa que sí está ocurriendo esta vez.

¿Por qué? En primer lugar, las legislaciones nacionales que regulan el derecho de huelga son tan variopintas como los países que las aplican. Sin ir más lejos, la alemana, por ejemplo, ni tan siquiera contempla la posibilidad de huelga de los funcionarios.

En segundo lugar, los tiempos de la globalización no lo son de la internacionalización y, por el contrario, sí del resurgir de tendencias nacionalistas, como parece evidenciar el caso de Cataluña, donde las demandas secesionistas y el yo aporto más que tú y ya vale de cachondeo se tejen en una maraña de proporciones millonarias en las calles de Barcelona. Si la comparación de las cifras de paro registrado en Cataluña, País Vasco o Navarra con las de Andalucía o Canarias (el de los jóvenes incluido) puede resultar mareante, la que se haga entre un territorio danés con Ceuta y Melilla pude matarte.

La opción de una movilización en el sur de Europa es otra posibilidad, pero también tiene sus complicaciones, porque las medidas de ajuste que se están adoptando en Francia, por ejemplo, tienen poco que ver, por lo menos hasta la fecha, con las que están aplicando los griegos o Mariano Rajoy, y la intensidad de la respuesta sindical se decide en cada país y por una multitud de factores políticos, estratégicos… Esto es, que no parece exactamente lo mismo, lo sea o no, montarle una huelga general a Hollande que al incansable Mariano.

El manifiesto de la Cumbre Social precisa que una movilización así puede ser la primera que se convoque en más de un país a la vez. Más de un país a la vez son, por ejemplo, dos países. Esa tercera opción, que se pueda convocar una huelga general conjunta en España y Portugal es, a día de hoy, la que tiene más visos de concretarse y se podría sustanciar el próximo 14 de noviembre siempre y cuando la CGTP y la UGT portuguesas soluciones sus desavenencias.

Si finalmente esta opción se sustancia, también es posible que el próximo 17 de Octubre el Comité Ejecutivo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) proponga la celebración de una serie de movilizaciones a nivel europeo (manifestaciones, concentraciones, protestas) coincidiendo con la huelga ibérica para dar un alcance realmente europeo a la acción.

Esta maldita crisis que nos azota nos está poniendo a prueba a todos: partidos políticos, sindicatos, periodistas, ciudadanos...  a los bancos no los pone a prueba ni Dios... Seguramente, la lacerante situación que atraviesan millones de personas en Europa y el desigual reparto de los costes de la crisis entre los que menos y los que más tienen merecerían una respuesta sindical contundente y conjunta para dar un golpe sobre la mesa camilla de la cancillera, pero...

2 Comments
  1. canovas says

    antes de una huelga general europea deberiamos ir a una jornada de denuncia de la estafa social que se esta propuciendo a traves del Banco Central Europeo, presta al 1% dinero publico a los bancos privados para que estos compren de deuda publica a los estados al 4,5.6%.

  2. Trinidad puerto Pascual-o7581643S says

    Una vez que los políticos, han ido colocando en el poder a los mercados , la guerra actual, y ellos están desplazados ; y en el momento propicio decidieron no dominarlos , entregandose los europeos a Alemania, y a Merkel el pueblo tendrá que ver de qué manera horada, carcome esa polilla que nos hace polvo.
    ¿Decir que no necesitamos sus préstamos? lo más sabio pase lo que pase, nos quedaremos más desvastados pero no los engordaremos.
    .¿Valorar más al Hombre que al dinero ?consumir lmínimo y lo cercano, nada de globalización economica.¿ Recurrir a la Madre Tierra para subsistir y cuidarla? ¿ Gritar de dolor con las manifestaciones? bien , seremos una plaga de poliollas para derrunbar al gigante.¿ No importarnos el obús de la prima? perfecto, que caiga en saco roto como nuestras voces. Ya otro mundo diferente sin mercados destructores y opresores. con tierra liberada y cuidada , con libros, todos educadores de nosotros, todos recibiendo substancia de la naturaleza y de los otros, soldados unos con otros sin quiebras , trabajando con mente y con manos. Por ahi iría la utopía que ahora necesitamos construir.

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