El placer de Mariano Rajoy

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El presidente del Gobierno, durante la Convención Nacional del PP celebrada este fin de semana en Valladolid. / pp.es
El presidente del Gobierno, durante la Convención Nacional del PP celebrada este fin de semana en Valladolid. / pp.es

Si yo fuera psicoanalista, diría que Mariano Rajoy pasó sin apenas solución de continuidad del principio de placer al principio de realidad. Ese fenómeno del alma se produjo en la frontera que separó el otoño del invierno de 2011. Sin embargo, durante este último fin de semana los salmones han vuelto a remontar la corriente.

Apenas dos años después de la inesperada conversión de Rajoy a la fe de Esparta, en la castellana Valladolid (la noble tierra de “al pan, pan y al vino, vino), el antiguo registrador -¿de la verdad o de la propiedad?- anuncia el comienzo del fin del viaje por el desierto y el regreso del pueblo a su punto de partida. Rajoy, poco a poco, nos va a dar placer y también será placentero consigo mismo. Cada vez el placer será más intenso en los próximos años. La justificación de este repliegue del acordeón político no creo que se relacione con la máxima orteguiana yo soy yo y mi circunstancia. Porque en este caso entre la dramática circunstancia de la economía y la realidad del yo personal media más que un abismo. Simplemente, Rajoy es un personaje en busca de autor. Nuestro presidente, en la circunstancia de esta hora de España, ha sido hasta el momento un yo raquítico para sus compatriotas. Rajoy ha administrado la circunstancia con escasa sinceridad y algo de artificio marrullero para los españoles. Ojalá, por el bien de todos y lo digo con sinceridad utilitarista, ese yo presidencial crezca.

Placer

En noviembre de 2011, el aspirante Rajoy compitió en las elecciones generales prometiendo a un público desesperado por la crisis (y por los continuos errores de Rodríguez Zapatero) lo que él mismo sabía que no podría cumplir. Bajar los impuestos era el leit motiv electoral del Partido Popular. Rajoy no es un político demasiado sexy pero aprovechó muy bien la debilidad sentimental de muchos votantes empobrecidos y desconcertados sobre su futuro después de tres años de angustia económica. El astuto Rajoy se entregó a la erótica del poder y triunfó. Aunque, como un calaveras avezado, deshonró con sus sofismas a la gran dama que es la Verdad. ¿Se casará algún día Mariano con tan egregia señora, seducida, abandonada y maltrecha?

Realidad

Consumado con éxito su rapto audaz, Rajoy echó el freno de mano a su desbordante alegría. Tenía que dirigir un país y ser admitido en sociedad, entrar en la compañía de unos tipos muy duros, nuestros socios de la Unión Europea, que ni votan ni aceptan lisonjas. Veinte días después de su investidura como presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy aumentó la escala de gravamen del IRPF hasta en siete puntos porcentuales. También obligó a los Ayuntamientos a recargar las cuotas del IBI durante dos años (aunque ya vamos por el tercero y habrá un cuarto) con unos porcentajes extraordinarios. Luego vendrían más dosis de jarabe de palo que nos han dejado hechos unos zorros: un incremento espectacular del IVA y de los impuestos especiales, recortes de los gastos deducibles en el Impuesto sobre Sociedades y elevación de sus anticipos y pagos a cuenta, el aumento de las tasas judiciales y la creación de nuevas gabelas. Bofetadas a diestro y siniestro, pero no necesariamente para todos. Bajo el mando de Rajoy ha continuado el esplendor del Imperio del Uno por Ciento. Rajoy ha metido el pico y la pala en la brecha fiscal abierta por Zapatero en beneficio de los optimates. Rajoy no sólo ha mantenido el juego dual en contra de las rentas del trabajo y a favor de las del capital. Tampoco se ha conformado con prolongar la indemnidad fiscal de los grandes patrimonios, herencias y donaciones. Rajoy fue más lejos y, en medio del sufrimiento de la mayoría de la población, concedió una generosa amnistía fiscal, modificando incluso el Código Penal como cierre del sistema de seguridad que ofreció a los defraudadores de la Hacienda Pública.

Volver a empezar

Los mandatos electorales duran muy poco. La erótica del poder enfila ya la siguiente reválida. En mayo, elecciones europeas (es un decir), un año después las autonómicas y municipales, y a no tardar el premio Gordo de los comicios generales. Salen otra vez los cazadores de rentas dispuestos a abatir por cansancio a sus presas, más extenuadas y también más desconfiadas que nunca. Se abre el telón en Valladolid. Sale el cazador Rajoy rodeado de su equipo. No tiene prisa y dispara unos cuantos proyectiles de fogueo. Casi nada. Sólo para broncear los músculos y estrenar el ring. Pero lo suficiente para que nos enteremos de cómo va a barajar en esta ocasión sus cartas (¿estarán otra vez marcadas?). Rajoy se insinúa en la plaza, debajo de los focos, y mira los objetos de su deseo. Apenas susurra pero sugiere. Los recargos extraordinarios (realmente muy ordinarios porque van por su tercer año de excepción) finalizan el 31 de diciembre de 2014. El horizonte trae una brisa de recuperación que pronto -¿cuándo-? será un viento sostenido que moverá la nave estable de la economía. En breves meses acabará este duro invierno fiscal y sonará la hora de la cosecha. La siembra de Mariano Rajoy dará probablemente sus primeros frutos en enero de 2015, bajarán entonces las retenciones a cuenta del IRPF y la máquina tragaperras del Gobierno se pondrá al servicio del contribuyente de nómina, tartera y alpargata. Y poco después España será la tierra de la abundancia para todos. España, teta de leche y miel para el emprendedor. Ahora va en serio. Palabra de Rajoy.

3 Comments
  1. juanjo says

    Bajo su aspecto de pánfilo redomado, o tal vez porque, además de parecerlo, lo sea, el Rajoy carece de honor y de vergüenza. Cualquier persona medianamente normal, que estuviera en su situación estaría completamente corrido y acojonado, y apenas se atrevería a asomar la gaita y a abrir la boca.
    Sin embargo, hete aquí que el Rajoy, a pesar de la enorme corrupción que le invade a él y le corroe, se atreve a despotricar como si fuera un angelito.

    Como señaló el periodista John Carlin. “En Inglaterra hubieran dimitido muchos e, incluso, varios estarían ya en la cárcel”: pero aquí, ni el Rajoy ni sus secuaces, a pesar de que sus delitos son de dominio público, no sólo no dimiten, sino que, además lanzan feroces ataques a diestro y siniestro
    ………..l
    Pero un presidente, cuyo partido no sólo defrauda sistemáticamente a Hacienda, sino que, además tiene amigos íntimos como el Bárcenas (“Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos”) y el de Camps: (“Tienes mi amistad sincera, mi apoyo, el de tu partido y el de los valencianos» “Paco eres un gran presidente”) y otros de análoga calaña (la legión Gürtel) y alguno más; sólo podrá sostenerse en el poder si se encuentra arropado por buena panda de sujetos tan corruptos o más que él y una sociedad falta de coraje.

    ¿Hasta cu´ando, pues?
    Porque antes de bajar nada, que devuelva lo defraudado y se vaya a hacer puñetas.

    El resto de los españoles solemos ser más honraddos

  2. Una maestra en Europa says

    Lo trágico y preocupante de esta corrupta casta política sin escrúpulos es que consiguen con desfachatez, desvergüenza y caradura captar votos.
    No vienen extraterrestes para auparles al poder, no, son los ciudadanos los que les votan!
    Hay algo que en este país no funciona y es cultura democrática y capacidad de pensar, valorar y analizar por sí mismo.
    Claro que esto es bastante difícil con una prensa, Radio y Tv muy politizados (salvando, por suerte, algunas excepciones), que no informan, más bien atontan o conducen al redil mansamente a los votantes del partido para el cual trabajan de mercenarios.
    Y unos ciudadanos, que a juzgar por los resultados de las urnas, se dejan llevar.
    Apuesto, sin miedo a equivocarme, que cuándo llegue el tiempo de cumplir las mentirosas promesas y estén sentados de nuevo en el trono y sus amigantes colocados, volverá un ataque, por activa y pasiva, y aparecerán como setas en octubre, las críticas a Merkel, y por extensión a Alemania con todos sus habitantes incluidos, como causante de los site males que nos azotan….
    Y mucha gente lo creerá….

    Como dijo Einstein, «la definición de estupidez es hacer siempre lo mismo y esperar obtener resultados diferentes» aún así nuestros políticos de cualquier pelaje o color intentan hacérnoslo creer.

    D. Félix, es un placer leerle.

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