QUIEBRA SOCIAL / Ideas para mejorar unas condiciones deficientes

Casi un 30% de los autónomos jóvenes, por debajo del umbral de riesgo de pobreza

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Emprendedores-ARA
La asociación ATA puso a disposición de sus usuarios un autobús para ayudarles a emprender. / ATA (Facebook)

De los 858.500 autónomos jóvenes que hay en España, el 29,3% tiene unos ingresos que les sitúan “por debajo del umbral de riesgo de pobreza”. Son cifras de 2015 que ha facilitado el Gobierno en una respuesta parlamentaria y que proceden del Instituto Nacional de Estadística (INE). Tras los números, que por sí solos parecen escandalosos, hay una realidad muy compleja en la que se mezclan pequeños empresarios castigados por la crisis, los falsos autónomos y los trabajadores esporádicos.

A septiembre de 2017, en España hay 3.249.846 de trabajadores por cuenta propia (de todas las modalidades), según los datos del Ministerio de Empleo. Un 71,9 % de ellos supera los 40 años de edad. Aunque estos datos generales sirven para contextualizar, las cifras que ofrece el Gobierno en la respuesta parlamentaria se refiere a los datos del INE publicados en 2016,  los “últimos resultados definitivos disponibles”. El documento analiza la situación de aquellos que tienen entre 25 y 39 años, es decir, los autónomos jóvenes. En contraposición con la figura del joven emprendedor que se ha alimentado desde las administraciones de los últimos años, la realidad es que el 29,3% de estos trabajadores por cuenta ajena se sitúa “por debajo del umbral de riesgo de pobreza”. Es decir, están por debajo de aquellas personas con una renta inferior al 60% de la media de los ingresos anuales de su país.

Pero hablar de “los autónomos”, llamados emprendedores por los más optimistas, es describir un colectivo muy heterogéneo y con intereses particulares. “Es cierto que ha habido una expansión de trabajo autónomo. No solo por ser jóvenes, sino también porque se han facilitado medidas, como la tarifa plana de 50 euros los primeros meses, para que más gente se arriesgue”, explica Celia Ferrero, vicepresidenta ejecutiva de Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA). Estas personas que viven bajo el riesgo de pobreza no suelen ser aquellos que crean una empresa, sino los que tienen empleos temporales y cuyos ingresos “se considera más una actividad complementaria que principal”.

Un diseñador web o trabajadores de nuevas plataformas digitales conviven con otros autónomos de profesiones clásicas como transportistas o repartidores. Ferrero avisa de que  la administración tiene que estar vigilante para que estas bajas facturas no sean realmente el ingreso principal de estas personas. Aún así, insiste en desinflar uno de los problemas que se han detectado en los últimos años como más acuciantes del colectivo: “En el peor de los casos, el fenómeno 'falso autónomo' podría cuantificarse entre un 2 y un 3% del total de los trabajadores por cuenta propia en España”, especifica. Ferrero recuerda que la masa de autónomos siguen siendo pequeños empresarios y cree que lo que ha habido es un cambio de perfil. Mientras antes de la crisis abundaban en sectores como el transporte o la construcción con la recesión conquistaron otras áreas como los medios de comunicación.

En los últimos años la cifra de autónomos ha crecido. La administración ha trabajado en algunas facilidades para este colectivo, como una cuota temporal de 50 euros para las nuevas altas, que ha facilitado que más gente se atreva a intentarlo al poder sortear los 275 euros de la cuota sin rebaja. Precisamente en octubre ha entrado en vigor la Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo con algunas facilidades como la ampliación de esta tarifa, nuevas deducciones o medidas para mejorar la conciliación

Hay una conclusión clara. Para la nueva realidad de los autónomos, el sistema tiene muchos defectos. Por eso, algunas asociaciones desgranan desde hace algunas semanas sus propuestas en el Congreso de los Diputados. En el caso de ATA, apuestan por imponer una base progresiva que vaya acorde con los ingresos. Si un autónomo gana una cantidad entre el Salario Mínimo Interprofesional y la base mínima del RETA pagaría una cuota de 200 euros en vez de 275. En el caso de ganar menos se aplicará una tarifa hiperreducida de 50 euros durante dos años prorrogables, mientras que se tendría que quedar una “tarifa joven” de 30 euros para los menores de 25 euros.

Unirse para acabar con la precaridad

“En los últimos años ha habido un empobrecimiento de los autónomos, como ha ocurrido con los asalariados”, indican desde la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE). Los jóvenes suelen llevarse siempre la peor parte en el mercado laboral: sufren más paro, más precariedad y salarios más bajos. Los autónomos no se salvan de esta realidad. En UATAE, de corte más progresista, también son críticos con la rigidez de las cuotas: “La crisis ha estado muy ligada a la caída del consumo. El RETA no permitía margen de maniobra cuando vinieran mal dadas”. Incluso, las cooperativas de autónomos que permitían a sus socios no darse de alta si solo facturan trabajos puntuales, ahora están bajo sospecha. Pero sobre todo, esta asociación resalta la importancia de que los trabajadores por cuenta propia se unan para reivindicar sus derechos y poder ser más fuertes que en sus luchas individuales.

A ese porcentaje de autónomos que viven bajo el riesgo del umbral de la pobreza hay que sumar la poca cobertura que tienen ante las adversidades. Aunque desde 2015 existe el derecho a desempleo de los autónomos, en la práctica hasta un 56,52% de las solicitudes de paro se rechazaron, según los cálculos de Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA). Para quien sí es un negocio es para el Estado. La Seguridad Social recaudó el último año 134 millones de euros por el cese de negocios, mientras solo gastó 16 millones en prestaciones por estos cierres. Es decir, un 11,9% de lo ingresado.

El motivo de que tantos autónomos queden desprotegidos son los criterios tan estrictos que se aplican para conseguir la prestación. Como motivo de cese, por ejemplo, hay que demostrar documentalmente un 10% de pérdidas económicas. Esto es factible para un comercio, pero difícil para un diseñador que trabaja en casa y que se da de baja en autónomos porque, simplemente, no puede vivir con lo que factura.

Por ello, UATAE ha reclamado en la Cámara Baja, donde estudian una reforma del RETA en subcomisión, incluir a los autónomos en el Estado del Bienestar con los mismos derechos: bajas laborales, prestaciones de paro efectivas, equiparación de jubilaciones, etc. Además también han solicitado a los diputados que vinculen las cotizaciones a los ingresos reales.

Si la crisis ha arrasado con muchos pequeños negocios y ha precarizado algunos sectores, hay una lección positiva que se puede sacar después de casi una década de recesión: los trabajadores  por cuenta ajena están cada vez más concienciados con la importancia de asociarse para defender sus derechos desde un bando común.

1 Comment
  1. silencio semata says

    y cuando los jovenes cobran por su trabajo menos que los refugiados economicos en ayudas, ¿no es el momento de pensar un poco?

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