Soy Aznar, resuelvo problemas

La presencia de agentes femeninas del Cuerpo Nacional de Policía en el paso fronterizo entre Melilla y Marruecos empezó a ser objeto de befa hace dos semanas, con unos carteles insultantes de un grupo de marroquíes autodenominado Coordinadora de la Sociedad Civil del Norte de Marruecos para la recuperación de Ceuta y Melilla. Las policías españolas son una clara expresión de la sensibilidad en el trato hacia las mujeres musulmanas que pasan cada día a las ciudades españolas. Quizá por eso su presencia irrita especialmente a unos agitadores que se adornan con el término “civil” al tiempo que ignoran la “civilidad” y rebaten y combaten una “civilización” de mujeres y hombres iguales y libres.

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha tardado bastante en calificar de “intolerables e inaceptables” los fotomontajes contra las agentes españolas. El director de la Policía y la Guardia Civil, Javier Velázquez López, ha acudido a Rabat para preparar la entrevista del ministro Rubalcaba con su homólogo marroquí, el lunes próximo, y ha entregado a los mandos policiales del país vecino algunas pruebas de los montajes sobre los supuestos malos tratos de la policía española. El interés de esa coordinadora marroquí en fomentar la animadversión contra los agentes que prestan servicio en Melilla parece directamente proporcional a su eficacia contra el narcotráfico y el tránsito de pateras, a la detención de mafiosos que trafican con seres humanos y a la salvación de vidas en el mar.

Las acusaciones de “racismo” contra los cuerpos de seguridad españoles, contrastan, además, con el cuidado especial que emplean en el trato a las mujeres musulmanas. Por si sirviera de ejemplo les cuento que en la última nota que nos remitió el martes el coronel de la Legión Martínez Trascasa, al mando de las tropas españolas en Qala-i-Naw (Afganistán), decía que los instructores de la Guardia Civil habían terminado el primer curso de formación en táctica policial de 40 subinspectores afganos y que estaban muy contentos de que cinco de ellos fuesen mujeres, pues ellas podrán desempeñar su trabajo en “puntos sensibles”, los chekpoints, hablando con las afganas y registrándolas cuando sea preciso.

En todo caso, para contribuir a resolver el problema de animadversión hacia las fuerzas policiales españolas, se presentó ayer en Melilla, invitado por el alcalde-presidente, Juan José Imbroda, y avalado por Mariano Rajoy, el ex presidente José María Aznar, cuyas buenas relaciones con Marruecos son de sobra conocidas. El presidente de FAES llegó en coche con su hijo Alonso hasta el paso fronterizo de Beni-Enzar, habló unos minutos con un guardia civil, dio la vuelta, se tomó un café con Imbroda y el diputado Antonio Gutiérrez Molina y dijo que acudía a “apoyar a los melillenses y a las fuerzas de seguridad que prestan servicio en estos momentos de dificultad”.

Durante un paseo con sus correligionarios también se hizo unas fotos con unas señoras: “Vengan, vengan acá”, les dijo para que posaran con él. Después celebró un encuentro oficial con Imbroda en su despacho. Y a continuación, sin admitir preguntas, hizo una declaración a los periodistas en el Salón Dorado del consistorio: “No he venido a criticar a nadie, sólo a decir que Melilla vive entre el acoso y la dejadez y no debería vivir en un paréntesis, entre el acoso y la dejadez”, repitió.

El brillante análisis del Aznar, que nunca visitó Melilla como presidente del Gobierno –sólo en campaña electoral para pedir el voto a musulmanes y cristianos--, contribuirá, sin duda, a mejorar las relaciones políticas y de vecindad con Marruecos, aplacará las denuncias de racismo de la famosa coordinadora y constituirá una singular aportación al próximo encuentro informal entre los reyes Juan Carlos I y Mohamed VI. Si la visita, el día anterior, del enviado de Rajoy, Esteban González Pons, no surtió el efecto deseado, la presencia del ex presidente elevó al menos la estatura del problema y obligó al número dos de Zapatero, José Blanco, a tildarle de “desleal” a España y al Gobierno. ¿Todavía ignora Blanco el lema del presidente de honor del PP?: “Soy Aznar, resuelvo problemas”.