Sarkozy deporta gitanos y Lolita Flores evita tomar partido en el Ideal de Granada. Se descuelga con una obviedad que prefiero no interpretar mal: “No todos los gitanos somos iguales”. Sarkozy expulsa gitanos y Zapatero se arranca por circunloquios: pide a la Comisión que no prejuzgue la actitud de Francia. ¿Prejuzgar? Pero si el menguante Sarko ya lleva 8.000 gitanos deportados y una circular apuntando a la minoría gitana por el hecho de serlo. ¿No tiene el presidente suficientes elementos de juicio para identificar la xenofobia?
Qué pena. Para una vez que este país tiene algo que enseñar, nos arrugamos. “España se ha convertido en líder por sus iniciativas para garantizar que su más de medio millón de gitanos tengan los mismos derechos que el resto de sus ciudadanos”, escribió George Soros recientemente. Ni por la vía identitaria –la que podía haber seguido Lolita- ni por la vía política –la que debía haber recorrido Zapatero-, se atreven con la gran Francia, la que fue tierra de acogida, de los derechos del ciudadano, de la igualdad y la fraternidad.
Impresionado por esa vieja Francia, hoy renqueante, el líder de la izquierda española calla. Hay quienes aseguran que es su forma de agradecer a Sarkozy el asiento en el sanedrín del G-20. Otros pensamos que cuando Zapatero decidió enterrar su piel de la primera legislatura, la de la “ampliación de derechos”, se vistió de cuerpo entero con la del ávido recortador y aplica torpemente sus criterios de estreno, ya se enfrente a un contrato, una pensión o un gitano.
Una crisis de grandes dimensiones, la económica, situó a la izquierda en una disyuntiva. Por momentos quedó dubitativa, hasta que finalmente eligió leer el manual del ortodoxo neoliberal. Muchos economistas han explicado por qué los ajustes no propiciarán el crecimiento, pero en los ámbitos de poder europeos hay poca disposición a escucharlos. Ante la nueva encrucijada, política esta vez, en que nos sitúa la rampante xenofobia europea, la izquierda vuelve a reaccionar con la confusión de un ejército en estampida: mientras en el Parlamento Europeo los socialistas votan contra las expulsiones y en el español el Grupo Socialista presenta una moción crítica con la política de Sarkozy, nuestro líder se va a Bruselas a darle un espaldarazo.
La izquierda no desperdicia una sola ocasión de volverse insignificante porque ha dejado de creer en su idea-fuerza: la igualdad, que sirve tanto para abordar problemas económicos como migratorios. En Derecha e Izquierda Norberto Bobbio dejó escrito el secreto: “La distinción entre derecha e izquierda –para la que el ideal de igualdad siempre ha sido la estrella polar a la que ha mirado- es muy clara. Basta con desplazar la mirada de la cuestión social en el interior de cada Estado, de la que nació la izquierda en el siglo XIX, hacia la cuestión social internacional, para darse cuenta de que la izquierda no sólo no ha concluido su propio camino, sino que apenas ha comenzado”.
Bobbio no pudo augurar que empezaría con tan mal pie.
Hay que recordar lo duro y largo que ha diso -y está siendo- el camino de la integración de gitanos españoles a las leyes payas. Ni se registraban al nacer, si hacían la mili, cuando había que hacerla, ni pagaban impuestos, ni se escolarizaban. Es su modo de vida. Un gitano que cumple las leyes se hace payo. Es como son y como piensan. Si a eso le añades que no son de aquí y que, frecuentemente, ni tienen trabajo ni lo quieren, ya me dirás cómo van a cumplir las leyes. No sé si no habría que mirarse mejor la actuación de Sarkosy y su fundamento. También a mí me dan miedo las similitudes con horrores del pasado. Pero estamos en el presente. Y un gobernante tiene que actuar. Muy interesante la entrada, Irene. Gracias.
Celine, con todos mis respetos no estoy nada de acuerdo.
La historia que argumentas de los gitanos es la historia del pasado.
Es tu percepción simplista de ver los gitanos hace 20 0 25 años
Hay franceses al = que españoles que son peores que los gitanos
De unos años atrás a hoy veo grandes cambios en esta población. En la escolarización de sus hijos, en el trabajo, en educación, en la vida pública, en los hábitos saludables.
Todavía no es la panacea y todo lo deseable, hay grandes cosas por hacer aun, pero no es ni por asomo los gitanos de ahora de los años 80.
Creo que es un error grave meter a todos los grupos etnicos en un mismo saco roto (gitanos, rumanos, kosovares, albaneses…)
Un saludo
En la edad media predonimaba la teoría de «el crimen de autor». Por ser de una comunidad o grupo determinado, por ejemplo, converso, eras culpable o cuanto menos sospechoso de posibles delitos. Se suponía que el estado de derecho acababa con esta visión deformada de la realidad, pero parece que no es así. Somos demasiado amigos de las simplificaciones. Confundimos el que, por poner un ejemplo, «todos los etarras son vascos» con el que todos los vascos sean etarras. Y así, dónde hay un problema político, social, económico o cultural la emprendemos contra un colectivo, sea el de los gitanos o el de los emigrantes.
En cuanto a Zapatero, qué vamos a decir. Una dejación más de principios. Y son muchas, demasiadas para lo que puede aguantar el cuerpo.
Los gitanos en España pueden disfrutar de todos los derechos como el resto de la población, diria incluso que mas por su condición. Repito «pueden». Lástima que no exista proporcionalidad parecida en cuanto a obligaciones.
La interpretación política es difusa, por eso es política. El mismo Rajoy desearia acaudillar a los 15000 sindicalistas que el próximo 29-S tomaran Madrid. La Esper desautorizó tal desfachatez.
Donde estan las Iz. y las Der. si por un voto venden a su abuela unos a otros.
Para Lolita no tengo palabras, estoy profundamente emocionado.El presidente Sarkozy tambien.Le va a poner un despachito en el Eliseo para que derroche arte por los cinco costados, porque lo que se dice lucidez poca.
En las fotos de China estas preciosa, Irene.
Pero, javidemazuecos, si por eso hablo en pretérito imperfecto. Tampoco se les puede despojar de lo que ellos quieren que constituya su esencia. No era mi intención criminalizar nada de esto. Coincidí en la sala de espera del ginecólogo con una gitana que acompañaba a su hija embarazada (aunque parecía que la situación era la contraria; que la hija iba de acompañante de la madre: gran protagonista) y en mi vida lo he pasado mejor charlando con ella. Que simpatizo con lo gitano más veces que menos, digo.