Fin de la crisis: Marruecos da por fin su plácet al embajador español

0
Zapatero y Mohamed VI durante la reunión que celebraron en la sede de la ONU el pasado día 20. / S. Barrenechea (Efe)

Una semana ha tardado en llegar la consecuencia más inmediata del cierre de la crisis diplomática que estallaba este verano entre Marruecos y España, con los incidentes en la frontera de Melilla y el reino alauita como telón de fondo. Si el pasado lunes, 20 de septiembre, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el rey de Marruecos, Mohamed VI, aprovecharon su estancia en Nueva York, con motivo de la Asamblea de la ONU, para reunirse y escenificar la reconciliación y el fin de las tensiones entre nuestro país y el reino alauita, una semana después, en la mañana de ayer lunes, llegaba el plácet de las autoridades marroquíes al embajador español, Alberto Navarro.

Navarro, que llevaba dos meses esperando pacientemente una señal de las autoridades marroquíes, recibía ese plácet tras un rosario de desencuentros y “malentendidos” que calentaron las relaciones de ambos países durante los meses de verano. Todo empezó con las denuncias de supuestos malos tratos de la policía española a ciudadanos marroquíes en la frontera melillense, siguió con la aparición de carteles vejatorios, alusivos a mujeres policías españolas, los bloqueos al paso de camiones españoles en la frontera y se envenenó tras los desembarcos del ex presidente del gobierno, José María Aznar, y del dirigente del PP, Esteban González Pons, en la ciudad autónoma.

Mientras esto ocurría, ni Alberto Navarro, destinado a sustituir en su puesto al hasta entonces embajador español en Marruecos, Luis Planas, ni el nuevo embajador marroquí en España, el antiguo responsable del Frente Polisario, Ahmed Ould Souilem, recibían los respectivos plácets en sus destinos. Pero la primera en concederlo y mostrar su buena voluntad fue España, aunque el embajador marroquí siguió sin instalarse en España.

En un país y en otro se sucedían los reproches a través de los medios de comunicación, mientras el gobierno español trataba de poner paz a toda costa y mucha sordina al conflicto y  mientras lamentaba profundamente la actitud de los responsables del PP que fueron a Melilla sin comunicarlo siquiera a las autoridades españolas, con “ánimos incendiarios”, según aseguran fuentes gubernamentales que elogian, en cambio, la actitud de Mariano Rajoy poco después, cuando visitó Melilla, tras informar a las autoridades españolas y después de tratar personalmente con el presidente Zapatero el alcance de su visita y de la situación del conflicto.

El cierre de esa crisis tuvo tres intervenciones por parte de las autoridades españolas: la llamada del Rey Don Juan Carlos al monarca marroquí, a mediados de agosto, la visita, días después, del ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Casablanca, donde se reunió con el monarca, Mohammed VI y, por último, el encuentro, el lunes pasado, entre Zapatero y Mohammed VI en Nueva York. Allí se hicieron la foto de la reconciliación, mantuvieron una amena charla íntegramente en español, por voluntad del monarca marroquí y posaron ante una única bandera: la marroquí, seguramente por descuido de algún funcionario español. Lo importante entonces era la foto. Y la hubo. Y aunque ese día apenas se trató el conflicto que trajo de cabeza a la diplomacia española durante todo el verano, según afirmaron desde el Palacio de la Moncloa, ayer las aguas volvieron definitivamente a su cauce y los embajadores de ambos países se incorporan, por fin, a sus respectivos destinos…hasta la próxima escalada de “malentendidos”.

Leave A Reply