Cataluña abrirá el cambio de ciclo político

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Artur Mas, durante el discurso de apertura de precampaña que pronunció ayer en la sede de CiU. / Toni Garriga (Efe)

Las elecciones catalanas, ya convocadas oficialmente por el honorable José Montilla para el 28 de noviembre, anuncian el fin del tripartito (PSC-ERC-ICV) que ha gobernado los últimos siete años. Todos sondeos auguran el cambio de ciclo político. La situación del PSC es tan delicada que Montilla ha pedido un debate con Artur Mas. Normalmente es el aspirante el que solicita el debate. En CiU piensan que no hay nada que perder y que el cara a cara es otra oportunidad para acercarse al listón de la mayoría absoluta. Por eso Mas ha aceptado inmediatamente.

En el PSC se desataron las turbulencias cuando el Constitucional abrió la caja de Pandora del Estatut que pactaron Zapatero y Mas. El sector federalista y más catalanista del partido, frustrado por la tutela estatal y bastante decepcionado por la falta de recursos derivada de la crisis, se muestra quejoso por la subordinación a la política nicomédica (por detrás) de Zapatero. La renuncia de Antoni Castells es significativa.

El conseller de economía y finanzas ha seguido la estela de Pasqual Maragall, ya de baja del PSC. Su mujer, Diana Garrigosa, culpó en su día a Zapatero de forzarle a dejar la Presidencia de la Generalitat. “¿Por qué tratas así a mi marido?”, le espetó. En el PSC no descartan que ahora el ex president pida el voto para Mas. De hecho, dejó entrever su preferencia fechas atrás en una entrevista que le hizo la revista de CiU MésCat. “Creo que ganará (Artur Mas); es un hombre inteligente y preparado; tenía un problema de gesto; ahora se ha humanizado, sabe sonreír y eso probablemente le va a favorecer”.

Montilla también es un hombre inteligente y preparado, su gestión no ha sido mala, pero no tiene carisma ni se le da bien sonreír. De puertas adentro se ha esforzado en compensar al sector catalanista del PSC con la presencia de Monserrat Tura en el segundo puesto de la lista. Tura hizo una buena gestión en su época de consellera d’Interior y se entendió bien con los Mossos d’Esquadra, en contraposición con su sucesor Joan Saura (ICV). En el PSC no consta que otras cabezas visibles del sector catalanista como Ernest Maragall y Joaquim Nadal se hayan desmelenado en críticas internas.

Pero Montilla es consciente de que el tripartido no ha funcionado bien sino mal. El vicepresident Carod-Rovira no pinta nada en su partido desde hace dos años. Saura, tampoco en el suyo; ha puesto las riendas en manos del diputado nacional Joan Herrera. La gestión del tripartido es mensurable en escuelas, sanidad, servicios sociales... También en desavenencias, contradicciones y desafecciones.

Joan Puigcercós, dijo en Madrid hace unos días que la presencia de Zapatero en la campaña catalana hará más daño que beneficio al PSC. Desde luego, se duda que logre movilizar el voto del cinturón rojo barcelonés, castigado por la crisis. Si consiguiera contradecir el “primun vivere de in de philosophare” o que la cabeza se imponga a las tripas sería más grande que Séneca y le erigirían una estatua la sede del PSC, donde, de momento, conservan su foto.

Las manifestaciones de Puigcercós, quien ya ha ofrecido su apoyo a CiU, fueron interpretadas por algunos comensales como una finta para ocultar las miserias de ERC: la fragmentación. Aunque las encuestas no reduzcan a la mitad sus actuales 21 escaños, la candidatura de su ex consejero Joan Carretero (Reagrupament) y la de Joan Laporta (Solidaritat Catalana) restan espacio a su franja independentista.

Con la ausencia de esos electores que en las generales votan al PSOE y en las autonómicas se desentienden, la fragmentación de ERC y la escasa capacidad de ICV de superar sus resultados, será difícil una tercera edición del tripartito. Todos los saben. La única duda de los políticos catalanes consultados reside en el Ayuntamiento de Barcelona y consiste en si los socialistas serán capaces de mantener la alcaldía que ostentan desde hace más de 31 años. El regidor Jordi Hereu está en horas bajas. Pide al partido que lo proclame candidato, pero Montilla no quiere oírle. Su última ocurrencia está siendo muy celebrada. Consiste en modificar el calendario laboral del año que viene para convertir San Valentín en fiesta local. En Cataluña el día de los enamorados es Sant Jordi.

5 Comments
  1. Lucas says

    Cataluña gira a la derecha porque el PSC se ha dormido en los laureles y no ha sabido extender sus bases. Tiene razón Maragall cuando dice que el Estatut deben desarrollarlo los que lo pactaron por detrás: Zapatero y Mas, o sea, Madrid y CiU. Vuelta a la derecha.

  2. mariano says

    Habrá una remordelacion gubernarmenal a fondo antes de las catalanas.

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