Críticas a Zapatero por su “desinterés” hacia las Fuerzas Armadas

Antes de que José Luis Rodríguez Zapatero recibese ayer, 12 de octubre, los habituales abucheos de los ultras a su llegada a la plaza de Lima, donde recibió a los miembros de la Familia Real y se verificó la tradicional ofrenda a los que han dado su vida por España y el menguado desfile del Día de la Fiesta Nacional, en círculos militares afines al PP habían comenzado a arreciar las críticas contra él por dos razones. La primera, por no haber visitado una base militar desde que comenzó la legislatura. Y la segunda, por el eventual nombramiento de un diplomático en vez de un militar como secretario general del Consejo de Defensa Nacional.

La salida de José Bono del Ministerio de Defensa, en 2006, enfrió visiblemente el entusiasmo militar del presidente. Con José Antonio Alonso de ministro se limitó a asistir a los órganos conjuntos de la Defensa, bajo la presidencia del rey Juan Carlos, y a despachar los asuntos de las Fuerzas Armadas semanalmente con el ministro. El nombramiento de Carme Chacón no supuso una mayor atención, visible públicamente, hacia el Ejército. Si con Bono navegó a bordo del portaviones Príncipe de Asturias y viajó a Afganistán, con Chacón no ha visitado una base ni se ha prodigado en actos públicos, salvo el obligado desfile del 12 de octubre y el tradicional festejo de la Pascua Militar, el 6 de enero.

El comentario de que a Zapatero no le gustan los militares circula estos días como un hecho consumado en los cenáculos castrenses. La ausencia por segundo año consecutivo de los jefes de las Fuerzas Armadas en la Comisión de Presupuestos del Congreso se interpreta como un signo de que el Gobierno no quiere facilitar la proyección pública de los mandos del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea para que no revelen sus carencias, como hacían en la época de Felipe González. Con la presencia del Jemad, José Julio Rodríguez, para explicar que en 2011 dispondrán de 7.153 millones de euros, 538 menos que en el presente ejercicio, parece suficiente.

Los comentarios sobre el desinterés del presidente por las cuestiones militares chocan, sin embargo, con el hecho de que la creación de la Unidad Militar de Emergencias haya sido una iniciativa suya. Y en relación con las comparecencias parlamentarias de los mandos, la oposición no las ha pedido, según resume un responsable socialista en la materia.

La posibilidad de que Bernardino León sea nombrado secretario del Consejo de Defensa en detrimento de un oficial superior del Ejército, se interpreta también en clave crítica. Este Consejo se estableció en la Ley de la Defensa Nacional, que reforzó las competencias del jefe del Gobierno como comandante jefe de las Fuerzas Armadas. Zapatero encargó hace diez meses a Javier Solana un informe sobre la seguridad y la cooperación y es probable que éste haya manifestado su preferencia por la diplomacia. En todo caso, fuentes gubernamentales recuerdan que el presidente despacha habitualmente con el general Félix Sanz, director del CNI, y se mantiene al día sobre el sentir y las necesidades de las Fuerzas Armadas.