Guerra propugna un referendum para defender el Estado del bienestar del ataque de los mercados

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Guerra, en una imagen del pasado día 18. / Ch. Moya (Efe)

Era ya tarde, con luna llena en el cielo raso de Madrid, cuando un millar de sindicalistas de la CGT subían escoltados por los antidisturbios Alcalá arriba trás de una pancarta que decía: “Si no dan marcha atrás hay que preparar una huelga general”. Y debajo: “Hay que pararles los pies”. Un carro de supermercado iba delante con unos bafles que amplificaban las consignas: “Huelga general en España y Portugal”, “despidos objetivos para Aguirre y sus amigos”, “reforma laboral para la patronal”, “obrero despedido, patrón colgado”. En Madrid, con permiso de la autoridad, se organizan desfiles que sorprenden al viandante cuando, como en este caso, va a escuchar a unos sabios convocados por la Fundación Sistema en el Círculo de Bellas Artes sobre la creación de empleo.

Abajo suenan los gritos y arriba hablan los expertos. Ante un centenar de oyentes, José Félix Tezanos, organizador del evento, ha colocado en una esquina al provocador y en el centro al presidente de la Fundación, Alfonso Guerra. El provocador se llama Juan José Dolado Llobregat y es catedrático de economía de la Universidad Carlos III de Madrid. Dolado cumple su función y demuestra con gráficos que los sindicatos son un lastre para la creación de empleo, que les “trae al fresco” el paro y que sólo quieren negociar convenios sectoriales para los trabajadores fijos aunque eso provoque ajustes en las emresas, despidos y aumento del desempleo. Dolado describe la situación y aboga por la liberalización de las relaciones laborales.

Dolado provoca la controversia de los asistentes. Para eso ha venido. Uno, Julio Rodríguez, ex presidente del ex Banco Hipotecario, le reprocha la parcialidad del análisis porque ha atribuido el paro al pinchazo del globo inmobiliario; José Manzanares aboga por el empleo digno, con seguridad social, motivación y, sobre todo, con amparo sindical frente al coste laboral cero y a la supresión de los convenios sectoriales que entiende que ha propugnado Dolado y que desearían los empresarios; José Félix Tezanos sostiene que para competir con eficiencia sería mejor, según Dolado, volver a la esclavitud. Juan Torres, catedrático de la Universidad de Sevilla, afirma que la eficiencia sin equidad nos convierte en chinos. Carlos Berzosa, rector de la Universidad Complutense, se pregunta qué será de los becarios y arremete contra el G-20 que iba a “refundar el capitalismo” y se ha limitado a hacerse fotos.

La conclusión empieza a ser la falta de solución. Miles de parados deambulan por las calles de ciudades y poligonos industriales pidiendo empleo y no hay trabajo. El 40% de los jóvenes menores de 34 años, formados y preparados, están en situación de brazos caidos. Culpar de la crisis a los sindicatos es de “juzgado de guardia”, afirma enfático el ex dirigente de la UGT Antón Saracibar, que ahora preside la Fundación Largo Caballero. En la calle, los de la CGT siguen gritando a paso lento. En la quinta planta del Círculo de Bellas Artes, medio centenar de personas, el diputado Rafael Simancas y un par de periodistas  esperan la clausura del evento a cargo de Alfonso Guerra.

Habla por fin Guerra y dice lo consabido: que el capitalismo ha modificado sus esquemas, ha trasladado el epicentro del poder de la economía real a la especulativa, de la producción de bienes y servicios al manejo de productos financieros. Aporta ejemplos tan gráficos como la inversión en productos de futuro basados en atentados terroristas. Deplora el retroceso de la política frente a la economía de casino. Y exclama: “¡La socialdemocracia debe defenderse!” ¿Cómo? “Convocando referendos: si mañana preguntásemos a la gente si está a favor de la sanidad pública, de la escuela pública, de las pensiones justas… ganaríamos sin duda porque los pueblos están a favor de la socialdemocracia. Lo que pasa es que las elites se han corrompido”. Vale resumir su monólogo con la exigencia de la devolución de la soberanía al pueblo frente a esos cenáculos capitalistas como el que el sábado ha convocado Zapatero con los directivos de 30 bancos y grandes empresas, por indicación del rey Juan Carlos, para que contribuyan a crear puestos de trabajo o, por lo menos, hagan el favor de no destruirlos.

3 Comments
  1. Zaratustra says

    Razón tiene el rector Berzosa: jeje20 y el señor Guerra: las élites se han corrompido.

  2. narbona says

    Si alguien abre una brecha y además se pone al frente, todos nos sorprenderemos del caudal de gente dispuesta a hacer algo para parar los pies a «los mercados». Hay más que motivos para una rebelion ciudadana.

  3. Maria de la O says

    Me asusta leer esto siendo el 1 de Mayo de 2012, cuando todos esos cocos que se mencionaban se están instalando entre nosotros con toda tranquilidad.

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