Obama ha muerto, ¿viva Obama?

2
Imagen de archivo de Obama jugando con su perro Bo en el jardín sur de la Casa Blanca. / Pete Souza (whitehouse.gov)

Yo siempre digo que nunca olvidaré el 4 de noviembre de 2008 porque ese fue el día en que le empecé a retirar los pañales a mi hija. Lo cual significa que me pasé la noche de la elección presidencial de Barack Obama dándole al mocho tanto o más que a la tecla. No creo que el propio Obama cuando me lea (como me consta que hace siempre…) se moleste por esta pequeña irreverencia mía. Él mismo ha dado muestras de ser muy aficionado a rebajar la graduación de lo exageradamente histórico con lo cotidiano, sin ir más lejos cuando reveló al mundo el contenido del primer diálogo con sus hijas tras ser agraciado con el Premio Nobel de la Paz. Helo aquí:

Niña pequeña: Qué grande, tenemos por delante un fin de semana largo y es el cumpleaños de Bo (el perro)

Niña mayor: Qué grande, tres días seguidos sin ir al cole y a ti te han dado el Premio Nobel de la Paz.

Su Señor Padre: Lo bueno de tener hijos, es que te ayudan a poner las cosas en perspectiva…

Ciertamente desde la victoria de Obama ha llovido mucho y han cambiado muchas cosas. ¡Hasta The Huffington Post se ha vendido por muchos millones a AOL y según la opinión (¿envidiosa?) de The New York Times, ha dejado de ser de izquierdas! Pero no hace falta ser tan crueles, sólo minuciosos. Obama ganó las elecciones prometiendo retirar las tropas de Irak, y en este momento Estados Unidos está inmerso en tres guerras. Obama prometió cerrar Guantánamo en un año. Obama dio a entender que con él se acabaría la crisis o por lo menos les iban a cortar la cabeza a los presidentes de los bancos. Obama parecía que iba a legalizar el matrimonio gay. Con Obama se habían hecho ilusiones todos los que esperaban una reforma por fin sensata de las leyes de inmigración. Etc.

La única promesa que el presidente parece haber cumplido es la de reformar la Sanidad. Pero a qué precio. Para aprobar algo, lo que sea, Obama tuvo que renunciar a toda esperanza de instaurar un sistema sanitario público. En esencia lo que ha logrado es imponer la obligatoriedad o semi-obligatoriedad de los seguros privados y atornillar un poco a las compañías aseguradoras, para que por ejemplo no puedan denegar la asistencia con el infame argumento de una “condición médica pre-existente” (¿moribundos, abstenerse?). Por supuesto las aseguradoras ya se han desquitado haciendo malabarismos con las tarifas y cargando al sufrido asegurado toda eventual laminación de sus beneficios.

Con el voto en el corazón, ¿qué razones tiene nadie para reelegir a Obama? Llegado el momento dulce del supremo “ya os lo dije”: ¿por qué había que votarle a él y no a Hillary Clinton? ¿Sólo para demostrar que antes entrará en el reino de los cielos un negro que una mujer?

¿Qué pasará en 2012? Sobre el papel los republicanos lo tienen a huevo: la crisis es el rayo que no cesa, el paro es un tiburón enloquecido oliendo la sangre, entre la progresía desolada y las huestes de desahuciados, más la furia anti-impuestos y anti-gobierno de los ricos, ¿cómo no hacerse ilusiones de que al Yes, We Can le queden dos telediarios?

Y sin embargo si Obama aguanta será sobre todo gracias a ellos. Gracias a los excesos y a cierta irracionalidad del enemigo. Al furor con que los republicanos más bestias del lugar están abominando de toda decencia. De toda lucidez social. Sin importarles si por el camino se dejan a la mitad o a tres cuartos de la clase media.

Lo hemos comentado otras veces. La situación es grave. Administraciones de todo el mundo (y de todos los gobiernos estatales de la Unión) se enfrentan al colapso de los contratos sociales que en su día suscribieron con sus funcionarios, incluyendo el profesorado público. Los maestros de los niños. Año tras año negociaron con los sindicatos pagas bajas pero beneficios altos (hoy no se fía, mañana sí), pero nunca nadie se molestó en apartar el dinero para pagar cuando el día del ajuste llegara. O si lo apartaron, fue para ponerlo a jugar en Bolsa, esa misma que ha resultado ser una ruleta rusa. Resultado: números rojos económicos y morales. La estafa del siglo. Derechos adquiridos, pero no hay con qué.

Entonces tratan de salir del apuro no admitiendo la tangada sino negando la mayor: es decir, la masa crítica de la redistribución social, el volumen de supuestos “parásitos” del sistema. Como además eso coincide con una precariedad monstruosa en el sector privado, pues es más fácil aún criminalizar al público. Para acabar enredándolo todo y proclamando con orgullo: que cada palo aguante su vela. Quien quiera comer o ir al médico o mandar al niño a la escuela, que pague. Y el que no tenga con qué pagar, ajo y agua.

Sin duda en todo sistema de protección social (incluso en el americano) hay excesos que hay que corregir. Sin duda a muchos NOS puede llegar el momento de preguntarnos si lo que sacamos justifica lo que ponemos. De aquilatar la elasticidad y la resistencia última de nuestra solidaridad.

Pero lo que está pasando en Estados Unidos, lo que empezó en Wisconsin pero ya ha hecho metástasis a otros puntos del país, no es un reajuste de prioridades ni un correctivo de abusos. Amenaza con lanzar un verdadero torpedo contra la línea de flotación de la clase media. Contra la garantía de lo esencial. De los mínimos más mínimos.

He llegado a oír de boca de americanos ilustrados comparaciones entre la actual situación en su país y el clima previo a la guerra civil española. Es posible (así lo espero, vamos) que eso constituya una exageración salvaje. Pero exagerar no es mentir. Una oleada de mala hostia recorre América. Un odio cada vez más sarraceno entre las líneas enemigas del dar y del recibir.

Obama no era sólo original por negro, ¿recuerdan? También lo era por ser un presidente de verdadera clase media. Alguien salido del montón que llegó a la cumbre de todo por la existencia de un sistema de oportunidades. De unos agarraderos para el esfuerzo y el mérito.

Los que quieren acabar con todo eso son los que ahora mismo están más cerca de volver a convertirle en un héroe.

2 Comments
  1. Aguila says

    Diste en el clavo Anna, los republicanos estan desbocados y se dirigen al arrecife, unido a la falta de liderato. El odio es mala consejera y esos sectores extremistas están cometiendo la estupidez de confrontar unas clases sociales contra otras. En ese aspecto se parece a la republica. Van a perder las elecciones los republicanos por declararle la guerra a la clase media.

Leave A Reply