Rubalcaba dejará el Gobierno para preparar las elecciones de noviembre

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Cartel del PSOE en el que aparece por primera vez el vicepresidente del Gobierno, portavoz y ministro del Interior como candidato socialista, identificado como "Alfredo P. Rubalcaba". / Efe-PSOE

La despedida paulatina del presidente Rodríguez Zapatero y la salida del Gobierno del vicepresidente segundo, portavoz y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ocupan la atención de los comentaristas políticos y del propio Felipe González, quien ha recomendado a Rubalcaba que deje ya el Ejecutivo y se dedique a formar su equipo, preparar el programa y lanzar su campaña como candidato. González tiene razón porque no parece lógico que el ministro que debe emplear a los antidisturbios contra los indignados --Rubalcaba no lo ha hecho por más que Esperanza Aguirre y otros responsables del PP se lo han pedido insistentemente-- sea el candidato que les pide el voto.

Rubalcaba puede anunciar su salida del Gobierno en la reunión del Comité Federal del próximo sábado, 9 de julio, que le proclamará candidato a la presidencia, lo cual sería lógico, o esperar hasta finales de septiembre, cuando la conferencia política apruebe el programa electoral. La primera opción le permite separase de la dinámica gubernamental y comenzar a ofrecer ya un perfil propio. Sus funciones en Interior podrán ser asumidas por el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, que se mantiene en el cargo desde 2004 y es buen conocedor de los aparatos policiales. No obstante, no hay que descartar que Zapatero decida nombrar biministro al titular de Justicia, Francisco Caamaño. Las funciones de coordinación y de portavoz pueden ser asumidas sin dificultad por el titular de la Presidencia, Ramón Jáuregui.

El otro motivo de especulación se relaciona con el adelanto electoral. El discurso de Zapatero en el debate del estado de la nación sonó a una despedida en toda regla, por más que de antemano sepamos que manda en el calendario. Su matización de que no era un discurso de despedida aunque había una despedida en el discurso, nada aclaró. La afirmación de que agotará la legislatura para culminar las reformas, tampoco aclara nada porque sólo falta la aprobación definitiva del ajuste de las pensiones y de la negociación colectiva, para lo que ya se han habilitado dos plenos en julio y un tercero si fuera necesario.

Pero Zapatero estaba obligado a decir que se mantendrá hasta marzo de 2012 porque lo contrario habría sido sinónimo de precampaña electoral ya mismo, y, en consecuencia de parálisis de la acción de los ministros y de nuevas razones de inquietud de los mercados. Y nada de eso conviene a Rubalcaba, al Gobierno, al PSOE ni al país. Para los ministros que como la titular de Sanidad, Leire Pajín, miran el calendario con el deseo de saber si habrá tiempo de sacar adelante el proyecto de ley de la muerte digna, la duda está en cuántos plenos habrá en septiembre.

Otras fuentes gubernamentales consultadas afirman que el repunte del empleo, aunque sea por razones estacionales, y los nuevos ajustes que se derivan del pacto del euro –el más negativo para los trabajadores es el compromiso de que los salarios no superen el raquítico crecimiento del PIB- aconsejan disolver las Cortes inmediatamente después de la conferencia política socialista y fijar las elecciones para finales de noviembre, probablemente para el domingo, 27, Sigfrido y Primitivo en el santoral. Pero de eso todavía Rubalcaba y Zapatero tienen que hablar.

2 Comments
  1. Ramón says

    Estoy de acuerdo en que Rubal debe dedicarse a lo suyo, mantener el suelo electoral y avanzar decididamente con el movimiento social de los indignados contra las fuerzas especulativas del capital que han logrado desesperar a los jóvenes y a los trabajadores, con 5 millones de parados, lo que es un escándalo y un argumento de bastante peso para avanzar hacia el beneficio social, la expropiación de las rentas del capital, salvo reinversión en la economía real, y dejar de maniobrar en los cenáculos y sacristías políticas.

  2. Zaratustra says

    La política no es un juego sino una acción muy seria de la que el gobernado espera lo mejor.

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