Fábula del Olmo y la raposa

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Imagen de archivo del juez Juan del Olmo. / Efe

La segunda vocación del juez Juan del Olmo era la de lexicógrafo. Pero como no ha podido darle rienda suelta redactando el Diccionario de la Academia, reserva su querencia para los autos que escribe. En ellos obsequia a las víctimas de malos tratos con sus sutiles interpretaciones sobre el significado de las palabras. Maldita la gracia que les harán sus lecciones de semántica.

Además de una vocación frustrada, Del Olmo tiene un problema como hablante de español. Hasta un niño de seis años sabe que las palabras, aisladamente, suelen tener varios significados. El contexto ayuda a deshacer el equívoco o la ambigüedad y así permite a los hablantes interpretar los significados con precisión. Un hombre que describe a su mujer como “zorra”, y en la misma frase incluye una amenaza de muerte, no está elogiando su astucia. Da vergüenza escribir algo tan obvio, pero más vergonzoso resulta tener en una audiencia provincial un juez que, en el mejor de los casos, carece de competencias lingüísticas básicas; y en el peor, es capaz de violentar el idioma hasta el límite con tal de justificar a un maltratador.

Y éste es el meollo del asunto. La coartada lingüística que encuentra Del Olmo es peligrosa para la sociedad, porque demuestra su tolerancia con la violencia machista. Su trayectoria en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia resulta reveladora: ha revocado hasta quince condenas a maltratadores. Son demasiados casos y demasiada contumacia como para que lo achaquemos al error de un mal día.

El problema estriba en que él no ve en esas condenas el componente de dominación y abuso de poder que conlleva la violencia machista. Si no lo ve, probablemente se debe a que considera normal esa relación de superioridad del varón que propugna el machismo. La mentalidad es idéntica a la de aquel juez que se hizo célebre por considerar que una mujer con minifalda va “provocando” y, por tanto, es normal que sufra una agresión sexual.

Y yo me pregunto, un juez que o bien no sabe hablar su propia lengua o bien demuestra una insensibilidad infinita hacia uno de los mayores problemas de la sociedad a la que sirve, ¿tiene autoridad moral para juzgar a sus iguales? ¿Puede haber jueces que sigan en los tiempos de la minifalda y dicten sentencias de acuerdo a sus prejuicios con total impunidad? Díganme que no, díganme que el Consejo del Poder Judicial va a hacer algo más que constatar el “estupor” que han provocado las digresiones semánticas del juez. Aunque sólo sea para dar fuerza a esa mujer indecisa, que en este momento está dudando si denuncia o no a su torturador.

6 Comments
  1. 46520 says

    su cara y su estampa lo dice todo, le falta alegría y felicidad. complejo de inferioridad? porqué será juez? ¡¡¡ pobre hombre !!!

  2. Eulalio says

    Tres observaciones:
    1-Convendría leerse las sentecias íntegramente antes de opinar en un medio de comunicación.
    2-En la noticia de El país se dice que «…Los ponentes de estas sentencias absolutorias o revocatorias de condenas razonan sus fallos en que para que se aplique la Ley de Violencia de Género, que endurece las penas para el varón agresor, tiene que haber un componente machista probado, y en el resto de casos tiene que aplicarse el Código Penal.»
    3-La Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género se recurrió en el Tribunal Constitucional por este motivo dsicriminatorio penal, aunque no lo consiguió por 7 votos contra 5, en una clara división social sobre la manera más idonea de evitar la funesta e indignante lacra de la violencia sobre la mujer.

  3. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    Sería necesario -¿menester?- leerse las sentencias antes de hacer observación alguna. Bien.
    Ha tiempo, una sentencia venía a sorprendernos con algo parecido a: -cito de memoria- «cómo quiere ‘la divina’ que no le metan mano yendo con una falda tan corta»…
    Esto es: si un indivíduo -varón, se entiende- va ‘marcando paquete’ tendrá que soportar que le metan mano la/el primero con quien se cruce…
    ¡Cojonudo, hombre, cojonudo!

  4. Jogorca says

    Supongo yo que el Sr Juez no se enfadará si lo llamo algún día «cabrón», pues como sin duda él muy bien sabe, solo estaría alabando su majestuoso porte comparándolo con el de un macho cabrío.
    No obstante, y por si acaso, me abstendré de hacerlo, no vaya a pensar otra cosa dada su afición a la bronca, bronca, bronca…

  5. IGNACIO says

    A la vista de los comentarios, creo que es necesario separar dos cosas. La sentencia del juez Juan del Olmo, en que considera que el insulto de «zorra» no es tal, lo que indica una actuación sesgada y obnubilada por quien tenía que ser imparcial y claro. Es una vergüenza para nuestro sistema judicial.

    Otra cosa, es la ley contra la violencia de género, que es desafortunada en su concepción. La instauración legal de la teoría del «crimen de autor», con la consiguiente presunción de culpabilidad de los hombres, no sirve para el propósito de erradicar la violencia de género y perjudica el sistema de garantías legales.

  6. celine says

    Se parece mucho al actor que hace de guía del Museo Coconut, no recuerdo el nombre. http://ar.m.globedia.com/cameo-coconut-telesketch

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