Una manera limpia de acabar con la corrupción

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Rubalcaba, a la izquierda, y Rajoy, ayer, momentos antes de dar comienzo al debate electoral. / Alberto Martín (Efe)

En los escasos cara a cara electorales que hemos vivido hasta la fecha hay cosas que no cambian nunca, empezando por Manuel Campo Vidal, que es a este tipo de debates lo que la voz en off de Victoria Prego es a los reportajes sobre la Transición. Especialmente inalterable es la sensación de que todo está pactado, ese regusto a pasteleo que le queda a uno en la boca después de soportar una hora y media frente al televisor. Puede entenderse que en un país con cinco millones de parados, la economía y el empleo sean los ejes centrales de la discusión entre los dos principales aspirantes a la presidencia del Gobierno, aunque no sólo de crisis vivan los electores.

Otras cuestiones, sin embargo, son completamente inexplicables. Lo es, por ejemplo, que en medio de un escándalo de corrupción que salpica al ministro de Fomento, José Blanco, Rajoy no haga mención alguna a este asunto; o que Rubalcaba evite hablar de la Gürtel, de Camps, de Matas o de Carlos Fabra para devolverle el favor. Es inconcebible que en medio del clamor popular para acrecentar la democracia, para hacer valer la política frente a los mercados, los dos grandes partidos se llamen andana. Es sorprendente que el fin de la violencia de ETA ocupe un minuto de debate, o que haya temas como el de la energía o el medio ambiente, que sencillamente, no existan. Todo ello es tan increíble como sospechoso.

De lo visto y oído ayer, caben extraerse varias conclusiones. La primera es que los milagros no existen y que si alguien en el PSOE confiaba realmente en que su candidato conseguiría con el debate darle la vuelta a las encuestas es que tiene la moral del Alcoyano. Rubalcaba demostró que el programa del PP es ambiguo y tiene más trampas que una película de chinos, pero eso no basta para convencer a unos indecisos que no lo son tanto, ya que buena parte puede no saber a quién votará pero sí tiene claro a quién no lo hará en estas elecciones. Para desbaratar esa estrategia del programa oculto del PP, a Rajoy le bastó con enumerar los recortes decididos por el Gobierno socialista y que, por supuesto, tampoco figuraban en el programa del PSOE en 2008.

La segunda es que, puesto que los milagros no existen, nadie ha de esperar que la salida de la crisis esté en manos del vencedor de los comicios. Tan difícil como que se cumpla el cuento de la lechera de Rajoy (frenar primero el paro y luego crear empleo para aumentar la recaudación de impuestos y asegurar las pensiones, la sanidad y la educación públicas), es ese plan de Rubalcaba para que la UE retrase dos años el ajuste del déficit (¡qué dirían los mercados!), el BCE baje los tipos de interés y el Banco Europeo de Inversiones ponga en marcha un plan Marshall para Europa, mientras aquí transformamos el ICO en un instituto financiero para ofrecer los créditos que no dan los bancos.

En tercer lugar, cabe afirmar que el futuro presidente del Gobierno, si es Rajoy el que recibe el encargo de cambiar a su gusto los tapizados de la Moncloa, es del tipo polvorón, ya que sin papel se desmorona. Los colegas de El País, que en eso son metódicos, contabilizaron las 585 veces que el gallego miró sus apuntes frente a las 48 ocasiones en las que lo hizo Rubalcaba. Si todo lo que leyó Rajoy durante lo hubiera leído antes, habría evitado que Rubalcaba ganara la batalla de la dialéctica, algo que, sin embargo, y a tenor de las encuestas posteriores, no le sirviera para ganar el debate.

Se despidió Rubalcaba con una apelación contra la indiferencia y con una declaración de carácter: “Jamás me arrugo, no soy pasivo y nunca me echo para atrás”. Era su forma de decirnos que no es Rajoy ni siquiera “Rodríguez Pérez Rubalcaba”, como en un par de ocasiones le llamó el candidato del PP. Rajoy prefirió seguir leyendo: “Somos una gran nación que no se rinde nunca”. De su niña no hemos vuelto a saber nada.

6 Comments
  1. krollian says

    La niña de Rajoy actualmente es becaria en una agencia del Santander que trabaja para un paraíso fiscal.

  2. Aleve Sicofante says

    «Para desbaratar esa estrategia del programa oculto del PP, a Rajoy le bastó con enumerar los recortes decididos por el Gobierno socialista y que, por supuesto, tampoco figuraban en el programa del PSOE en 2008.»
    Esto carece de toda lógica. Por supuesto que Rubalcaba dejó diáfanamente claro que el PP no quiere explicarse y eso no tiene más que una explicación: no les gusta lo que creen que van a tener que hacer. Ese era uno de los objetivos de Rubalcaba y dio perfectamente en la diana.

    Claro que Rajoy le respondió con los datos del pasado; datos que todos conocemos y que no necesitan explicaciones adicionales. Pero eso no «rebate» a Rubalcaba. Simplemente es hablar de otra cosa.

    Seguimos sin saber qué intenciones tiene el PP y eso es así porque ellos lo quieren. (Rajoy tuvo docenas de oportunidades de explicarse, pero se negó.) Descartada la idea de que nos preparan un precioso regalo de Navidad y no quieren estropearnos la sorpresa, sólo nos queda sospechar lo peor.

  3. ivg56 says

    Los ciudadanos no saben lo que hará Rajoy pero sí saben lo que ha hecho Rubalcaba.

  4. Menos palabrería y más hechos says

    LO QUE HAY QUE HACER ES PONER GUILLOTINAS EN LAS PLAZAS DE TODOS LOS PUEBLOS Y VAYAN PASANDO LOS CORRUPTOS POR LA HOJA AFILADA.

    AL MENOS CREAREMOS PUESTOS DE TRABAJO Y OS ASEGURO QUE CON TANTO CHORIZO TENDREMOS TRABAJO PARA MUCHOS AÑOS.

    QUÉ VERGÜENZA DE PAÍS !! Y NO SE SALVAN NI LOS AZULES, NI LOS ROJOS NI LA MADRE QUE LOS PARIÓ A TODOS LOS POLÍTICOS Y BANQUEROS. PIDAN OPINIONES A LOS PAÍSES EXTRANJEROS DE COMO VEN ESPAÑA… VERGONZOSO !!

    GUILLOTINA Y VERÁS LO RÁPIDO QUE SE LO PIENSAN ANTES DE METER LA MANO EN EL CAJÓN Y DEJAR SIN CASA A MÁS DE 180 FAMILIAS AL DIA EN ESTE FANTÁSTICO PAIS !!!

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