Rajoy da los primeros pasos sobre la piel del plátano

¿Tiene Mariano Rajoy que dar explicaciones sobre sus planes de gobierno a Merkel y Sarkozy antes que a los españoles? ¿No tiene Rajoy otra u otro colaborador que pueda recibir la información sobre el traspaso del poder sin interrupción para amamantar a su bebé? ¿Es tan cierto como el que se saca un ojo y queda tuerto que un dirigente que se dispone a gobernar para “todos los españoles” va a ignorar a la nueva formación política vasca Amaiur y no va a hablar con sus representantes?

En las normas de buena crianza a las que aludía con frecuencia el viejo profesor Enrique Tierno Galván figura la concesión de un periodo de cien días de confianza al triunfador en las elecciones cuando entra a gobernar. Lo que no figura es que éste respete el plazo para tomar decisiones sobre los gobernados. Y a Rajoy ya le ha urgido los recortes y le ha colocado la primera piel de plátano la canciller Merkel, con el sorprendente resultado de que le va a contar -a ella y a su colega Sarkozy- las medidas de ajuste que piensa adoptar antes de participárselas a los españoles en su discurso de investidura.

Sobre la elección de Soraya Sáenz de Santamaría como persona de confianza para recibir la información pertinente del Gobierno saliente vale decir que esta mujer es capaz de realizar esa tarea y de amamantar a su pequeño Iván, que hoy cumple once días, sin mayor dificultad. Pero al hilo de sus propias declaraciones como made –“Las tomas hay que darlas, eso es impepinable”--, resulta oportuno que Rajoy hojee el Discurso a los lactantes de Mark Twain allí donde dice que el victorioso general propuso un brindis por los lactantes y cuando los sorprendidos invitados le preguntaron por qué por los niños de pecho, él respondió (cito de memoria): “Ah, amigos míos, porque necesitan tanta atención y dan tanta guerra que acaban derrotando a un general”.

Se desconoce si para la lactancia llevará Soraya a su bebé a los encuentros con Ramón Jaúregui en La Moncloa, aunque nada tendría de particular, pues en España los traspasos de poder, cuando han sido pacíficos, han venido envueltos en anécdotas. El cronista recuerda el último traspaso de poder del PSOE al PP. Francisco Álvarez Cascos acudió con su flamante novia cordobesa a una cena con Alfredo Pérez Rubalcaba y su esposa Pilar Goya. Si la profesora Goya tuvo el mérito de entretener a Gema Ruiz, una mujer corta de conversación, quizá ahora podamos ampliar el anecdotario con las cuchufletas de Ramón al bebé Ivan.

Pero volviendo a la piel de plátano, cabe preguntar cuanto durará la negativa de Rajoy al diálogo con Amaiur, sobre todo, si tenemos en cuenta que los responsables del PP hablan todos los días con ellos en los ayuntamientos vascos. Si para conseguir el desarme hay que hablar más con los enemigos que con los amigos no se entiende la posición de principio del futuro presidente. Es probable que no conozca a los veteranos Iñaki Antigüedad, Sabino Cuadra, Rafa Larreina y Maite Aristegi, ni mucho menos a los jóvenes y también diputados Iker Urbina, Xabier Mikel Errekondo y Jon Iñarritu, pero puede pedir referencias a Arnaldo Otegi, que está en prisión a disposición, y también al PNV, al propio Rubalcaba, al general y director del CNI, Félix Sanz, y asegurarse de que no le den gato por liebre.