El Gobierno asume que el Vaticano pesa más que la CEOE en el calendario laboral

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Ricardo Sixto, diputado de IU, durante una comisión parlamentaria. / eupv.org

Puesto que no se trataba de incordiar al señor Presidente, sino de palmearle la espalda y escucharle, Joan Rosell y los demás directivos de la patronal CEOE que le acogieron el lunes en su asamblea general, se abstuvieron de preguntarle en qué ha quedado aquella promesa de cambiar las fiestas laborales a los lunes y eliminar esos “puentes” tan perjudiciales para la producción. Como se recordará, la propuesta de los patronos de cambiar las fiestas a los lunes fue muy bien acogida por Mariano Rajoy y quedó plasmada en su programa electoral y en el discurso de investidura del 19 de diciembre pasado.

Sin embargo, el Gobierno acaba de reconocer en una respuesta escrita al diputado de IU Ricardo Sixto que el Vaticano determina la mitad del calendario laboral y que “los acuerdos con la Santa Sede no permiten cambiar la celebración de cuatro festividades”, a saber, la Virgen del 15 de agosto, el día de Todos los Santos (1 de noviembre), la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y el Viernes Santo.

Esas cuatro fiestas de guardar son “inamovibles”, según el Ejecutivo, que implícitamente admite que los acuerdos con la Santa Sede están por encima de la ley, de los legisladores y de la soberanía nacional. Además, como diría la ministra de lo que no hay, o sea, empleo, Fátima Báñez, con lo que queremos aquí al Papa, quedaría feo que un Gobierno del PP impidiera santificar las fiestas como Dios manda.

Otra cosa es lo que hagan las autonomías que, según la misma respuesta gubernamental tienen la capacidad de cambiar a los lunes la celebración de las festividades de Santiago (25 de julio), San José (19 de marzo), Reyes (6 de enero) y Jueves Santo. En la práctica, quitando el día del padre (San José), ningún gobernante se atrevería a declarar laboral el día de los Reyes Magos, impidiendo a los asalariados jugar con sus hijos y, de paso, perjudicando a la industria y al comercio juguetero.

Otras fiestas de carácter nacional inamovible son en parte religiosas y en parte laicas: el día de Navidad, el de Año Nuevo, el Primero de Mayo, el día de la Fiesta Nacional (12 de octubre) y el día de la Constitución (8 de diciembre). Y si las autonomías quieren trasladar a los lunes las festividades propias –el 2 de mayo en Madrid, por ejemplo--, es un asunto suyo y el Estatuto de los Trabajadores se lo permite.

En definitiva, de 14 fiestas laborales al año, cuatro son a piñón fijo porque así se estableció con el Vaticano hace 34 años; otras dos (Reyes y Jueves Santo) no son trasladables al lunes por razones de sensatez; cinco tienen carácter estatal e inamovible, otras dos son locales y autonómicas y se pueden celebrar el día que toque o el lunes que más convenga, aunque tampoco vemos al gallego Feijoo, la madrileña Aguirre y el andaluz Griñán contrariando al apóstol Santiago ni trasladando la fecha tradicional de sus laicas festividades.

Si la propuesta de la CEOE no costaba dinero y además resultaba buenísima para ganar competitividad, el Gobierno la ha elevado a la categoría de inconsútil para no topar con la Iglesia. Con las promesas de Rajoy pasa lo mismo que, según Platón, acontece con los nombres, formas y definiciones: “No hay nada en ellas estable”. Ni creíble. Amén.

4 Comments
  1. luigi_sal says

    Que yo sepa, 4 de 14 es menos de un tercio. Y guardan lógica con la tradición de España, ya que la mayoría coinciden con fiestas de pueblos, patronas, etc. El anticlericalismo de la izquierda genera una ceguera curiosa en el sentido común…

  2. Zaratustra says

    Nueva propuesta patronal: trabajar los días de fiesta y no ir a misa

  3. Ramón says

    Oye, luigi_sal, el anticlericalismo será en todo caso de la derecha y la Ceoe en este caso, que prometió cambiar las fiestas a los lunes, ¿o no?

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