El Constitucional suspende y los ánimos de los partidos catalanes se encienden

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La presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, cruza por delante del presidente de la Generalitat, Artur Mas, durante el pleno celebrado ayer, día 8, en el Parlamento de Cataluña. / Toni Garriga (Efe)

Tras la decisión del Tribunal Constitucional de admitir a trámite el recurso del gobierno de Mariano Rajoy a la Declaración Soberanista aprobada por el Parlamento de Cataluña, que suspende temporalmente esta Declaración, carente de efectos jurídicos, aunque no exenta de contenido político, los partidos catalanes han radicalizado sus posiciones con respecto al derecho a decidir y el proceso soberanista.

ERC y CiU en un extremo, y el PP, en el otro. Los primeros  calificaron ayer dicha admisión a trámite como “una agresión al sentir del pueblo catalán”; los segundos, como la “consecuencia lógica” y la “respuesta de los tribunales al desafío independentista catalán”.

La reacción del presidente de la Generalitat , Artur Mas, fue, una vez más, plantar cara y desafiar a quienes le piden que, simplemente, acate la legalidad vigente. Su sostén en el gobierno, ERC y, concretamente, su líder, Oriol Junqueras, fue tajante y advirtió que “diga lo que diga cualquier tribunal, este Parlament será consecuente con la voluntad mayoritaria de los catalanes”. Parece que queda clara su intención de hacer oídos sordos a cualquier voz, organismo o institución que no esté dispuesta a avalar la senda independentista que se han trazado CiU y ERC.

Por su parte, la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, pidió que no se den más pasos hacia la independencia y entendió que la creación de una comisión parlamentaria para estudiar la consulta de autodeterminación como un “acto de  insumisión y desacato” y una “desobediencia” flagrante al TC.  La bronca política estaba servida con las declaraciones de nacionalistas e independentistas, y el abandono del Parlament de todos los diputados del PPC contribuyó a avivarla y encarnizarla.

Como indica el manual del buen nacionalista, la decisión del TC se convertía de inmediato en argumento más para el relato victimista de sus representantes políticos: “Si el gobierno y el Tribunal Constitucional creen que pueden anular el sentimiento de un pueblo, se equivocan”, aseguraba a cuartopoder.es un dirigente de la federación CiU. Mientras, desde el PPC, Alicia Sánchez Camacho, se apresuraba a extraer sus conclusiones y a sentenciar que la paralización de la resolución obliga a paralizar también cualquier actuación relacionada con ese derecho a decidir y al proyecto secesionista.

Sin embargo, juristas consultados por este periódico aseguran que la resolución aprobada en su día por el Parlament, en la que se asegura que Cataluña es un “sujeto político y jurídico soberano”,  tiene una gran carga de profundidad, desde el punto de vista político, pero “no tiene efectos jurídicos ni consecuencias inmediatas para el legislador”. Si de esa resolución no emana ninguna actuación legislativa ¿Qué es lo que se está suspendiendo? En la práctica, se suspende la utilización de esas palabras y conceptos. Y  el alto tribunal deberá decidir si borra de un plumazo las autodefiniciones de parte o las mantiene y las otorga carácter oficial. La resolución – se temen en el gobierno de Rajoy– va a ir para largo. “Por eso – asegura un miembro de la dirección nacional del PP- nuestra intención es no buscar la confrontación. Pero si siguen en la provocación, nos seguirán teniendo enfrente”, añade.

Más beligerante se mostraba ayer Sánchez Camacho, al promover el abandono del PPC de la Cámara catalana, en protesta por la decisión de mantener la creación de la comisión parlamentaria que velará por el proceso de transición nacional. Pero esa comisión, en palabras de un experto jurista, “no es consecuencia de ninguna de las resoluciones aprobadas. Para ser exactos, la comisión se crea cumpliendo los requisitos fijados por el Reglamento de la Cámara”.

Y buscando un punto equidistante entre CiU y el PP, el PSC y su líder, Pere Navarro, advertía que “lo que mal empieza, mal acaba”, volvía a reafirmarse en la decisión de su partido de defender el derecho a decidir, pero para decidir que no quieren que Cataluña rompa y se vaya de España, sino que se busque un “un nuevo encaje para sentirse cómoda dentro de  España”.

Dirigentes del PSC aseguraban ayer tarde: “no vamos a alimentar el victimismo de CiU, pero tampoco estamos dispuestos a salir en estampida del ‘Parlament’ o a ahondar en el enfrentamiento. Entendemos que, políticamente, la líder del PP está sacando partido de la situación, con todos esos aspavientos, pero nosotros apostamos por el acuerdo entre los gobiernos catalán y español y una salida consensuada”. Las peticiones del PSC encajan, según argumentan, en la resolución que ellos mismos presentaron y votaron en el Parlament, en la que instaba al diálogo, al acuerdo y a la legalidad como  única vía para la consulta.

Más allá de esa carta a los Reyes Magos, los socialistas hacen hincapié en que, si bien el derecho a decidir tiene una gran importancia, “no es de recibo que el gobierno de la Generalitat lleve 5 meses sin aprobar una sola ley y esté pendiente solamente del dichoso proceso soberanista. Nosotros priorizamos la agenda social sobre este asunto.”

Con ese discurso, que desvincula la polémica resolución de la creación de una comisión parlamentaria, el PSC apoyaba la creación de esa comisión. Todo ello sin haber evacuado consultas con el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, con el que, hasta pasadas las 9 y media de la noche, no había llegado siquiera a intercambiar impresiones Pere Navarro, según confirmaron fuentes socialistas a este diario.

Por su parte, Ciutadans votó en contra de la creación de la comisión para el seguimiento del proceso soberanista, apuntándose a la tesis de la necesaria paralización hasta que haya resolución del TC del recurso presentado por el gobierno, pero sin secundar el plante del PP, mientras que ICV y CUP votaron a favor. La bronca política vuelve a estar servida en Cataluña y no parece que haya ideas ni voluntades para desbrozar el camino del entendimiento.

3 Comments
  1. Maria Antonia says

    Yo les recomiendo la lectura de Thoreau sobre la desobediencia civil. Es de hace dos siglos, pero vale contra todos los mequetrefes políticos de uno y otro signo. Al menos vale para mandarlos a la mierda y que no nos jodan más la vida.

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