Cuando sobra corazón

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Un brigadista, durante la inauguración, en octubre de 2011, del monumento a los voluntarios de la Brigadas Internacionales en el campus de la Universidad Complutense de Madrid. / Víctor Lerena (Efe)

Vaya por delante que estoy de acuerdo con los que creen que en este país se han dicho y hecho muchas tonterías en nombre de lo que se da en llamar memoria histórica, cuando en general sería mucho más propio hablar de sentimiento histórico. Seguramente como resultado de los muchos pactos de silencio y otras miserias que hicieron falta para sacar adelante la dichosa Transición, en este país seguimos peligrosamente atragantados de nosotros mismos. Simplemente no hay manera, todavía, de recordar las cosas como fueron, como son. Hemos pasado de una historia oficial sesgada a otra, y seguimos para bingo.

Me viene todo esto a la cabeza al enterarme de que se pretende forzar la retirada del monumento a las Brigadas Internacionales erigido en la Universidad Complutense de Madrid el 22 de octubre de 2011. Un abogado que no oculta para nada que es de derechas, Miguel García Jiménez, se ha lanzado a impugnar el monumento por carecer de no sé qué permisos y escudándose en que con este homenaje se pretende exaltar a uno de los bandos de la guerra civil, el “rojo”, enfrente del “nacional”. Denuncia este hombre que la Ley de la Memoria Histórica “no es imparcial” porque favorece que se retiren estatuas y placas con los nombres de José Antonio o de Moscardó mientras en cambio puede triunfar, sin ir más lejos, el de la Pasionaria. Podríamos hablar largo y tendido a partir de aquí, y una elemental ecuanimidad nos obligaría a darle algo de razón a Miguel García Jiménez. Aunque sólo sea en el carácter lamentablemente chapucero de la ley de la Memoria Histórica según Zapatero.

Dicho lo cual, ruego al lector que clique en el siguiente enlace y se lea un largo reportaje sobre la Brigada Lincoln que me tomé el trabajo de escribir para FronteraD hace dos años, cuando vivía y trabajaba en Nueva York. Allí tuve acceso a mucha documentación de primera mano, inédita en España, sobre los casi 3.000 brigadistas internacionales procedentes de Estados Unidos que combatieron en nuestra guerra civil.

Es verdad que su reclutamiento estuvo mayormente orquestado por el Partido Comunista, y que muchos profesaban esta ideología. Pero de verdad que vale la pena asomarse a cómo y por qué la profesaban, y en qué condiciones. Qué creían ellos que podía ser el comunismo en mitad de aquellos EEUU asolados por la Gran Depresión.

Qué clase de idealismo les empujaba a jugarse el tipo para ir a combatir en un país que no era el suyo, desobedeciendo incluso las leyes del que sí lo era. “No válido para viajar a España”, decían bien clarito los pasaportes norteamericanos de la época. Entraban aquí tan ilegalmente como ese al que hace poco pillaron colgando de la hélice de un barco.

Una vez aquí les mandaron a perder todas las batallas, a morir como moscas en los frentes que nadie podía o quería defender, mal pertrechados y peor armados, abandonados a lo peor una y otra vez. Los que no murieron de verdad murieron muchas veces de pena. Por haber perdido la guerra que ellos siempre pensaron románticamente que sólo se podía ganar. Y por la mala fortuna que les aguardaba al volver a casa. Hubo quien acabó deportado, perseguido, humillado, acosado en su puesto de trabajo por el FBI, etc.

Y no hubo sólo soldados. Hubo médicos y enfermeras que literalmente se abrían las venas en el hospital de Albacete para sacarse sangre y dársela a los heridos. Hubo un tal Ernest Hemingway que en España descubrió, o recordó, que ningún hombre es una isla. Hubo mucha, muchísima humanidad en juego. Una terca humanidad tremenda. “En mi agenda tengo los números de teléfono de la mejor gente del mundo”, musitaba convencido un lincoln ya viejo ante su nieta, décadas después.

De nada sirven las bombas (ni la memoria histórica, mal rayo la parta) donde sobró tanto corazón. Firma esto, por favor.

8 Comments
  1. celine says

    Firmado, Grau. Sólo los necios se estancan en el inmovilismo pétreo. ¿Sabrá este señor que Pasionaria pidió confesión antes de morir? No hay rocas en el corazón humano ni verdades aseguradas contra incendios.

  2. juanjo says

    Celine. ¿A qué viene ese empeño tan enfermizo como egoísta, de los Católicos, Apostólicos y Romanos, de intentar hacer negocios hasta con los muertos?
    ..
    Si ya sois multimillonarios. Si en materia de fe, fanatismo y millones no hay entidad alguna que os llegue a los tobillos ¿para que queréis degradar el nombre de otras personas en aras de seguir y seguir incrementando vuestros millones?..
    …..
    Cada cual se muere como puede.

    Y hay algunos asquerosos indecentes que hasta de eso intentan sacar provecho…
    ….
    ¡Ojala haya infierno!

  3. celine says

    Pero juanjo, ¿por qué saltas así, hombre? Si a lo que voy es a que a nadie tiene que molestar ese monumento de los brigadistas. Y, además, ¿de dónde sacas que sea católica? Cool boy, cool.

  4. juanjo says

    Bueno, mira, Celine, si no es como parece, pues perdona. Pero por más que lo leo, no dejo de entender otra cosa. Veo la afirmación del tradicional adoctrinamiento clericalista. Algo así como la confirmación de que al final todo dios termina pasando por el aro
    Porque esa canallada (y es una canallada tanto si es verdad como si es un embuste) de que la Pasionaria murió confesada y comulgada fue inventada por Religiónenlibertad.com. Y luego explotada comercialmente, como suelen hacerlo con todo, por otras diferentes entidades Católicas.
    Canalladas de este tipo, en modo alguno son nuevas, y han ocurrido con numerosas personalidades de primera fila, por ejemplo con Voltaire, con Ortega, con B Croce, etc.-
    Y lo que jode, insisto, no es que lleven razón o no la lleven, es que sean tan repugnantes que, todo, incluso los momentos más críticos y difíciles de una persona lo aprovechen en aras de sus supersticiones, sus aberraciones sus negoción y sus santos cojones.
    En este sentido, que puede tener de extraño que sus 4 fincas e industrias más rentables hayan sido y continúen siendo: el infierno, el purgatorio, las reliquias, y las indulgencias

    Como te digo, cada cual se muere como puede. Y, cuando estas jodido a más no poder, acojonado, porque sientes que todo se acaba, con tal de ver una salida, eres capaz de agarrarse a la cola de cualquier basilisco que pase por tu lado, e incluso, como es sólito por estos lares, a la polla de cualquier sacerdote, sin pensar, que en este último caso, si no has sido buen cliente de su maquiavélica institución, una buena parte de estos especímenes, tan pronto como se ponga a tiro te sacarán al mercado en aras de sus barroquismos y sus negocios.
    ….
    En fin, que eso.

  5. Joaquin says

    » Mal rayo parta a la memoria historica». Señora ó señorita permitame que le formule una pregunta ¿ si tuviese a un familiar suyo enterrado por una de las tantas cunetas de España, desearia enterrarlo con la dignidad que se merece?
    Porque en Alemania se produjeron las rectificaciones necesarias y aqui llenamos la historia de lirica para no condenar un regimen dictatorial que se levanto contra un regimen democratico y produjo la muerte y diaspora de unos tres millones de españoles.
    Claro que si usted no es democrata, lo entiendo.

  6. Robert Cohn says

    Recordó, como mucho. ¿Hace falta pasar por España para recordar el título de un poema de Donne que, por otra parte, se ha convertido en un lugar común? ¿Aporta algo «un tal» al apellido? ¿Por quién doblan tan vetustas campanas?

  7. Anna Grau says

    Robert, ¿nos conocemos de algo? Por el fraseo y por otras cosas me recuerdas muchísimo a un sujeto con el que he estado vinculada en los últimos diez años…no sé si me explico.

  8. Robert Cohn says

    Srta. o Sra. Grau, pseudo-Brett, no sé de qué me habla. La autora de tan fastuosos análisis no debería rebajarse a personalizar el debate, sobre todo cuando ni siquiera aspira a rebatir o puntualizar lo que se ha dicho. Poco profesional, en mi opinión.

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