Rajoy quiere que la patronal catalana reaccione contra Mas como la vasca lo hizo contra el ‘Plan Ibarretxe’

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La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sénz de Santamaría, el pasado jueves, junto al presidente de Bodegas Torres, Miguel A. Torres, galardonado con la medalla de Honor a empresario del año, durante el acto de entrega de las Medallas de Honor del Trabajo.  / Alejandro García (Efe)
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, el pasado jueves, junto al presidente de Bodegas Torres, Miguel A. Torres, galardonado como empresario del año, durante el acto de entrega de las Medallas de Honor de la patronal catalana. / Alejandro García (Efe)

Mariano Rajoy viene pidiendo a todos los políticos y empresarios catalanes contrarios al plan independentista de Artur Mas que se mojen y hagan “pedagogía” para explicar al pueblo catalán el desastre que, a su juicio, supondría que Cataluña se separase de España. En las últimas semanas, incluso se lo ha pedido a CIU, primero en el Senado y hace unos días en el Congreso, donde la reclamación de “pedagogía” se la hizo directamente a Josep Antoni Durán Lleida cuando éste le pidió que lidere “una gran respuesta de Estado” al reto soberanista de Cataluña en su conjunto y del president de la Generalitat en particular.

Ahora, además, el presidente español está intentando, según fuentes empresariales y del PP, que sean los propios empresarios catalanes los que se sumen esa demanda de hacer pedagogía sobre la realidad para responder a lo que considera una manipulación de los catalanes por parte de su Gobern, con la utilización de los medios de comunicación que le son partidarios, singularmente la radio y la televisión pública de TV3. Lo hace en contactos privados y con llamadas de atención públicas sin que, sin embargo, consiga el respaldo que esperaba.

De momento, sólo dos grandes empresarios catalanes han avisado del error que significaría, a su entender, votar a favor de la independencia si acaso llegara a plantearse. El primero fue el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara, cuando declaró con rotundidad: «Si Cataluña fuera independiente, el Grupo Planeta se tendría que ir a Zaragoza, a Madrid o a Cuenca». El segundo, hace unos días,  fue el presidente de Freixenet. José Luís Bonet Ferrer, quien proclamó: «Cataluña es parte esencial de España y seguirá siéndolo».
El resto de los grandes y medianos empresarios de Catalunya sigue sin mojarse. Aunque, eso sí, según fuentes del PP, empiezan a dar pasos en ese sentido. De hecho, Mas, hábil, dejó de asistir al acto que celebró la patronal catalana, Foment del Treball, el pasado jueves, en Barcelona, para entregar sus medallas de honor. La excusa fue el protocolo porque Soraya Sáenz de Santamaría, como presidenta en funciones, clausuraba la reunión cuando, a su criterio, debía hacerlo el presidente de la Generalitat. Pero lo cierto es que el presidente catalán conocía el discurso que iba a hacer el presidente de la organización, Joaquím Gay de Montellà, y una de sus frases más significativa que no le gustaba nada que la dijera en su presencia: «Los empresarios queremos estabilidad, unidad y puentes. Queremos liderazgos fuertes que sepan explicar lo que está pasando».

Tampoco es eso lo que quiere Rajoy. Pide más. Y en su entorno lo aclaran: “El presidente aspira a que los empresarios catalanes no sean ambiguos y ejerzan como los vascos lo hicieron contra el Plan soberanista del ex lehendakari Juan José Ibarretxe.

Aunque no hubo un pronunciamiento oficial de la organización, en octubre de 2002, Confesbank, la patronal empresarial vasca, criticó el proyecto soberanista de Ibarretxe y el 20 de enero de 2005, Román Knörr, su presidente, lo ratificó aunque las organizaciones de Vizcaya y Guipúzcoa, controladas por el PNV, quisieron desautorizarle afirmando que no recogía el sentir general. Confesbank se sumó así, aunque con matices, a la única organización que se había pronunciado abiertamente contra el lehendakari desde el primer momento, el Círculo de Empresarios Vascos, formado por directivos que representaban a las 70 empresas más importantes de Euskadi.

El jefe del Ejecutivo sabe que algunos grandes empresarios vascos, cuyas empresas tienen influencia nacional e internacional, reprochan lo mismo a sus colegas catalanes. Hace unos días, uno de ellos comentaba que en el cumpleaños de un importante banquero catalán, que muchos empresarios se dirigían a él y a otros grandes empresarios españoles preguntándoles qué iban a hacer ante la situación. Y que ellos, sorprendidos, replicaron que el problema estaba en lo contrario: saber qué iban a hacer ellos, los catalanes. Uno de esos destacados empresarios afirmó que los empresarios catalanes “tienen que jugársela como hicimos nosotros en el País Vasco, con la diferencia de que allí nos jugábamos la vida”.

Ese es, dicen en el PP, la impronta que Rajoy quiere darle al espíritu de, al menos, el gran empresariado catalán. Porque sabe perfectamente que el pequeño, el de las pymes o los autónomos, base del electorado de CDC y en parte de ERC, se inclina por el independentismo. De ahí que les pida que digan la verdad y hagan pedagogía “contra las falsas promesas de Artur Mas”, como señalan en el PP.

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