CCOO, UGT y USO inauguran la jornada reivindicativa con una visita a Rajoy

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De izquierda a derecha, Bernadette Ségol (CES), Ignacio Fernández Toxo (CCOO), Mariano Rajo, Fátima Báñez y Cándido Méndez (UGT), durante la reunión que celebrarn ayer en el Palacio de La Moncloa. / Chema Moya (Efe)

En compañía de la ministra de lo que no hay, Empleo, los dirigentes sindicales de CCOO, UGT y USO inauguraron la jornada reivindicativa de este Primero de Mayo con una visita a La Moncloa. Ignacio Fernández Toxo, Cándido Méndez y Julio Salazar facilitaron la segunda fotografía en menos de un mes al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya inmerso en campaña electoral, sin que nada indique que vaya a modificar la política de “austericidio”, desigualdad y bajos salarios ni a reducir el ejército de reserva de 6 millones de parados como exigen los sindicatos. Méndez y Toxo participan en Bilbao en una de las 70 manifestaciones que se celebran hoy en toda España.

La visita a La Moncloa sirvió para que los dirigentes sindicales y la secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), Bernadette Ségol, expusieran al jefe del Gobierno la propuesta de dedicar el 2% del PIB de los países de la Unión Europea a la creación de empleo en los próximos diez años. Con esta medida se crearía un millón cien mil empleos netos y con salarios decentes cada año, lo que significa 11 millones de puestos de trabajo hasta 2025. Al presidente Rajoy no le pareció bien ni mal. Sencillamente se reservó su opinión y se dedicó a hablar de la necesidad de una política energética y de infraestructuras europeas comunes.

La fotografía de los dirigentes sindicales con el presidente del Gobierno que mayor daño legal y real ha infligido a los asalariados y al conjunto de la sociedad, hasta el punto de situar al país en cabeza de la OCDE en el aumento de las desigualdades en los dos últimos años, posee, en todo caso, un indudable valor electoral para el PP al comienzo de la campaña europea. Es como si los dirigentes sindicales volvieran a confiar en el diálogo con quien, desde el comienzo de la legislatura, despreció el pacto de rentas para moderar salarios y beneficios en aras de la competitividad y les declaró enemigos a batir con su reforma laboral.

Sobre la posibilidad de que el PP asuma el plan de los sindicatos europeos para la creación de empleo vale recordar que ya se significó por su contundente rechazo en el Parlamento Europeo a la propuesta socialdemócrata de no computar como déficit la inversión de los Estados en el fomento del empleo juvenil. La última EPA coloca a España a la cabeza del desempleo de los jóvenes, con el 57% de los menores de 25 años en situación de brazos caídos, pobreza y desesperación. Y el desempleo en su conjunto no baja del 25,8% a pesar del crecimiento interanual de seis décimas del PIB y de un descenso de la población activa cifrado en 1,2 millones de personas.

No se puede decir que hemos salido de la crisis cuando hay más paro, más precariedad y más pobreza”, afirmó de un modo tajante la dirigente de la CES, Sègole, después de explicar a Rajoy lo que han dado en llamar Plan Marshall para el empleo. La lacerante realidad del desempleo, la precariedad y la pobreza nada tiene que ver con el triunfalismo gubernamental al que asistimos atónitos desde hace meses sobre la salida de la recesión. Y así se reflejará, un año más, en las marchas del Primero de Mayo.

Con el lema Sin empleo de calidad no hay recuperación. Más cohesión social para más democracia, en las calles volverá a sonar el clamor contra el paro, los recortes sociales y el trato injusto e indigno a quienes menos tienen. Las formaciones políticas que se reclaman defensoras de los trabajadores han emitido sus comunicados. El PSOE hace hicapie en la importancia de las elecciones europeas para conseguir el giro social. El manifiesto de Izquierda Unida (IU) está más pegado al mundo del trabajo y denuncia expedientes concretos de regulación de empleo y los estragos de la reforma laboral del PP. Su máximo dirigente, Cayo Lara, acudirá a la manifestación de Madrid. No así el del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que nunca va.

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