El documento interno de la Zarzuela sobre el 23F

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Emisión del mensaje del rey, grabado en La Zarzuela, que fue emitido en TVE la noche del 23F, durante el intento de golpe de Estado. / Efe

Con la abdicación del Rey Juan Carlos I se cierra una etapa transcendental en la historia de España. Con este motivo, y como recordatorio de un reinado de 39 años, cuartopoder.es rescata un documento confeccionado por el que fuera secretario general de la Casa de Su Majestad el Rey, Sabino Fernández Campo, y por el empresario y diplomático Manuel Prado y Colón de Carvajal, recogiendo todo lo que ocurrió en el Palacio de La Zarzuela en la tarde y noche del 23 al 24 de febrero de 1981. Este documento constituye el relato más íntimo de las acciones del rey durante unas horas que fueron fundamentales para el desarrollo democrático de España.

Una parte de ese documento fue publicada sólo una vez: en el año 2001, contenido en el libro 23-F: la conjura de los necios, del que son autores quien esto escribe junto con Pilar Cernuda y Fernando Jáuregui. En ese documento se cuenta, minuto a minuto, lo que hicieron el propio monarca, Sabino Fernández Campo, Manuel Prado y Colón de Carvajal y demás personal de la Casa Real para frenar el golpe de Tejero, Armada y Milans. Todo lo que sigue a continuación está extraído de ese documento, celosamente guardado en Zarzuela.

El documento se inicia a las 18.23 horas del 23-F, cuando Tejero asaltó el Congreso: el rey estaba en Zarzuela en chándal con dos amigos, Miguel Arias y Nachi Caro, para jugar una partida de squash. Allí se encontraban, además, el Jefe de la Casa Real, Nicolás de Cotoner, marqués de Mondéjar; el de la Secretaría, general Sabino Fernández Campo; el de la Casa Militar, general Joaquín Valenzuela; los ayudantes militares, entre ellos Agustín Muñoz-Grandes Galilea (paradojas de la Historia: su padre fue quien más se opuso, durante el franquismo, a la entronización de Juan Carlos como sucesor); el doctor Alberto Salgado; el jefe del Gabinete de Prensa de La Zarzuela, Fernando Gutiérrez; el jefe de Protocolo, el diplomático Allendesalazar, Conde de Montefuerte, y otras personas adscritas a los distintos departamentos de la Casa, así como los responsables de Seguridad. Los amigos del rey, Arias y Caro, ambos en ropa deportiva, se quedaron toda la noche, no sólo por razones de seguridad, sino también para ayudar, estando pendientes de las emisoras de radio y de la televisión estatal.

En el despacho estuvieron también la reina Sofía y el príncipe Felipe, por expresa voluntad del rey. Una anécdota fue que, en un momento dado en el que el Príncipe se dejaba vencer por el sueño y dormitaba en un sofá, el rey le pidió que espabilara y no se perdiera detalle de lo que ocurría, pues vivía unas horas históricas en las que, desde allí, había que tomar decisiones que afectaban a todos los españoles, según recogió el documento. El rey llegó a decir: "hay que impedir que triunfe un golpe de Estado".

Las conversaciones con los generales y con jefes de Estado

El primer dignatario extranjero en llamar fue el rey Hussein de Jordania, que ofreció la ayuda que fuera necesaria. El segundo en llamar fue el jefe del Gobierno portugués, Pinto Balsemao. Pero el rey estaba más interesado en hablar con el Capitán General de Valencia, Jaime Milans del Bosch, con el que tanto él como Sabino hablaron varias veces a lo largo de la noche sin conseguir que atendiera a razones. Los restantes capitanes generales siguieron las órdenes del rey y permanecieron a favor del orden establecido. Los primeros en llamar a Zarzuela fueron González del Yerro, capitán general de Canarias, y el capitán general de Burgos, teniente general Ángel Campano, ambos muy franquistas, pero que acataron inmediatamente las órdenes del rey. El único que se mostró más ambiguo fue el de Zaragoza, Elícegui Prieto, quien, sin embargo, también acabó acatando las órdenes 'fuesen las que fuesen' -ése fue el matiz-.

Entre esas primeras llamadas, el documento de Zarzuela recoge las del general Alfonso Armada, Segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército, que quería acudir a La Zarzuela pero se le indicó que era preferible que permaneciera en su despacho. Sin sospecharlo, con esa decisión, el Rey había salvado la democracia, porque la presencia de Armada en La Zarzuela hubiera sido signo inequívoco de que el Rey apoyaba las pretensiones de quien había sido secretario de la Casa Real.

'Estamos calentando motores para ir a Madrid'

Entre las 18.45 y las 19.00 horas, Sabino cumplió la orden del rey de controlar la División Acorazada Brunete: se puso en contacto con el general de División José Juste Fernández. La Brunete estaba calentando motores para salir para Madrid: la llamada de Sabino fue oportuna y afortunada, porque el general Yuste -que había sido engañado por su jefe de Estado Mayor, el coronel José Ignacio San Martín y por el general Torres Rojas- mandó parar motores. Así fue como se impidió que la Brunete tomara Madrid.

El documento recoge que fue ahí, en ese momento preciso, cuando se produjo la conversación que daría un vuelco a los planes golpistas: Juste le dijo telefónicamente a Sabino que todo marchaba conforme al plan previsto y que los tanques estaban preparados para salir. Sabino le ordenó parar inmediatamente cualquier operación en marcha. Fue entonces cuando Juste, asombrado, le preguntó: “¿Pero no está ahí el general Armada?”. La intuición de Sabino le hizo pronunciar una definitiva para el futuro de la democracia: “Ni está, ni se le espera”. Juste comprendió inmediatamente. “Ah, pues esto cambia totalmente las cosas”, dijo, y los motores se pararon.

Sabino, extrañado por lo que había oído, se lo comunicó al Rey. Sorprendido también, Juan Carlos respondió que se dieran instrucciones al control de acceso al palacio para que no dejaran pasar al general Armada si se presentaba. Luego, una nueva llamada de Armada insistiendo en que debería acudir a Zarzuela para informar al Rey puso ya en alerta a quienes se encontraban en el despacho: el propio rey le dijo que se hacía necesario que él, como Segundo JEME, hiciera una nueva ronda de llamadas a las Capitanías y a las principales Divisiones y Brigadas. En cualquier caso, que antes de subir a Zarzuela, le llamara nuevamente para adelantarle el resultado de sus indagaciones.

"Se está utilizando mi nombre sin mi consentimiento"

Sobre las 19.00 horas, el rey habló personalmente con el JEME, general José Gabeiras Montero, y ordenó a los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor que se reunieran en la sede de la JUJEM, en la calle Vitrubio, con el teniente general Jefe del Estado Mayor, Ignacio Alfaro Arregui, anticipándoles que se estaba utilizando indebidamente su nombre y que así debían comunicárselo a las distintas Unidades. En todas y cada una de sus conversaciones con los jefes militares, el monarca repetía siempre: "Permaneced tranquilos, esperad mis órdenes y tened claro que se está utilizando mi nombre sin mi consentimiento", dice el documento.

No fue tan fácil comunicar con la III Región, Valencia, y cuando se consiguió fue el rey en persona quien exigió explicaciones a Milans. El Rey le preguntó directamente a Milans por qué Tejero decía en el Congreso que actuaba bajo sus órdenes y que sólo a ellas atendía. La respuesta de Milans fue confusa: en un momento dado dijo que tenía Valencia bajo control militar para mantener el orden tras lo ocurrido en el Congreso, pero añadió un dato que disparó todas las luces de alarma: hizo mención a una conversación mantenida con el general Armada la noche anterior.

Según el documento, Milans afirmó que acataría las órdenes del Rey, pero también le dijo al Monarca que no se podía abandonar a su suerte a los “compañeros de armas” que se habían levantado. En ese punto, el rey le pasó el teléfono a Sabino Fernández Campo para que insistiera y tratara de convencerlo de que retirase cuanto antes a sus unidades de las calles de Valencia. En el transcurso de esa conversación, Milans le sugirió a Sabino que permitieran al general Armada que acudiera al Congreso para verse con Tejero, porque “conocía la contraseña”.

Poco después, Sabino habló por teléfono con Tejero, en un tono de máxima tensión. El general le comunicó al teniente coronel que de ningún modo el Rey apoyaba el golpe y le ordenó que depusiera su actitud. Tejero respondió que no acataba más órdenes que las de Milans del Bosch y colgó el teléfono dejando a su superior con la palabra en la boca. A la vista de esta actitud, Zarzuela no volvió a intentar conectar con el sedicioso teniente coronel.

A las 20.30 horas, Zarzuela envió por télex una nota para las Capitanías Generales, recogiendo básicamente los términos que luego se trasladarían al mensaje televisado del Rey y que no se había podido grabar por la ocupación de Prado del Rey, desde las 19.15 horas, por un destacamento de 25 soldados del Regimiento de Caballería Villaviciosa 14 y del Regimiento Mixto de Ingenieros al mando del capitán Merlo.

En el télex se afirmaba que la Corona no respaldaba la intentona golpista y ordenaba a los mandos que mantuvieran el control en las Unidades de su competencia y que bajo ningún concepto debían salir las tropas de sus acuartelamientos. A partir de ahí, Manuel Prado, Sabino Fernández y el Marqués de Mondéjar se pusieron a redactar el comunicado que leería el rey en TVE. El propio Rey hizo algunas correcciones.

Merry Gordon, bebido; en Manises, "les descerrajamos un misil"

El documento recoge cómo el rey, para dominar la situación, acudió a antiguos compañeros de su promoción militar destinados en lugares clave, y cuenta, por ejemplo, la siguiente anécdota: le preocupaba especialmente la base aérea de Manises, a donde llamó después de conocer que Milans se sumaba al golpe y que había sacado la División Maestrazgo a la calle. En Manises estaba destinado un teniente coronel con el que el rey había estudiado en la Academia de San Javier. En tono coloquial le explicó que el general Gallarza se encontraba en el momento del golpe fuera del recinto militar haciendo deporte, pero que regresaba de inmediato y que todo estaba bajo control. He aquí lo que dijo el teniente coronel:

- "Tranquilo, que aquí está todo bajo control. Hemos sacado dos cazas en la entrada y al primero que llegue, le descerrajamos un misil. Han llamado de Capitanía, pero les he dicho que aquí solo debemos obediencia al Jefe del Estado Mayor del Aire o al Rey", le explicó el teniente coronel al Rey.

Aquella reacción y que la importante base de Manises no se hubiera puesto a las órdenes de Milans resultó fundamental para que en Valencia no triunfaran los golpistas.

Otra anécdota fue la ocurrida con Sevilla. Otro de los compañeros de Academia del rey, destinado en la Capitanía General de Sevilla, fue muy franco con el monarca: el teniente general Pedro Merry Gordon no estaba en condiciones de recibir ningún tipo de órdenes. El rey comprendió qué ocurría: no era ninguna novedad que el capitán general se pasaba de copas con cierta frecuencia –concretamente con whisky Chivas, que traía en cajas en helicóptero desde Ceuta-, y en esas circunstancias le gustaba vestirse con el uniforme de la Legión, en la que había servido en años jóvenes.

El rey le aconsejó a su amigo que no permitiera que Merry Gordon saliera a la calle, y menos todavía con el uniforme de la Legión, y que llamara a Zarzuela si surgía algún problema en las horas siguientes.

La reina, con la intendencia, surtiendo de sándwiches

No sólo hubo conversaciones con jefes militares. En el transcurso de esa tarde llamaron también los presidentes autonómicos Jordi Pujol y Carlos Garaicoechea. El rey habló personalmente con Pujol, al que tranquilizó, mientras que el lehendakari vasco fue atendido por Fernández Campo, ya que el monarca se encontraba en ese momento dando órdenes a uno de los capitanes generales.

Paralelamente, la Reina no sólo atendía teléfonos, sino que se ocupó de surtir de sándwiches a quienes se encontraban junto al Rey. Además del Príncipe, se encontraban también presentes las Infantas Elena y Cristina, así como la Princesa Irene de Grecia, que pasaba esos días en La Zarzuela.

El Rey Constantino llamó varias veces desde su exilio en Londres, tratando, sin éxito, de hablar con su cuñado. En un momento de la noche, cuando el monarca supo que su cuñado le quería transmitir su respaldo, comentó que esa noche él estaba obligado a reaccionar de forma diametralmente distinta a como lo había hecho Constantino cuando tuvo que enfrentarse con el golpe de los coroneles.

Las anécdotas con la grabación ante las cámaras de TVE

La demora en la llegada de las cámaras de TVE para grabar el mensaje del monarca acrecentó el nerviosismo de la jornada. En Zarzuela se conocía que Prado del Rey estaba tomada por tropas del cercano Regimiento Villaviciosa. Pero el Jefe de la Casa Real, Nicolás de Cotoner, averiguó que al frente del Regimiento se encontraba un antiguo subordinado suyo, el coronel Joaquín Valencia. Puesto al habla con él, Mondéjar le ordenó que abandonara las instalaciones de RTVE, una orden tan directa que el coronel no tuvo más remedio que acatar, no sin antes señalar a su superior –Mondéjar era general de Caballería– que se perdía una gran oportunidad para poner orden en España. Así se consiguió que saliera de Prado del Rey el equipo de grabación solicitado por Zarzuela.

El equipo de televisión pudo llegar a La Zarzuela, llevando consigo una copia de las imágenes del asalto al Congreso. Las imágenes habían sido grabadas por una cámara que los golpistas no controlaron desde el primer momento y que durante mucho tiempo recogió todo lo que ocurría en el interior del hemiciclo. Al ver esas imágenes, el Rey se sintió impresionado y avergonzado y sugirió que se pidiera al director general de RTVE, Fernando Castedo, que no se emitieran nunca para evitar así una desgraciada perspectiva de España. Sin embargo, la cinta sí se emitió, y fue mejor que se hiciera.

El documento de La Zarzuela recoge que el mensaje de televisión comenzó a grabarse a las 23.15 horas y que cuando el Rey –que previamente se había puesto el uniforme de capitán general- se encontraba grabando, se recibió una llamada del presidente francés, Valery Giscard D´Estaing, que no pudo atender. En los instantes previos a la grabación del mensaje televisivo del Rey, el general Juste Fernández añadió un elemento más de inquietud: telefoneó para informar que quince jeeps con policía militar de su División, la Brunete, al mando del comandante de Estado Mayor Ricardo Pardo Zancada, habían abandonado la instalación militar, contraviniendo sus órdenes, para sumarse a las tropas de Tejero.

A Armada: "Mientes como un bellaco"

En una conversación del rey con el general Armada, se pudo escuchar al monarca decirle en tono enérgico que no sólo no le autorizaba a presentarse en el Congreso utilizando su nombre, sino que, además, estaba profundamente dolido por su actitud y sus informaciones alarmistas y tendenciosas que, según el Monarca, no se correspondían con la realidad. El rey le respondió a Armada que disponía de datos muy precisos y directos de las Capitanías Generales y de las principales unidades. Le dijo que le mentía “como un bellaco” y le pasó el teléfono a Sabino Fernández Campo.

Sabino preguntó entonces a Armada cuál era la solución que proponía, y éste le dijo que la manera de salir de aquella gravísima situación era que él en persona se presentase en la Cámara Baja y, en nombre del rey, pidiera a los diputados que le votaran como presidente. Le aseguró a Fernández Campo que estaba seguro de que era una solución constitucional y que, además, contaría con los votos de los socialistas. Sabino le dijo que se trataba de una solución descabellada, fuera de la legalidad, que era inadmisible y que no contaba con el respaldo del rey.

Paralelamente, el rey mantuvo una nueva conversación con Milans, en la que el capitán general de Valencia reconoció al monarca que acataría sus órdenes, pero que, después de hablar con Tejero por última vez, se había dado cuenta de que el teniente coronel de la Guardia Civil ya no le obedecía.

A las tres de la madrugada del 24 de febrero todo distaba mucho de estar bajo absoluto control. A esa hora se vivieron nuevos momentos de inquietud en La Zarzuela al revisar la situación todos los que se encontraban en el despacho del Rey. Desde el Ministerio del Interior, Francisco Laína, el hombre que se había colocado al frente del Gobierno de subsecretarios, estaba aún empeñado en utilizar a los GEO para asaltar el Congreso por la fuerza, detener a los golpistas y liberar al Gobierno y a los diputados secuestrados. Una acción que Zarzuela desautorizó porque provocaría un derramamiento de sangre que a toda costa se quería evitar.

“Ya no puedo volverme atrás”

Tras la emisión del mensaje del Rey por televisión, desde Zarzuela se envió un nuevo mensaje por télex a Milans, del que no se había conseguido aún que depusiera su actitud. El nuevo télex fue redactado por Fernández Campo, quien, tras la aprobación del Rey, lo remitió a Transmisiones. Como en anteriores ocasiones, el Rey introdujo en ese nuevo mensaje un párrafo que no había escrito Sabino, aquel en el que le decía a Milans que después de transmitido el mensaje televisado, ya no se podía volver atrás. Es precisamente esa frase la que provocaría durante años una serie de especulaciones entre los golpistas y entre aquellos que, sin tener ningún argumento en el que basarse, hicieron correr la especie de que el rey era el impulsor del golpe de Milans del Bosch, Armada y Tejero.

Todos esos acontecimientos ocurrían exactamente a las 5.45 horas del 24 de febrero. Por fin, tras una muy tensa conversación con Fernández Campo, Milans cedió y retiró los tanques. El rey, entrada ya la madrugada, pudo hablar finalmente con el presidente francés, Giscard D´Estaing, y explicarle que podía afirmarse que la intentona había sido sofocada. Luego, por la mañana, cuando pudieron salir los diputados y funcionarios que habían pasado allí la noche, el rey habló con Adolfo Suárez, quien, sin sospechar lo que había ocurrido mientras se encontraba secuestrado por los golpistas, le dijo al monarca que sólo se tranquilizó cuando vio a Armada por el Congreso. Ante su estupor, el rey le dijo: “Ése era el traidor; tú tenías razón”.

2 Comments
  1. Enrique Duro says

    Es urgente conocer íntegramente este documento, caiga quien caiga

  2. maria says

    Seria muy util que de una vez se conociese EXACTAMENTE la verdad para acabar para siempre con falsos comentarios sobre la postura del Rey quien , junto con Suarez y Torcuato Fernandez Miranda hicieron posible con la colaboracion de TODAS las fuerzas politicas una TRANSICION que ha quedado como un ejemplo del buen hacer democratico.

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