El secesionismo de Mas, Junqueras y Baños queda congelado en el 47,7% de votos

Con un récord de participación (el 77,44%), los resultados de las elecciones catalanas de ayer domingo han sido un chasco para las aspiraciones separatistas de la coalición CDC-ERC de Artur Mas y Oriol Junqueras. Necesitarán a la CUP, gran triunfadora junto con Ciutadans en los comicios, para proclamar la independencia. Pero sus dirigentes no les seguirán el juego por entender que el 47,7% de los votos no es la mayoría absoluta. El PP de Mariano Rajoy y su candidato Xavier García Albiol ha sufrido el batacazo de las urnas, el PSC de Miquel Iceta, apoyado por Pedro Sánchez, ha seguido a la baja, y la alianza de ICV-EUiA con Podemos no ha funcionado. Por el contrario, las urnas han premiado el españolismo centrista y moderado de Ciutadans, que se coloca como segunda fuerza política.

La afluencia a las urnas ha sido masiva. La participación se cifraba en 4.102.664 electores con el 99,67% de los votos escrutados. Esto significa que el 77,44% de los catalanes con derecho a voto acudieron a las urnas y supone un récord histórico con casi un 10% más de votantes que en 2012. Naturalmente, todos los candidatos elogiaron un comportamiento de la ciudadanía que rompe los viejos esquemas que atribuían mayor interés a los nacionalistas que a los no nacionalistas en los comicios autonómicos.

La coalición de Mas y Junqueras, encabezada por el exeurodiputado de ICV Raúl Romeva ha sufrido un parón paroxístico similar a los que describía el neurólogo y narrador Oliver Sacks en su obra Despertares. Ambas formaciones sumaban 71 escaños en el Parlament (50 CiU y 21 ERC) y se han quedado en 62. Con un 10% de participación más que hace tres años, han obtenido solo 2.5oo votos más. Concretamente, 1.616.962 (a falta del 0,4 por escrutar) frente a 1.614.383 en 2012. Quiere decirse que los catalanes “plebiscitaron” a la baja y en contra de la “proclamación de independencia” anunciada por Mas si obtenían la mayoría absoluta, situada en 68 escaños. El porcentaje de la coalición Junts pel Sí (JxS) ha quedado en el 39,57% del voto, lo cual es un triunfo indiscutible, aunque menor del conseguido en 2012, cuando la suma de ERC y CiU alcanzó el 44, 41% de los votos.

El chasco de Mas le obligó a contener su euforia en la noche electoral. Las encuestas de Metroscopia y Feedback para El País y La Vanguardia, respectivamente, que situaban a JxS al filo de la mayoría absoluta estaban imbuidas de ardor 'diadista', como ha demostrado el resultado de las urnas. Los independentistas han ganado los comicios, pero Mas sabe que la CUP no comparte su política ni sus procedimientos. Con un resultado extraordinario –pasan de 3 a 10 diputados--, los dirigentes de la CUP poseen una visión más pegada a la realidad y al concepto de “plebiscito” que el honorable Mas. Su dirigente y candidato a la presidencia de la Generalitat, Antonio Baños, dejó claro en una entrevista con cuartopoder.es que sin la mayoría absoluta de los votos “no se podría hacer una declaración independentista porque la mayoría no lo quiere”.

Según Baños, con mayoría absoluta en el Parlamento, pero no en las urnas, se puede elegir un gobierno independentista y seguir trabajando por la independencia, como ocurre en Escocia, pero no proclamar la independencia, como proponía Mas. El extraordinario resultado de la CUP, atribuible, en parte, a la decisión de ERC de cargar con el fardo de una CDC minada por la corrupción, permite a las fuerzas independentistas sumar 72 escaños (dos menos que en la anterior legislatura), sin alcanzar el 50% de los votos. De hecho, la suma de las papeletas ha sido del 47,84% frente al 52,16% de las formaciones no separatistas.

Si el plan secesionista de Mas se ha visto paralizado por las urnas, el resultado de su adversario político y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido calamitoso: el PP cae de 19 a 11 escaños. De contar con el 13% del electorado y cerca de medio millón de votos ha pasado al 8,5% del voto (347.571 papeletas), señal clara de que la política de Rajoy ha sido percibida como un desastre y ni siquiera se ha visto premiada por los que el candidato Albiol suponía que eran sus electores.

Los resultados también han sido pésimos para la que históricamente fue segunda fuerza política en Cataluña y primera en las elecciones generales, el PSC-PSOE, que sigue en descomposición y baja de 20 a 16 diputados. Puesto que las últimas encuestas no le daban más de 14 escaños y el propio Iceta dijo públicamente que se conformaba con sacar más de 15 diputados, tiene un motivo para seguir bailando, loco de contento.

Con todo, la sorpresa más negativa de la noche para la gente de izquierda la deparó la Catalunya Sí que es Pot (Podemos e ICV-EuiA). Iba a quedar por encima del PSC, según todas las encuestas (la del CIS le daba 18-19 escaños), y ha sacado 11 diputados, dos menos de los 13 que obtuvo ICV-EUiA hace tres años, cuando la formación de Pablo Iglesias no existía. Con un 10% más de participación, la confluencia de las formaciones de izquierda que llevó a Ada Colau a la alcaldía de Barcelona no ha funcionado y apenas ha superado los 360.000 votos de ICV en los anteriores comicios autonómicos.

El gran triunfador de la jornada ha sido Ciutadans, que se coloca como segunda fuerza política en Cataluña y primera entre las formaciones no nacionalistas. Pasa de los 9 diputados y el 7,5% de los votos que obtuvo hace tres años a 25 escaños y el 17,92% del electorado. Albert Ribera y su candidata Inés Arrimadas consideraron agotado el proyecto secesionista del presidente en funciones de la Generalitat. Sus seguidores celebraron el resultado con gritos de “¡Mas, dimisión!”

Si la interpretación del resultado de las elecciones “plebiscitarias” que realiza la CUP imposibilita la hoja de ruta de los dirigentes de CDC y ERC hacia la secesión, la mayoría que han obtenido en las urnas les permite gobernar sin mayor dificultad. Otra cosa es si Mas podrá seguir siendo presidente o si ERC y su propio partido le consideran quemado y le obligan a ceder el testigo. El desenlace se verá en los próximos días.