Entrevista / Al candidato a la secretaría general de Podem y presidente del grupo parlamentario Catalunya En Comú Podem

Xavier Domènech: «Necesitamos que el morado de Podemos tiña la sociedad catalana»

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Xavier Domènech en un acto de campaña del pasado 21-D. / Catalunya En Comú Podem

BARCELONA.- Podem Catalunya se encuentra en pleno proceso de primarias con motivo de la celebración de su III Asamblea Ciudadana. Xavier Domènech (Sabadell, 1974) es candidato a secretario general. Además, este profesor universitario de historia preside el grupo Catalunya En Comú Podem en el Parlament desde las pasadas elecciones del 21-D. Domènech recibe a cuartopoder.es para tratar los motivos por los que se presenta a estas primarias y explicar su proyecto para el partido morado en Catalunya. Además, hacemos un repaso por la actualidad política catalana y estatal, en un momento convulso. 

— ¿Qué le motivó a presentarse a estas primarias para liderar Podem Catalunya?

— Recuperar, después de un tiempo en el que Podem ha vivido situaciones muy conflictivas, la fuerza morada en Catalunya. Hemos vivido un ciclo extraordinario, vale la pena recordarlo ahora que parece que todo está bloqueado. Es un ciclo que comienza en las europeas del 2014 cuando surge Podemos y rompe con el bipartidismo. Después se convierte en un ciclo electoral enorme, absolutamente enorme. En las autonómicas del 2015, gracias a Podemos se consigue echar al PP de Baleares, Valencia, Castilla-La Mancha… En las municipales se construyen los grandes ayuntamientos del cambio. Y se genera un momento de ruptura muy grande cuando se llega al Congreso, En Comú Podem gana las elecciones en Catalunya y todo Podemos se convirtió en una fuerza que rompió el bipartidismo en la Cámara. Es un ciclo extraordinario, ninguna fuerza política surgida tras la II Guerra Mundial había conseguido tanto en tan poco tiempo.

Es cierto que también hemos constatado los límites. En medio de esta oleada de cambio y reacción, necesitamos construirnos acentuando cosas que, debido a este ritmo electoral, no habíamos conseguido construir. Por ello, la idea de construir un Podem-Moviment, ligado a los horizontes de cambio y esperanza que están situando las protestas sociales: el 8 de marzo fue un momento histórico, las movilizaciones de pensionistas también y muchos más movimientos que vendrán. Apostamos por un Podem abierto a los círculos en cada municipio y en cada barrio, abierto a la sociedad, que construya una realidad social y cultural en cada uno de estos espacios.

— ¿Qué relación organizativa debería tener Podem con Podemos estatal, teniendo en cuenta las peculiaridades catalanas?

— Las decisiones que afectan a Catalunya las tienen que tomar las personas inscritas y militantes de Catalunya. La relación con Podemos será la de un partido que tiene un carácter estatal.

«Nuestra apuesta es por un Estado plurinacional. Es lo que nosotros defendemos»

— Las pasadas elecciones de diciembre, Podem concurrió en la coalición Catalunya En Comú-Podem. Usted es también el coordinador general de Catalunya En Comú, un sujeto político que aglutina a más fuerzas políticas de las izquierdas catalanas. Entiendo que aboga porque Podem se integre en esta confluencia, algo que hasta ahora no ha sucedido…

— Sí, claro. En Catalunya siempre ha habido confluencias, con distintas fórmulas, en la mayoría de los casos exitosas. Creo que en los debates de las confluencias, Podem no participaba en todos los niveles. Podem tiene que participar con las máximas garantías en los debates de las confluencias en su conjunto. Por ello, se tienen que crear espacios unitarios donde se pueda debatir a todos los niveles, no sólo por arriba, también todas las personas y círculos que forman Podem. Además, el papel que tiene que tener Podem debe ser muy importante. Necesitamos un Podem, fuerte, desarrollado, que tenga la capacidad de teñir de su morado la sociedad catalana y también las propuestas de confluencia.

— ¿Cómo se desarrollaría la relación con las otras fuerzas políticas? Usted sería el coordinador general de Catalunya en Comú y también el secretario general de Podem, una de las partes de la confluencia.

— Ese papel ya lo hago. He sido candidato por dos veces de En Comú Podem en dos elecciones generales que ganamos y una vez candidato de Catalunya En Comú Podem en las pasadas catalanas. Creo que Podem necesita desarrollarse y tener mucha más fuerza. El trabajo de que la confluencia tenga más fuerza es el que vengo haciendo y que Podem tenga más voz es mi intención.

— En lo relativo al conflicto territorial, político y jurídico entre Catalunya y el Estado. ¿Cuál será la posición de Podem Catalunya si usted sale elegido secretario general?

— Las herramientas básicas para que un conflicto devenga en una situación política las hemos defendido siempre. Estas herramientas son la necesidad de un referéndum, pero más allá de eso, la necesidad de un diálogo político y no judicializado. Estos son los medios democráticos y otra cosa son las soluciones, qué solución aporta Podem o Podemos. Nuestra apuesta es por un Estado plurinacional, que reconozca que hay varias naciones en su seno, no sólo realidades culturales, también compartir soberanías. Esa propuesta es la que nosotros defendemos. Probablemente, el conflicto ha sido de una intensidad tan enorme que nos hemos tenido que concentrar más en los medios que en la propuesta final. Ahora, en esta fase, nos tenemos que concentrar más en la propuesta final: la construcción de esta realidad de fraternidad, de reconocimiento de la diversidad y la construcción de un nuevo modelo de convivencia.

Esta propuesta, además, yo creo que debe tener un claro horizonte republicano. Hemos de acentuar estar propuesta más porque, desde mi perspectiva, el Estado está en una crisis territorial sin parangón. No puede haber una respuesta sólo de los jueces, además esto se ha evidenciado más con la decisión judicial sobre Puigdemont en Alemania. Por otro lado, en Catalunya hay una parte muy importante de la población que apuesta por la independencia, pero no es, en absoluto, el conjunto de la población. Por ello, creo que nuestra propuesta, la de Podemos, es la única que puede desencallar todo esto.

«El resultado del 21D se debe, por una parte, a la represión del Estado»

— En las pasadas elecciones del 21-D, vimos cómo clases populares votaron a un partido neoliberal como Ciudadanos. El conocido como ‘cinturón rojo’ de Barcelona que en las pasadas generales pasó a ser ‘cinturón morado’ porque votó a En Comú Podem, en esta ocasión pasó a ser el ‘cinturón naranja’. ¿Qué errores han tenido las izquierdas para que esa gente haya optado por una formación de derechas? ¿Es una cuestión sólo de identidad?

— No creo que esa población no se sienta catalana. Se sentirá catalana, española y muchas cosas más, porque en Catalunya llevamos toda la gente muchas maletas de nuestro pasado, Catalunya es mestiza. Creo que ese resultado electoral se debe a una polarización enorme en base a dos cuestiones: la declaración de independencia del 27 de octubre que fue unilateral, no sólo respecto al Estado, sino también respecto a una gran parte de la población catalana que se sintió expulsada de sus instituciones y, por otro lado, la represión del Estado que hizo que una gran parte del voto se concentró en un sentido reactivo. De esa situación, el resultado, gana Ciudadanos, por un lado, y JxCat, por otro.

Por ello, nuestra idea de reconstruir una Catalunya donde nadie se pueda sentir excluido. Nuestra apuesta en aquellas elecciones ya fue esa, pero en esa enorme polarización tuvimos dificultades. Por ello es importante Podem, tenemos que construir nuestras propuestas políticas de forma muy abierta a la sociedad para que nuestras soluciones sean las de toda la sociedad catalana.

— ¿Por qué es Ciudadanos quien se lleva el gato al agua de esta situación tan polarizada en estos sectores populares?

— Hay factores muy diversos. Ciudadanos dejó en los huesos el voto del PP en Catalunya, hubo una concentración de un tipo de voto. Por otro lado, hay un tipo de voto de las clases populares que no les votan por su programa económico, es un voto impugnatorio al procés. Ciudadanos es el reverso del procés. Eso se ve en el Parlament. Ahora no estamos en un momento en el que se hable de independencia, se habla de la judicialización, y Ciudadanos sigue hablando de independencia, en ocasiones es el único grupo parlamentario que habla de eso. Creo que cuando se les termine este discurso, tendrán muchos problemas. El PSC ya no les apoya en muchas votaciones, incluso el PP tampoco. Es un partido que vive tanto del bloqueo que no ha sido capaz de hacer algo básico: después de tres meses sin gobierno en Catalunya, Arrimadas ha sido incapaz de proponerse como candidata a presidenta, de desarrollar su proyecto político. Es un partido que vive del bloqueo y no del desbloqueo, hasta tal punto que Ciudadanos se está convirtiendo en una estafa hacia sus propios votantes. El voto hacia Ciudadanos fue un voto del llamado útil, pero se está convirtiendo en un voto inútil por la incapacidad de sus representantes.

— El jueves se conocía que Puigdemont salía en libertad bajo fianza en Alemania y que no será extraditado por el delito de rebelión. ¿Qué valoración hace de esta situación?

— En primer lugar, creo que es una bomba de relojería para la estrategia judicial del Tribunal Supremo y para los partidos que han participado en dicha judicialización: el PP, Ciudadanos y el PSOE, que tampoco ha sabido salir de ese marco. Se da la situación de que un tribunal alemán no ve casos de violencia para poder acusar a Puigdemont y le deja en libertad bajo fianza, cuando es el que más riesgo de fuga podría tener. En cambio, en España, mantenemos a líderes sociales y políticos en prisión preventiva y acusados de rebelión. Eso es insostenible, el Supremo debería volver atrás en su camino y situar esto en un lugar mínimamente racional. Esto supondría aceptar que no ha habido violencia en Catalunya y que, por lo tanto, no puede haber acusación de rebelión, así como que no se puede meter en prisión preventiva con las acusaciones que se están haciendo.

En segundo lugar, esto sería una oportunidad para una desescalada si no tuviéramos políticos en el Gobierno de España ni a políticos como los de Ciudadanos que son incapaces de hacer aquello por lo que son elegidos: hacer política y no llevarlo todo a los jueces. Tengo dudas de que esto pase, están tan atrapados en sus propias incapacidades reales que creo que esto difícilmente va a pasar.

La tercera reflexión es que hace falta una concentración de fuerzas para echar al PP, que es la parte del bloqueo más importante. Esa idea del independentismo de que se podría desconectar del PP ha resultado irreal y catastrófica. No sólo para Catalunya, también para el resto de España. En estos momentos el PP no tiene propuesta política. Ciudadanos, que crece a expensas de esa incapacidad del PP, puede presentar menos contradicciones, pero porque no gobierna, porque es exactamente la misma línea que no nos lleva a ningún sitio.

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Xavier Domènech. / Catalunya En Comú Podem

— Hay una parte del independentismo que lleva pidiendo la investidura de Puigdemont durante todo este tiempo. ¿Cambia su puesta en libertad algo en este aspecto?

— Creo que no. Lo veremos con la investidura de Jordi Sánchez. Hay una mayoría parlamentaria formada por JxCat, ERC y CUP que se autoproclamaron mayoría y con voluntad de gobernar juntos. Deberían hacer efectiva esa mayoría y recuperar las instituciones de Catalunya intervenidas por el PP con el 155 desde hace tanto tiempo. Esa es su responsabilidad. Nosotros hemos dicho que no nos sumamos a esa mayoría pero que, si no son capaces de formar un Govern, apostamos por un Govern de independientes. No técnico, de personalidades que representen diversas sensibilidades en el campo del progresismo y de la democracia en Catalunya.

Un gobierno que nos permitiera salir de los bloques, transversal, con un programa de mínimos que sea claro: recuperar las instituciones, trabajar para desjudicializar la política, hacer un plan de choque social contra las desigualdades y poner las bases para construir una propuesta política que sume a la mayoría de la población de Catalunya para decidir qué estatus político tiene que tener Catalunya. Creo que ese programa es más claro que el que proponen ellos, pero estas fuerzas políticas tienen la mayoría, que la asuman. Hemos pasado un momento en el cual el debate político iba sobre independencia sí o no. Ahora se está hablando de democracia, sería un gobierno de democracia.

— Ese gobierno de independientes, ¿debería contar con los apoyos del PSC?

— Creo que debería apelar a todo el mundo, al catalanismo progresista. Es necesario un gobierno de independientes porque llevamos una enorme mochila todos los partidos, entre partidos independentistas también. Hay una parte del motivo por el cual no se ha conformado un Govern que es, además del relato oficial, que tiene razón en esto, hay una intervención judicial constante, pero hay más motivos. Uno de ellos es que el bloque independentista no sabe cómo tirar adelante, qué explican y cuál es el relato a posteriori después de todo lo que estamos viviendo estos meses. Hay otra que tiene que ver con las mochilas de los partidos, con las facturas que se tienen que pagar. JxCat parece que ahora tiene una postura más radical frente a una ERC más responsable, pero ERC apretó aquel 27 de octubre para que se proclamara la independencia. Otra mochila sería la del PSC, apoyó el 155 de una forma que nosotros creemos anticonstitucional. Los partidos deben dar un paso atrás para que Catalunya dé varios pasos hacia adelante.

— Para mirar al futuro, ¿el PSC debería mirar al pasado y enmendar el haber apoyado el 155?

— El PSC vive una situación muy contradictoria que tiene que ver con posiciones políticas que tomaron en su momento. Un día puede aparecer un responsable del PSC diciendo que levantar una barrera de un peaje es un delito que puede ser rebelión, el día anterior el PSC pedía reconciliación... Iceta sale pidiendo gobierno de concentración y al día siguiente Sánchez aparece cortando de raíz esto. Iceta y yo hicimos un discurso que se parecía mucho el otro día en el Parlament, hay que mirar al futuro y no al pasado. Creo que es el camino que el socialismo catalán quiere, pero eso implica movimientos, salir del bloque del 155. Ese bloque es cada vez menos bloque, ya que no hay proyecto más allá del proyecto judicial, no hay proyecto político.

— Los CDR dicen que pueden ser un germen para un futuro proceso constituyente. ¿Cómo valora la movilización de estos comités?

— Que en estos momentos haya protestas en Catalunya me parece natural, si no las hubiera sería sorprendente porque me parece que estamos viviendo un momento de excepcionalidad enorme. Nosotros apostamos por movilizaciones que sean lo más amplias y transversales posibles e incluyan a las más grandes mayorías posibles, creemos que es la única salida. De ahí hablábamos de una gran alianza que incluyera a los sindicatos, Òmnium Cultural, las asociaciones vecinales, de padres y madres… De ahí surge este Espacio por la Democracia y la Convivencia. El próximo día 15 han convocado una manifestación y allí estaremos.

— Hablábamos del PSC. Pero, el PSOE está llevando una actitud muy beligerante con el conflicto catalán. ¿Cómo puede afectar esto para crear futuras mayorías en el Estado?

— La victoria de Pedro Sánchez en las primarias fue con varias promesas: acercarse a Podemos, echar al PP y el reconocimiento de la plurinacionalidad. Todo eso ha quedado amortiguado porque no se ha hecho una moción de censura, habiendo mayorías para hacerla; el discurso de la plurinacionalidad no se concreta; el PSOE tiene un horizonte en el que no piensa ganar al PP sino en seguir siendo el segundo partido en España, su competidor somos Podemos. Ese es el problema del PSOE, el nuestro es echar al PP y ahí tendrá que estar el PSOE. No creo que el PSOE sea un factor que ahora esté trabajando para quitarnos al PP de nuestras vidas, pero sí que tendrá que ser un factor que tendrá que estar en la solución en el futuro.

— Hemos visto una reacción en el resto del Estado ante el conflicto catalán en la que se ha aumentado el nacionalismo español. ¿Qué papel han jugado las izquierdas catalanas? ¿Han sido demasiado tibias a la hora de posicionarse sobre este tema?

— Creo que Podemos y las confluencias hemos hecho un esfuerzo enorme. Muchas veces se achaca nuestro nacimiento a estrategias de laboratorio. Creo que hemos demostrado mucha más convicción y principios que partidos con más de 100 años de historia. Nuestra apuesta es difícil en momentos de mucha tensión por temas identitarios que han permitido tratar grandes problemas democráticos, el PP está podrido de corrupción y han usado lo de Catalunya para taparla, pero es la única apuesta de futuro para la construcción de un futuro plural y de convivencia.

— La decisión de la no extradición de Puigdemont por rebelión es un varapalo para el poder judicial, la presidenta de la Comunidad de Madrid acorralada por el caso del máster... ¿Volvemos a ver un régimen débil, cuando parecía estar muy reforzado?

— Estamos viviendo una situación muy contradictoria. Estamos viviendo una crisis de legitimidad política, una crisis de régimen. Hay momentos en los que se abre una ventana de oportunidad y de esperanza inmensa y momentos de negras tormentas. Vemos cómo a raperos se les mete en prisión, se prohíben exponer obras de arte y leer determinados libros y al mismo tiempo vemos movilizaciones inmensas como el 8-M que nos señalan hacia dónde debe ir el futuro. Es el signo de la época, es una crisis. En época de crisis gana quien consigue reconstruir el futuro, nos jugamos un futuro donde las mujeres estén en el centro, donde podamos hablar de plurinacionalidad fraterna, donde hablemos de derechos y no de recortes… O un futuro de aquellos que quedan atrapados en el status quo deteriorado y por tanto más reactivo y agresivo. Por eso, es una época contradictoria, es el signo de nuestras épocas y nos tiene que llevar a luchar para que ese futuro imposible sea posible.

— En esta crisis de régimen de la que habla, ¿en qué situación queda la Monarquía? El rey hizo un discurso tomando partido en el tema catalán y dejando de ser árbitro...

— Felipe VI llega a rey como expresión de la crisis de régimen. El reinado de Juan Carlos I estaba sufriendo una crisis de legitimidad enorme. También el sistema político, de ahí surge Podemos. Se hace posteriormente, el cambio de reinado, a las elecciones europeas en las que irrumpe Podemos. Hay un cambio que ponía sobre las cuerdas al propio sistema y la Monarquía es la figura más emblemática del sistema, es el Jefe del Estado. Creo que Felipe VI tuvo la oportunidad de hacer algo que hizo su padre. Su padre tenía un problema de legitimidad enorme, porque venía del Franquismo, la subsanó con el 23F, con garantías de democracia. El gran reto de Felipe VI era la crisis social y la crisis territorial y en los dos campos ha fracasado. Es un rey que en sus discursos ha hablado por el PP, por una parte del Estado que necesita cambiar. Una institución que pretende representar al conjunto de la población ha hecho ver que es la parte y no el todo. Creo que el futuro, no sé si ahora o más tarde, será republicano.

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