Por qué votamos a diputados que ni siquiera conocemos

  • "Los votantes no recurren mucho a sus diputados, no les hacen muchas visitas y no les utilizan en términos de representación", explica uno de los expertos consultados  
  • El sistema proporcional, la dinámica interna de los partidos o la actividad de los medios de comunicación favorecen que la información política se centre en el líder
 

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Aunque deposites la papeleta con el logo de algún partido el próximo 10 de noviembre, es probable que que no estés votando a su líder. Al menos, no directamente. En realidad, cuando introduces el sobre en la urna escoges una lista de nombres de los que quizá no conozcas la mitad. Ellos son los que darán su sí en el Congreso de los Diputados al futuro presidente del Gobierno, ¿pero cómo es posible que los españoles no conozcan a los representantes de su circunscripción y, sin embargo, los voten?

"Los votantes no recurren mucho a sus diputados, no les escriben mucho, no les hacen muchas visitas y no les utilizan en términos de representación", explica Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia, sobre las distancias entre representantes y representados, no solo en términos "de conocimiento", sino también de "vínculos operativos". Las redes sociales, los mails y otros canales de comunicación online han hecho posible que cualquiera se pueda dirigir a sus señorías. Sin embargo, la forma más eficaz de hacer llegar las demandas ciudadanas a los políticos siguen siendo las organizaciones sociales.

El sistema español es proporcional y está dividido por circunscripciones, que tienen asignado un número de diputados concreto.  Los madrileños, por ejemplo, eligen a 37 diputados de los 350 del Congreso, Albacete cuatro, Sevilla 12 o Barcelona 32. Por tanto, el primer elemento a tener en cuenta es el propio diseño del sistema, distinto a otros que priorizan las mayorías: "El sistema electoral no favorece que se conozcan más. Votamos una lista cerrada y bloqueada", asegura Javier Lorenzo Rodríguez, investigador y miembro de la Junta Directiva del Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid. Además, el experto recuerda que el voto en el Congreso suele obedecer, salvo excepciones, al "mandato del partido" y no hay distinción entre representantes de un mismo territorio dentro de una formación.

Durante la campaña electoral, los aspirantes a diputados se recorren su circunscripción en mítines, encuentros y todo tipo de actos, pero durante la legislatura, el propio funcionamiento interno de los partidos también favorece la desvinculación de los territorios. Cuando más asciende un político en el organigrama estatal, más tiempo pasa en Madrid. La profesora de Sociología Política de la Universidad de Zaragoza Cristina Monge apunta en este mismo sentido: "La dinámica política hace que un diputado pase poco tiempo trabajando en su provincia", explica en referencia a su trabajo en las Cortes, la sede de los partidos o los propios actos políticos. El profesor de la Universidad de Valencia señala un tercer factor, la elevada renovación: "Son muy raros los diputados que estén más de dos legislaturas. Son dirigentes políticos, gente con mucha experiencia, pero cuya fuerza política no se basa tanto en tener un vínculo directo, constante y activo con su base electoral, sino por su actividad dentro del parlamento o el partido".

Los medios generalistas, que tienen concentrada su actividad informativa en Madrid, también ven mermada su capacidad de mediación más allá de las grandes ciudades, tal y como explica Monge: "La atención mediática de la política nacional está centrada en los líderes del partido", cuyos despachos están en Génova o Ferraz . Por tanto, los electores suelen conocer a los secretarios generales, los portavoces y las caras de las tertulias de televisión: "En muchas ocasiones cuando tú preguntas a quién vas a votar, la respuesta es el nombre del líder. Esto tiene que ver también con la democracia de audiencias", apunta la experta.

La dinámica de las formaciones y el foco de los medios de comunicación hace que, pese a que la España rural esté numéricamente representada, el valor político de sus representantes empequeñezca: "Hay una dinámica centralizadora", remata Rodríguez Teruel. El reparto de poder se compensa con las cámaras de las comunidades autónomas.

Los intereses territoriales dentro de los partidos

España tiene una realidad compleja y plural que los representantes políticos deben reflejar, pero Monge apunta a que cuando hay tensiones entre territorios dentro de un mismo partido, al final "la que decide es Madrid", donde suelen estar instaladas sus direcciones. La entrevista telefónica se produce solo unas horas después de que el PSOE haya tenido que rectificar el borrador de su programa para reincluir su apuesta por el federalismo, a petición del PSC.

Dentro de las formaciones, estas tensiones se resuelven con procesos de negociación interna. A veces, como apunta la experta, "algunos partidos renuncian a unos territorios para sacar mejor resultado en otros". Un buen ejemplo podría ser la estrategia del PP en Catalunya, una comunidad autónoma en la que solo sacó un escaño en 2019.

Otro ejemplo claro de este conflicto de intereses fue, por ejemplo, el proyecto de trasvase del Ebro, que despertaba incomodidad en el PP aragonés, a diferencia de sus colegas valencianos. Además, la experta pone el acento en el reparto de recursos en épocas de crisis económica, como la larga década de la que ahora sale España: "En momentos de crisis es importante donde van a parar los recursos. Si inviertes en un territorio, no inviertes en otro".

Los partidos nacionalistas tienen un papel muy claro en el Congreso con respecto a la defensa de los intereses de sus regiones, como bien ha demostrado el PNV en sus negociaciones. En las elecciones de abril, se sumó el Partido Regionalista Cántabro al Congreso con un escaño, mientras que en noviembre será la CUP catalana la que se presente por primera vez a las elecciones.

Sin embargo, Rodríguez Teruel avisa sobre el peligro de fagocitación de la política madrileña: "Lo que no pasa en Madrid, apenas existe". Esto provoca que los partidos se puedan guiar por "dinámicas no representativas de lo que pasa en España". Pero, ¿qué ocurre cuando un tema logra cambiar el eje que pasa por la capital?: "En la política catalana, Barcelona es el universo".

1 Comment
  1. Alvaro DEL RIO DISDIER says

    Creo que es uno de los diseños peores de la actual Constitución. Las listas cerradas sirven para impedir la acción política. Después de tantos años y con las experiencias vividas, prefiero elecciones personalizadas (votar personas y no listas de partidos) y parlamento con personas votadas en cada circunscripción que se presentan por partidos con representación en 2/3 del territorio al menos. Y un senado territorial con partidos que se presentan al menos por una Comunidad Autónoma.
    Pero los primeros que no quieren hablar de ésto son los partidos y sus aparatos que controlan cómo se ejerce su acción política (a favor y en contra). Por ahora su fuerza se debe en gran medida a la falta de sentido crítico y exigencia de valores por el electorado a los candidatos. Lo que no deja de ser un reflejo de la concepción de la política como práctica corrupta por el franquismo que era continuidad de los sistemas con clientelismo y caciquismo propios de España al menos desde mediados del siglo XIX (ver Paul Preston: el pueblo traicionado).
    Sacudirse esa triste rémora de encima es difícil. Y el PP nunca ha hecho nada para enfrentarse a la corrupción, más bien la ha practicado y consentido. Ha corrompido todo el sistema en un grave delito de lesa democracia.
    Claro, que desde el comisionista mayor del reino, no se han visto apenas comportamientos dignos y decentes. España permanece enfangada en ese lodo tentacular que alimentan empresas caciques y caciques empresarios.

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